Sinopsis:
Si estuvieras buscando un camino y encontraras a alguien tan perdido como tú, ¿sería una buena o una mala influencia? ¿Te ayudaría a encontrar ese camino, o te haría sentir más perdido?
Cuando Javier y Cristal se conocen al empezar sus est...
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De seguro en algún momento de sus vidas han conocido a personas que les prometen solucionar sus problemas de una forma sencilla y fácil, ¿verdad? Personas que prometen superar las peores situaciones con tan solo hacer unas pocas cosas que no deberían consumirles mucho tiempo ni energías. Tomen como ejemplo algunos comerciales de tele-shopping, jaja. Gente que te ofrece una solución rápida, y que, admitámoslo, suena ciertamente muy tentadora. Pero con el tiempo llegas a darte cuenta de que las soluciones rápidas, especialmente en temas de salud mental, no existen. Y si han estado prestando atención a toda esta historia hasta ahora, sabrán que el camino puede ser largo y complicado, incluso doloroso, pero que cada paso cuenta. Cada obstáculo que se nos presenta, es parte de nuestro crecimiento, y el camino nos prepara para llegar a la meta que nos proponemos. Y aún así, puede ser que al lograr todas las metas que una vez quisimos, ya estemos empezando a planear otras nuevas, nuevos objetivos, y tal vez esa búsqueda sea una parte muy importante de vivir. Aprender, disfrutar, conocernos, tener experiencias que nos van convirtiendo en lo que somos y queremos ser. Creo que es muy acertado decirles que, como debieron escuchar alguna vez, disfrutar el recorrido puede ser, muchas veces, más importante que llegar al final. El camino y cómo lo recorremos, es algo muy especial y diferente para cada uno. Y si llegamos a compartir nuestras experiencias con otros "caminantes", creo que también estamos compartiendo una parte muy importante de nuestras vidas.
¡Volvamos a la historia! ¿Recuerdan la clase de la Lic. Salas sobre la interpretación de los sueños? Durante la mañana de aquel día, Patty estaba recorriendo la Universidad en uno de los descansos que tenían los alumnos de primer año de psicología, buscando a Zoe, Jukas, Cris y Javi. Al encontrarlos, respiró con alivio y les dijo:
—¡Hola chicos! Qué bueno que los encuentro, les quería pedir un favor bien grande.
—¡Claro! —decía Zoe—. ¿Qué pasó, Patty?
—¿Será que por hoy podemos tener las horas de terapia más temprano? Tengo cita con el médico y me dijo que podía atenderme hoy en la tarde, y como es medio difícil conseguir cita, me va a costar postergarla.
Los cuatro se miraron y asintieron.
—¡No hay problema, Patty! —le respondía Zoe—. ¿Qué ha pasado? ¿Te pusiste mal?
—¿Qué, por el médico? —decía Patty—. Nooo, tranquilos, es un chequeo de un tratamiento que estoy tomando, sólo para ver si está yendo bien.
—Ahh, ya me acuerdo, ¿de tu estómago, Patty? —preguntaba Javi.
—Así es. Con suerte y si todo sale bien, ya no voy a tener que estar llevando pastillas a todos lados.
—¡Qué bueno, Patty! —le decía Zoe—. Entonces, ¿cómo hacemos para que alcances?
