Capítulo 60

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En el presente, Misaki, Distrito A, 6:00 AM.

La familia Sakaguchi salió del departamento a paso rápido, Midory y Yoko seguían somnolientas mientras sus padres las agarraban de las manos para no perderlas.

Durante el camino la gente de Misaki estaba conmocionada por las noticias de ese día.

—Lluvia de meteoritos cae en los límites del distrito B ¡Imposible! —exclamó una señora.

—Pero los cráteres de las fotos son reales, date una vuelta por el lugar y lo verás ¿Qué pudo haberlos causado si no fueron meteoritos? —regaño su esposo.

—Misaki y la República China firman un acuerdo para acabar con la criminalidad en la ciudad, finalmente el gobernador nos escuchó—comentó un anciano riendo.

—¿Estoy soñando? Llevamos años con esos criminales atacando y pensábamos que nunca se desharían de ellos, ahora despierto y no solo hay una noticia de eso, sino que incluso hay pruebas—dijo su amigo incrédulo, miró a lo lejos a dos policías cargando con dos armas de fuego de gran calibre, se pellizcó uno de los brazos hasta sentir dolor.

—El Alcalde Sakaguchi es el mejor, siempre confié en él—murmuró una mujer a su amiga, había despertado asustada de ser asaltada antes de ir a desayunar, pero por primera vez en años llegó sana y salva a su cafetería favorita, ahora que leía el periódico entendía el porqué.

—No lo sé, tardó mucho para remediar el problema—dijo su amiga frunciendo el ceño.

—Vez solo lo malo ¡Alégrate! ¡Finalmente podemos salir en las noches de fiesta! —ante la felicidad de su compañera, la otra mujer sonrió, estaba de acuerdo.

Misaki había sido liberada de los criminales, era un buen día para celebrarlo.

Hace dos años, Misaki, Distrito A, Alcaldía.

Sheng llego a la oficina de su jefe apenas regresó de su viaje, las personas que lo veían se asustaron por la sangre en sus ropas y las cicatrices.

Al abrir la puerta se encontró con Manhattan y el alcalde conversando, dejaron de hablar al verlo.

—¿Qué te ocurrió? ¿Por qué llegas así? —indagó el adulto mayor.

—Los asesiné, para tener el poder de enfrentar al enemigo, tuve que hacerlo—comentó Sheng con una sonrisa pérfida, Alicia frunció el ceño.

—¿De qué estás hablando? ¿A quiénes mataste? ¿A la sede de la mafia en el distrito D? —interrogó la mujer, una mirada penetrante la hizo retroceder.

Un mal presentimiento cruzó la mente del señor Sakaguchi, por el estado de su subordinado había luchado, pero si no había sido con el enemigo ¿Con quién? La respuesta le daba miedo.

—¿Qué hiciste?—Preguntó el gobernador con voz grave, sus ojos se estrecharon mientras cruzaba los dedos.

—Mate a los rebeldes—ante la sentencia, Alicia y Sakaguchi se paralizaron, analizaron las palabras del hombre antes de tensar sus cuerpos.

—¿Por qué?—Dudo el mayor, su mirada se tornó gélida mientras metía una de sus manos en el interior de su abrigo.

La sonrisa del Ejecutor le hizo detenerse.

—Imponían sus ideales sin tener la fuerza para defenderlos o ponerlos en práctica, tuve que deshacerme de ellos para obtener un poder con el que podemos ganar—contestó mostrando en su mano una distorsión esférica, la luz y el aire se retorcían al pasar por ella.

Comprendiendo lo que el Ejecutor tenía en sus manos, el jefe hizo una señal a su otra subordinada.

—Retirate Manhattan—la aludida asintió tragando saliva, cerró la puerta detrás de sí y se quedó afuera de la habitación escuchando la conversación.

Midory Y Las Reliquias Sagradas - #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora