27

189 8 3
                                    

Llegué a Londres, le marqué de nuevo a Edel que ya había llegado, me contestó que ya iba por mí.

En tiempo récord, llegó por mí.

- ¿Qué te dijo?

- A Mía la mató tu abuelo.

- ¿Qué? - asentí.

- Me culpó y lo maté, fin.

- Tienes pretendientes muy locos, viéndolo así mi hermanos es el más tranquilo.

Me reí. Pero ya no habría más muertos, ya estábamos los que teníamos que estar.

- ¿Y Arthur?

- No sospecha nada, le dije que querías ir a pasear a tiendas de mujer, así que te llevo para allá a qué escojas algo. No podemos decirlo y no te llevaste nada.

- Hay que ir viendo los preparativos para la boda también.

- Claro, ¿estás emocionada?

- Por supuesto, lo he querido durante años.

- Pareciera que estuvieras esperando como desde hace 4 años y no 2 - nos reímos, si tan solo supiera.

- Vamos a comprar aquello.

Llegamos a una plaza y compré la primera lencería que vi de mi talla.

Íbamos de vuelta a casa.

- ¡Llegamos!

- Estás muy feliz amor, ¿al menos estrenaré lo que compraste?

- Por supuesto, sino para quién más - le robé un beso.

- Aria dice que tienen que ver lo de la boda.

- Si, podemos hacerla en el patio es grande, nada más somos nosotros, el vestido es lo de menos, las zapatillas también. Sé peinarme y maquillarme, sabes que no me gusta mucho.

- Así estás perfecta. Aunque ¿al parecer alguien tiene prisa?

- ¿Tú no? - dije emocionada.

- Claro, ya quiero llamarte señora Moreau, mi esposa, porque madre de mis hijos ya eres.

Le robé otro beso.

- Entonces la boda será el fin de semana ¿o cuándo?

- A mi me gusta.

- A mi me gusta lo que a ti te guste amor.

- Entonces ya hay fecha.

- Que nervios, pero bueno, cómo el novio no puede ver el vestido porque es de mala suerte, Edel irás conmigo como mi damo.

- No esperaba menos.

- Y tú buscarás tu traje.


Dos días después

- Este me gusta, está escotado, no es pegado, me puedo mover, no aprieta a los bebés. Me encanta. ¿Qué opinas?

- Te queda muy bien, con que te guste a ti, está bien.

- Gracias, este será.

Nos llevamos el vestido. Zapatillas ya tenía blancas.

Llegamos primero a la casa y lo escondí en el cuarto de Edel.

- Mañana te casas, ¿cómo te sientes? - fuimos por un café a la cocina.

- Muy feliz.

- ¿Ya llegaron? - preguntó Arthur.

- Sí.

Comimos y cenamos juntos.

- Mañana nos casamos amor, no sabes cuánto anhelo la luna de miel. Y ya te encontré ginecóloga.

ARIA [TERMINADA +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora