Más celos (Todavía No Lo Llamamos Así)

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-Apuesto a que ni siquiera sabes patinar-.

Son las dos de la tarde de un domingo perezoso y somnoliento, el sol que entra por la ventana calienta sus piernas inertes sobre su cama deshecha y levantar la frente es el movimiento más laborioso que Theo ha hecho en todo el día.

-¿Perdona?-

-He dicho que apuesto a que ni siquiera sabes patinar- repite Liam como si Theo no tuviera un oído sobrenatural.

-Sí, he oído lo que has dicho. ¿Piensas contextualizar o...?-.

Contextualizar es algo que Liam se olvida de hacer la mayor parte del tiempo. Simplemente, a veces, mientras está absorto en sus propios pensamientos, abre la boca instintivamente y los deja salir, como ahora.

-Estaba pensando...-

-Terrible idea.-

-Estaba pensando en cuando nos contaste a Scott y a mí cómo te convertiste en hombre lobo-. En ese momento Theo se calla y es sólo en parte debido a la almohada que Liam le tiró a la cara. -Dijiste que te habían mordido una noche que te quedaste hasta tarde entrenando con el patín y, por supuesto, ahora todos sabemos que era mentira, que los Dread Doctors te hicieron así y todo eso. Y yo pensaba, apuesto a que ni siquiera sabes patinar-.

Theo no sabe por qué Liam estaba pensando exactamente eso, cuando ocurrió meses y meses antes, cuando Theo acababa de llegar a la ciudad y todavía estaba abriéndose camino en la manada con una mentira tras otra, pero lo cierto es que Theo sabe patinar: es una de las reglas básicas para una buena mentira, entrelazarla siempre con un poco de verdad, aunque sea una migaja.

Sonríe, incorporándose.

-¿A que sí?-

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Liam dijo apostar, vale, pero lo que quiso decir fue apostar como una forma de decir y no como en vale Theo me arrastró a casa de Mason para pedirle su viejo patín y luego en el parque. Los malentendidos existen, Liam lo entiende, de verdad, y por eso lo aclaró inmediatamente, más o menos diez veces, pero Theo sigue confundiendo todos sus -Me importa una mierda-, -déjame en paz con-, -oh sí-, -vamos al parque, qué maravillosa idea, muéstrame cómo patinas-.

Y así están ahora en el parque, un domingo por la tarde, cuando todo el mundo sabe que está prohibido salir de casa, llevar algo distinto al pijama y, en general, hacer cosas un domingo por la tarde. Todo el mundo menos la multitud de niños y adolescentes que pululan a su alrededor, en los columpios, los bancos y el monopatín. Liam nos sorprende, en todos sus dieciséis años de vida siempre supuso que su domingo típico era el domingo típico de toda la humanidad, y en cambio aquí está, la juventud de Beacon Hills, al aire libre y bajo el sol. ¿Por qué entonces los adultos siempre se quejan de las nuevas generaciones?

Liam piensa esto y más, intenta pensar literalmente en cualquier otra cosa que no sea la sonrisa satisfecha de Theo después de que terminara la enésima acrobacia y se detuviera justo delante de él.

-Para ya-.

-¿Qué, ser bueno patinando?-.

Liam podía jurar que nunca había visto a Theo tan satisfecho, ni siquiera después de su victoria contra Monroe.

-Presumiendo-.

Theo, en la definición exacta de presumir, salta del patín y lo manda a volar en su mano con un golpe de su tacón, antes de apoyarse en él. Liam intenta comunicarle con la mirada que no está nada impresionado, mientras un grupo de chicas a unos metros estalla en risitas demasiado fuertes, comunicando exactamente lo contrario. Liam imagina que tiene sentido, toda esta historia de Theo impresionando a las chicas, por su habilidad con el patín y su camiseta blanca demasiado ceñida al pecho, perfectamente visible bajo la cremallera abierta de su sudadera con capucha. Sus jeans están tan rotos que es como si ni siquiera los llevara puestos, porque de todas formas todo el parque puede ver sus musculosas piernas, y con este sol sus ojos son particularmente verdes, todo el tipo de detalles que impresionan a las chicas, o al menos eso supone Liam. Esos hombros, grandes y definidos, los reflejos dorados entre su pelo suave, la sonrisa perfecta, sí, es probable que las chicas sientan un calor a la altura del cuello ante todo esto. No es que Liam pueda saberlo con certeza, por supuesto, sólo puede suponerlo.

La Caperucita Roja Y El Lobo Feroz - Thiam [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora