HERMES VIII

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Abandono la sala de tronos una vez que la una vez mortal mujer termina su historia y la mayoría del consejo vota por su apoyo a ella. Bien por el interés que les ha causado su actitud o por las amenazantes miradas que comparten Hera y Afrodita con nosotros.

Si ellas han hecho equipo, Apolo y Alianovna ya se pueden ir preparando para unos años de lo más lindos.

Pobrecitos.

No tardo mucho en unirme a la diversión de la fiesta en el Olimpo, con canciones modernas sonando a través de las musas para mí y pasando de varios intercambios de pareja rápidamente sin pausa para causar caos.

Necesitaba algo de distracción si no quería caer en la miseria, con ahora nada que me impidiese pensar en la guerra que Luke estaba comandando.

Había sobrevivido a la caída desde el acantilado.

Se corrió ya la voz gracias a Poseidon, de que se había enterado por unos espíritus del mar espías que habían visto a la Princesa Elizabeth zarpar por el océano.

Sin embargo, se habían enterado de que no sólo él seguía vivo, sino de que él estaba actualmente desaparecido.

Las ninfas habían escuchado unos monstruos discutir con él, pero él se había marchado furioso tras hacer una llamada.

Me encontraba en la encrucijada de si debería rastrearla por mi cuenta o si en cambio dejarlo estar.

Abandoné el pensamiento cuando vi una cabellera negra que pertenecía al héroe del momento, Percy Jackson.

Con una alegría bastante más ampliada de la que sentía, le felicité por la búsqueda y charlamos durante algunos minutos hasta que vi un Apolo avergonzado mirando hacia los lados, fijándose en mí para pedirme ayuda con los ojos.

Observé también a una Alianovna desconcertada sacudiendo su cabeza y acercándose a su hija y su novio con una sonrisa tortuosa y grande.

Antes de que me despidiera del Jackson correctamente, Apolo empezó a llamarme al teléfono y puse los ojos en blanco cuando Percy no me vio.

Ahora Apolo había ocupado mi lugar hablando con el semidiós.

Sin saber que hacer ahora, decidí escuchar conversaciones para distraerme.

La verdad es que no me apetecía ir a bailar con algún dios o diosa y que después sólo se pasara conmigo cómo si fuera algo que mostrar.

Ahora mismo incluso iría a por Sally hasta su casa para recogerla e invitarla a un baile, llevándola hacia aquí.

De una forma extraña, el destino se puso en mi contra cuando sin querer di con una conversación por mensaje Iris entre Percy Jackson y su madre.

Lo había tenido que seguir por la preocupación de que estuviera planeando algo nefasto (lo dudaba, pero nunca se podía saber), cuándo noté que después de hablar con Annabeth, él habló con ella mirando hacia los lados y fué como un gato perdido buscando algún lugar solitario, llegando hasta un jardín de Demeter que contenía una fuente en el medio.

Estaba transformado en una serpiente, por lo que cuándo exhale de sorpresa cuando vi a una mujer familiar, Percy probablemente había escuchado un silbido algo raro por mi parte.

Lo habría ignorado cómo lo hice con su conversación con su hermano cíclope, si no fuera por la voz familiar que escuché.

Estaba escondido detrás de él para que no me reconociese el mestizo, sintiendo curiosidad por a quién llamaría ahora.

-Sally Jackson-dijo el héroe. - En el Upper East Side de Manhattan.

Esas especificaciones me eran familiares, pero una voz que sabía que pertenecía a Iris se escuchó a través de la niebla formada.

Of Bats and SnakesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora