Mi Imperio

Capitulo 4

Mientras reflexionaba en mi estudio, una pregunta persistente bullía en mi mente: ¿Cómo era posible que en este mundo medieval no hubieran descubierto cosas básicas que en mi mundo eran conocimiento común?

La era medieval en la que me encontraba tenía sus propias maravillas y avances, pero había notado lagunas en el conocimiento que consideraba fundamentales. ¿Por qué no habían desarrollado ciertas tecnologías o descubierto principios básicos de la ingeniería que en mi mundo eran conocidos desde hace siglos?

Me sumí en la especulación, considerando las posibles razones. ¿Era la falta de recursos, la limitación de conocimientos heredados o simplemente la ausencia de la curiosidad necesaria para explorar nuevas ideas? Cada teoría planteaba más preguntas que respuestas.

—Puede que la sociedad se haya centrado más en la tradición y la supervivencia que en la exploración del conocimiento— murmuré para mí mismo. Recordé cómo la vida en el Reino de Pendragon estaba marcada por las costumbres arraigadas y la constante lucha por sobrevivir en tiempos difíciles.

La dualidad de mis experiencias, provenientes de un mundo más avanzado tecnológicamente, chocaba con la realidad de este mundo medieval. Aunque la magia y la espada eran comunes, ciertos principios que consideraba fundamentales aquí parecían elusivos.

Me pregunté si mi presencia en este mundo tenía un propósito más allá de simplemente adaptarme a las circunstancias. ¿Era mi conocimiento una herramienta para impulsar el progreso en este reino, llenando los vacíos en su comprensión y llevándolos hacia nuevas posibilidades?

Con más preguntas que respuestas, decidí abrazar la oportunidad de compartir mi conocimiento y contribuir al desarrollo de Pendragon. Quizás mi experiencia y perspectiva podrían marcar la diferencia y abrir nuevas puertas en este mundo medieval que, hasta ahora, permanecían cerradas.

Mientras continuaba explorando las posibilidades de introducir innovaciones en el Reino de Pendragon, una idea surgió en mi mente: ¿sería una buena idea reemplazar el papiro con papel? La pregunta resonaba en mi conciencia mientras consideraba las implicaciones de introducir este cambio en la forma en que registraban la información en el reino.

Pensé en la practicidad y la versatilidad del papel. En mi mundo, el papel era una invención simple pero revolucionaria que había transformado la forma en que almacenábamos y compartíamos información. Era más duradero que el papiro y permitía la escritura de manera más eficiente.

Sin embargo, también era consciente de la resistencia al cambio y la fuerte conexión que la gente de Pendragon tenía con las tradiciones. El papiro tenía una larga historia en su cultura, y cualquier intento de reemplazarlo podría encontrar resistencia.

Me pregunté si la introducción del papel podría facilitar la producción de documentos, libros y registros, mejorando la eficiencia y la accesibilidad del conocimiento en el reino. Pero al mismo tiempo, ¿Cómo se recibiría esta idea en una sociedad que valoraba profundamente sus tradiciones?

La dualidad de mi experiencia previa y la realidad actual se manifestaba en esta decisión. ¿Debería avanzar con la idea del papel, arriesgándome a enfrentar resistencia y desconfianza, o debería respetar las costumbres arraigadas y buscar otras formas de contribuir al progreso del reino?

Con estas preguntas en mente, decidí sopesar cuidadosamente las ventajas y desventajas, considerando cómo podría presentar esta idea de manera que fuera bien recibida. La decisión de introducir cambios en las prácticas culturales debía ser tomada con precaución y respeto hacia las tradiciones de Pendragon.

Con la decisión firme en mi corazón, me senté frente a mi escritorio con pluma y pergamino en mano, listo para arriesgarme con la idea de introducir el papel en el Reino de Pendragon. La necesidad de mejorar la eficiencia en la transmisión del conocimiento y la información se había vuelto evidente, y estaba decidido a explorar esta nueva posibilidad.