𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 20

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Como al día siguiente era sábado, lo normal habría sido que la mayoría de los alumnos bajaran tarde a desayunar. Al bajar al vestíbulo vieron a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas, y todas contemplando el cáliz de fuego. 

Lo habían colocado en el centro del vestíbulo, encima del taburete sobre el que se ponía el Sombrero Seleccionador. En el suelo, a su alrededor, una fina línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.

-¿Ya ha dejado alguien su nombre? -le preguntó Ron algo nervioso a una de tercero.

-Todos los de Durmstrang -contestó ella-. Pero de momento no he visto a ninguno de Hogwarts.

"Yo si" Dedos se sube al hombro de Harry "Sali temprano para ver quienes son los valientes y vi unos cuantos de Hogwarts"

-¿Enserio?- pregunto la chica sorprendida-, pero yo no los vi.

-De seguro se levantaron temprano o  lo hicieron ayer después de que los demás nos acostamos -dijo Harry-. Yo lo habría hecho así si me fuera a presentar: preferiría que no me viera nadie. ¿Y si el cáliz te manda a freír espárragos?

Alguien se reía detrás de ellos. Al volverse, vio a Fred, George y Neela que bajaban corriendo la escalera. Los tres parecían muy nerviosos.

-Ya está -les dijo Fred a Harry, Melania, Ron y Hermione en tono triunfal-. Acabamos de tomárnosla.

-¿El qué? -preguntó Ron.

-La poción envejecedora, cerebro de mosquito -respondió Fred.

-Una gota cada uno -explicó George, frotándose las manos con júbilo-. Sólo necesitamos ser unos meses más viejos.

-De hecho ellos la tomaron, yo no quiero envejecer- dijo Neela sonriendo-, pero George se ofreció a poner mi nombre.

-A cambio de una cita- dijo George coqueto. Neela rueda los ojos.

-No creo que sean los únicos que se les haya ocurrido usar esa poción- dijo Melania.

"De hecho no, y debo decirles que..."

-No estoy muy convencida de que funcione, ¿Sabén? Seguro que Dumbledore ha pensado en eso -les advirtió Hermione.

Fred, George y Neela no le hicieron caso.

-¿Listos? -les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción-. Entonces, vamos. Yo voy primero...

Melania observo, cómo Fred se sacaba del bolsillo un pedazo de pergamino con las palabras: «Fred Weasley, Hogwarts.» Fred avanzó hasta el borde de la línea y se quedó allí, balanceándose sobre las puntas de los pies como un saltador de trampolín que se dispusiera a tirarse desde veinte metros de altura. Luego, observado por todos los que estaban en el vestíbulo, tomó aire y dio un paso para cruzar la línea.

Durante una fracción de segundo, Harry creyó que el truco había funcionado. George, desde luego, también lo creyó, porque profirió un grito de triunfo y avanzó tras Fred. 

-3...2...1- conto Melania al mismo tiempo que Dedos.

En ese momento se oyó un chisporroteo, y ambos hermanos se vieron expulsados del círculo dorado como si los hubiera echado un invisible lanzador de peso. Cayeron al suelo de fría piedra a tres metros de distancia, haciéndose bastante daño, y para colmo sonó un «¡plin!» y a los dos les salió de repente la misma barba larga y blanca.

En el vestíbulo, todos prorrumpieron en carcajadas. Incluso Fred y George se rieron al ponerse en pie y verse cada uno la barba del otro.

"Si, eso era lo que quería advertirles"

𝐌𝐞𝐥𝐚𝐧𝐢𝐚 y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora