18. Injusta realidad

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Adrien Bouffart

Se supone que hoy descanso, he recibido una llamada de mi padre.

¿Ahora que quiere?.

Es fin de semana y solo he pensado que necesito pasar tiempo a solas con mi esposa o salir a pasear por ahí. Me hace ilusión llevarla a conocer más lugares y que sea yo su primera vez en todo.

Esta mañana se ha levantado más primero que yo, se ha metido a dar un baño y luego vino a mí a darme un beso de buenos días que me encantó.

Podría despertar todos los días de mi vida así, sabiendo que Alessia sea la protagonista de tal acto. Mi esposa, mía.

Voy manejando rumbo a la casa de mi padre, cada vez que recibo algún mensaje de él, llamada o visita significa algo.

Ahora que voy directo a su casa así aprovecho en hablar bien sobre el tema de su enfermedad y en la inquietud de mi hermano Drystan.

Estoy en el punto de mi vida donde jamás creí estar, casado y a punto de crear una familia con una chica estupenda que está metida debajo de mí piel. Se ha robado cada parte de mi ser, se ha fundido en mi interior para jamás salir.

Verla sonreír, verla ser feliz con la pintura.

Me hace ilusión algún día ver su estómago con un hijo mío o hija, que hermosa se vería.

Hasta el momento no me he atrevido a pensar demasiado sobre cómo sería yo como padre, ¿seré demasiado bueno?.

Desde que inicié con las relaciones sexuales con Alessia no hemos usado nada de protección, me he corrido un montón de veces en su interior.

¿Deberíamos considerar ir a un doctor?, tampoco soy tan joven. Estoy cada vez más cerca de los treinta y mi esposa es aún joven.

Entro a la propiedad de mi padre con todo y auto.

Quizá se me antoje más de un hijo con mi mujer, ya hablaré con ella. Sería tan lindo tener una hija, nunca tuve una hermana.

Bajo del auto acomodándome la ropa casual que llevo.

Tengo hambre, últimamente todo lo que vea que sea comida se me da por comerla. Ayer por la noche salí a comprar unos chocolates con palomitas de maíz mientras veíamos una película de terror. Recuerdo como Alessia se acurrucó a mi lado mientras la abrazaba y comía mis palomitas.

Al menos espero que mi padre tenga algo que ofrecerme. Cruzo la entrada de la casa, no hay rastro de mi padre por la sala, seguro estará en su despacho o en la biblioteca.

Su despacho está abierto, no hay rastro de él.

¿Dónde te metiste Bastien?.

La siguiente puerta que sigue es la biblioteca de la casa, entro. El lugar está desolado, y ningún sirviente a la vista. ¿Dónde está?.

Falta que cheque en su habitación o en el jardín, se me hace más cerca el jardín así que voy directo ahí.

Al salir al jardín trasero lo veo a lo lejos regando las flores que eran de mi madre.

El heredero Bouffart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora