Capítulo 1

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Edificio de Misiones. Lado Oeste de la Escuela de Elites. Organización de Guardianes y Maestros.

El edificio de misiones era una gran estructura de piedra y metal de dos pisos en un área poblada.

Contenía puertas de vidrio y ventanas hacia el patio, donde estatuas y fuentes adornaban un jardín de árboles frutales.

Además, sus pasillos de loza adornados por colores verdes con azules brillantes daba una sensación mágica durante el día.

Las personas caminaban ocupados por sus alrededores, cada uno recogiendo o entregando papeles.

Algunos se detenían para observar sus alrededores confundidos buscando algo, y otros miraban de reojo a dos mujeres sentadas cerca de una puerta.

Oficina del Jefe de Misiones de la Organización.

Una joven de cabello negro con mechones teñidos de azul esperaba sentada.

Ella, impaciente, observó su alrededor.

Su nombre era Sarah, sus ojos agudos, piel pálida con un cuerpo construido, la definían como una joven inteligente y despiadada. Su figura era envidiable a niveles estéticos.

En lo profundo de su ser odiaba las miradas intensas que le mandaban algunos hombres.

Desagradable para su gusto.

La joven carecía de virtudes como saber esperar y actuar correctamente, pero dominaba muchos métodos de lucha excelentes para sobrevivir. Eso la posicionaba como una magnífica guerrera en la organización.

La organización era una entidad encargada de luchar contra grupos terroristas y la corrupción del país.

Sus intereses con los gobiernos eran nulos, pero eran buenos consiguiendo lo que querían.

En esos momentos se encontraban en una pequeña crisis.

Muchos guardianes y maestros habían desertado o desaparecido producto de la inestabilidad política mundial.

La mayoría de la gente en la organización hablaban de una posible guerra entre países.

Esto obligaba a cerrarse a cualquier acción que pusiera en peligro sus intereses.

Uno de esos intereses era proteger a las reliquias y sus portadores.

Ellos eran entidades poderosas de temer, aunque no leales a sus ambiciones.

Era difícil obtener una reliquia, y aún peor, controlar a su portador.

En estos momentos la chica dejó de pensar en sus recuerdos suspirando.

Observó su alrededor y, pasados unos minutos, sus ojos se estrecharon.

—Juro que mataré a ese viejo si me hace esperar un minuto más.

La voz delicada con ese tono airoso invadió la habitación.

Las mujeres afuera de la habitación se levantaron y dieron una reverencia.

Ruidos de pasos se escucharon al otro lado de la puerta.

"Finalmente", pensó la joven con una sonrisa neutra.

La puerta se abrió dejando pasar a un anciano con un bastón.

El hombre vestía un traje de negocios negro con una camisa blanca, teniendo una corbata de acompañante.

Caminaba con lentitud leyendo unos documentos.

La forma de actuar del hombre era tan común para la joven que no pudo evitar sonreír.

Midory Y Las Reliquias Sagradas - #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora