Capítulo 50

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En el interior de una barrera, Misaki.

—¿Qué haces aquí espectro?— Preguntó el señor Yumida.

—He venido a culminar mi trato con Fomu.

—Ya no es necesario—Respondió el mayor, el rostro de la criatura se contrajo en una mueca.

—Seré clara, siempre cumplo mis pactos, que no los necesites después es indiferente.—habló el ser caminando hacia ellos.

Padre e hijo se miraron con duda.

—Veo que no confían en mi palabra, pero les aseguro que nadie morirá por eso, después de todo ¿Quién haría tratos conmigo si no garantizo su seguridad antes de cumplirlos?—se jactó el ser.

—¿Cuál es el truco?—cuestiono Fomu.

—No hay truco, solo un recordatorio, todo acción conlleva un precio, quitarte la marca te hará libre, pero la fuerza que antes tenías, tus habilidades, desaparecerán—explicó la criatura con una sonrisa.

Fomu entrecerró la mirada en hostilidad, el Espectro extendió sus brazos a los lados levantando sus hombros.

—Culpa mía no es, así funciona la marca del Ejecutor, se alimenta de tu energía para existir, ninguna técnica puede eliminar sus efectos, eso deberías saberlo Fujima—dijo la criatura señalándole con el dedo, llamas ardieron en el cabello de la mujer.

—Acepto—contesto el mayor, su hijo le miró sorprendido, su padre levanto la mano para evitar que hablará.

—Me alegra que cooperen, síganme—dijo el Espectro deshaciendo la barrera, la oscuridad empezó a ser tragada por una luz distante, mientras todo cambiaba la expresión de Fomu se contrajo en una mueca.

Su padre le miró antes de caminar hacia la salida de la casa, las luces se habían apagado dejándolos a merced de la noche.

—Vamos, esta afuera — contestó el mayor abriendo la puerta, la silueta de un niño cubierto de oscuridad se manifestó, en un costado de su pantalón una cadena brillaba en tonos plateados.

— Portador de la Reliquia de la Oscuridad—murmuró el señor Fujima, tristeza se manifestó en su semblante.

Misaki, Distrito A, Zona departamental.

Eros maldijo el dolor en sus heridas mientras Midory se acercaba, sin saber que hacer se arrodilló observando la sangre manchar el suelo cada vez que el adulto respiraba.

—¡Maestro! ¡¿Qué debo hacer?! ¡¿Hay un doctor cerca que pueda atenderle?! ¡Por favor espere aquí! ¡Iré por ayuda!—balbuceó la menor mirando a su alrededor, lo único visible era montones de arena, el terror cubrió su rostro.

—Tranquila, saldré de esto, no necesitas buscar ayuda—se jactó el hombre entrecerrando la mirada, apretó sus dientes al sentir punzadas en la piel.

—¡No puede decirme eso! ¡Menos cuando fue por mí que luchó al punto de abrir sus heridas! ¡Lo lamento tanto!— se disculpó la menor, el pelirrojo sonrió negando con la cabeza, una perturbación invadió los alrededores, la silueta de una mujer se iba formando.

—Culpa tuya no es Midory, si he luchado es porque me importas, así como tú te preocupas por mí yo lo hago por ti—contestó el adulto, la menor agachó la cabeza.

—Debería abstenerse maestro, mire lo que ha ocurrido, por estar confundida mi reliquia me abandono, la debilidad que llevo conmigo perjudica a quienes me rodean, odio sentirme así, no saber por qué luchar, tener miedo y gritar por su ayuda, que sin importar lo que haga jamás estaré bien, trato de cambiar, de romper este hábito, pero me es imposible, siempre estaré confundida—habló la menor derramando lágrimas, cubrió su rostro con las manos.

Midory Y Las Reliquias Sagradas - #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora