2. Poco tiempo

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Alessia

En algún lugar de Florida

Principios de agosto

Es una mañana bonita, el sol se asoma, por las ventanas entrando los rayos de sol.

Estoy tomando más clases, las últimas, este es mi último mes. Mes ya no, semanas. Solo estoy contando el día que se llegue.

Hay un apretón en mi pecho que duele, tengo miedo. No se que será de mi dentro de poco. Desde que me enteré que sería subastada y que faltaba poco para la fecha he tenido pesadillas que no me dejan dormir durante la noche. Despierto sudorosa llorando. Las demás chicas ya se han quejado con las cuidadoras de mis llantos y de que no dejo dormirlas.

Una de las cuidadoras me regaño, si no dejaba de hacer ruido por las noches le diría a la Madame Ricci, lo que menos quería es tener una charla con esa mujer.

Anoto algunos apuntes en mi libreta, nos enseñan lo básico y todo eso. Hay una hora donde nos enseñan a comportarnos como es debido, una sumisa. Una muñeca, es lo que más odio del día.

Nos han hecho creer que somos unos simples objetos que no tienen derecho a decidir por si solas, por eso nos subastan y nos compran para tener dueño y servir en lo que se les antoje.

Mis pensamientos recurren si esto que hacen está bien, no conozco el mundo, el exterior solo he visto el pueblo de aquí una vez por ¿mes? y si salimos de aquí somos vigiladas y con restricciones.

Cada día es tormentoso.

Mi historia no es la más bonita, es trágica y lamentable.

A todas las niñas que estamos aquí nos cuentan como llegamos a manos de ellas.

Aquí está la mía. Al parecer la mujer que me dio a luz me tiro en un basurero, una señora me encontró y me trajo aquí. Me salvó de morir asfixiada en una bolsa de plástico. No hay más, no tengo historia, no tengo identidad.

Ni siquiera mi madre me quiso.

La clase acaba, me levanto de mi lugar para ir a la habitación que compartimos más niñas. Al llegar me siento en ella.

No cree ningún lazo aquí, nos repitieron que nunca tengamos más amistad con las otras ya que en su momento cada una se va. Así que me aferre a la idea de no tener ni una amiga.

Hay chicas que tienen su grupo de amigas, las que ríen juntas y hacen sus maldades, por qué si, probablemente seamos ingenuas en muchos sentidos pero algunas son astutas para lo que quieran.

La soledad ha sido mi única amiga, la que me ha acompañado hasta en los peores momentos.

Dentro de poco abandonaré este lugar para irme a otro completamente diferente.

No se si haya un dios a quién pedir, a quién implorar para que no me toque una vida tormentosa o que tan siquiera pueda ser libre.

No se que se sentirá esa sensación de libertad, vivo encerrada en cuatro paredes. Lo único que veo es un poco más allá de mis narices.

Tomo una de mis libretas para pintar con algunos colores que he guardado muy bien en uno de los cajones.

No se cómo, no se cuándo pero lo único que si se es que desde muy pequeña me gustó colorear y crear dibujos con pinturas y colores.

Llenar de color la vida vacía, la soledad. Por qué pintando es la manera de sentir que estoy viva.

Me imagino el pasto, los árboles ondeándose deen una época de verano, un sol tan brillante, un lago con el agua más cristalina. Solo imagino, solo creo cada uno de los escenarios que mi mente me da.

El heredero Bouffart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora