SALLY I

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Me tenía que despedir por fin de los tres adolescentes.

Annabeth, Thalia y Percy.

Estábamos cerca de un castillo que no traía buen augurio. Me habían pedido que los trajera ya que el buen muchacho de Grover había encontrado a dos nuevos semidioses, un niño y una niña.

La adolescente mayor, Thalia, limpia los cristales y examina el panorama.

-¡Uf! Esto promete ser divertido.

Seguí mirando con desconfianza al castillo-escuela de piedra negra rodeado por un oscuro bosque y al lado un océano rugiente.

-¿Seguro que no quieres que os espere?-le pregunto a mi pequeño.

-No, gracias, mamá. No sé cuánto tiempo nos va a llevar esto.Pero no te preocupes por nosotros.

-Claro que me preocupo,Percy. ¿Y cómo pensáis volver?-dije mirando a los lados, esperando casi a que apareciese por arte de magia un vehículo por el cielo.

¿Sería posible aquello?

Vi como Percy se ruborizaba un poco por mis palabras e hice como si no hubiese visto para que no se avergonzase delante de sus amigas, escondiendo mi sonrisa.

-Todo irá bien señora Jackson.-dijo la chica con gorra de la edad de Percy, Annabeth-Nosotras nos encargaremos de mantenerlo a salvo.

Ante esas palabras me calme un poco, pero no del todo, ya que cualquier cosa podría pasar aunque Annabeth fuera una chica sensata (estaba segura de que había ayudado a sobrevivir a Percy en más de una ocasión en sus travesías) y hallara la manera de cuidar a todos.

-Muy bien queridos. ¿Tenéis todo lo que necesitáis?

-Sí señora Jackson.-responde Thalia- Y gracias por el viaje.

Sentí el aire frío que provocaba la nieve.

-¿Jerséis suficientes? ¿Mi número de móvil?

-Mamá...

Sabía que me estaba pasando, pero tenía que cerciorarme que tuviesen todo.

-¿Néctar y ambrosía, Percy? ¿Un dracma de oro por si tenéis que contactar con el campamento?

-¡Mamá, por favor! Todo va a ir bien. Vamos chicas

Le miré con aprensión y entonces todos se bajaron del coche mientras se despedían.

Los vi alejarse hacia el castillo que ciertamente parecía maldito.

Inspire y exhale profundamente.

No tenía más remedio que esperar a que el plan saliese según estaba planeado.




Pensé en el viaje que habíamos tenido y la cara de Percy cada vez que contaba una historia embarazosa de él de pequeño mientras ahora conducía hacía casa.

Solté una risita.

Esperaba que la misión hubiese tenido éxito.

Cuando llegué a casa ya era bastante tarde, por lo que me puse el pijama, hice unas palomitas de color azul (tenía la costumbre pillada por Percy) y duré sólo hasta la mitad de la película despierta.

Al día siguiente, en la mañana, finalmente pensé en estudiar en la biblioteca en vez de en casa.

En principio había quedado con un amigo del seminario con el que había quedado en casa, pero para mi decepción no había podido venir.

Of Bats and SnakesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora