Kindergarten

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Becky se caracterizaba por ser una niña muy servicial. Siempre estaba a pendiente de sus maestras y sus compañeros, por lo que le era difícil creer que existía alguien capaz de odiar a alguien tan dulce como Rebeca Armstrong.
Pero existía, claramente, y Freen ni siquiera tenía pelos en la lengua para expresar lo mucho que le desagradaba aquella niña. Sin embargo, Becky era demasiado positiva como para desistir.

Ambas se habían inscrito a clases de baile a temprana edad y Freen creyó que moría de celos al describir que, además de ser amada por todos ahí, Becky también tenía un talento excepcional para el baile. La niña era prácticamente un pequeño ángel sobre el escenario y Freen no quería quedar atrás. Tristemente, por más que sus habilidades estuvieran por sobre el promedio, era demasiada conciente de que no tenía el carisma de la castaña, y eso solo aumento su pequeño recelo hacia ella.

Para cuando el tiempo de las celebraciones llegó y todos los niños tuvieron que unirse a un número de baile, Freen se sintió tranquila al respecto, ella al menos intentaría brillar junto a su pareja. No obstante, no contaba con que Becky estuviera detrás de su profesora pestañeando encantadoramente mientras le ayudaba en todo. Y bien, la rubia era servicial, eso era sabido, pero eso no significaba que la pequeña no supiera usar la adoración del resto hacia ella a su favor.

— Oh, Becky, no tenías que ayudarme a ordenar todas las sillas — en el gimnasio, la profesora se hincó frente a su preciada estudiante, quien sonreía con inocencia.

— No se preocupe, señorita Suzie, ¡Me gusta mucho ayudar! — aseguró.

— Es así, ¿eh?, siempre eres la primera en ayudar, tus compañeritos deberían aprender más de ti — la mujer dió una rápida mirada al grupo de niños que correteaban por ahí mientras esperaban el comienzo de la clase — ¡Ya sé!, ya que te has portado tan bien, te dejare elegir tu pareja para el festival, ¿te gustaría?

— ¿Puedo elegir a quien sea? — la profesora asintió — ¿Lo promete?

— ¡Por supuesto!

Freen, que permanecía escondía para observar la escena, entornó los ojos al escuchar aquella conversación. No podía creer que incluso los adultos cayeran ante los caprichos de Becky, ¿acaso era ella la única que podía notar que aquella niña en realidad era un demonio disfrazado de ángel?. ¡De seguro debía tener intenciones maquiavelicas ocultas!

Se cruzó de brazos y suspiro, diciéndose a si misma que poco le importaba de todas formas. ¿Y qué si Becky podía elegir a su pareja?. Es decir, sería lamentable para el niño que tuviera que aguantarla, pero de ahí en más poco le importaba.

La profesora llamo a todos los niños poco después, dándole las instrucciones para comenzar el número de baile para dar hincapié a la distribución de parejas.
Freen, que estaba esperando pacientemente conocer a su compañero de baile, dió un brinco en su sitio cuando una mano se aferró a la suya. Volteó a ver rápidamente a aquel que descaradamente la había tocado y escalofríos recorrieron su columna al encontrarse con la presumida sonrisa de Becky.

— Freen — y ahí estaba, ella y su hilito de voz demasido meloso — Seremos la mejor pareja, ¿cierto?

— ¡No podemos ser pareja! — se soltó de su agarré — ¡Tienes que elegir un niño! — Freen infló sus mejillas, mirándo su alrededor antes de detenerse nuevamente en la rubia.

— Pero quiero que tú seas mi pareja — se cruzó de brazos — Y la señorita Suzie dijo que podía elegir a quien yo quisiera, así que te elijo a ti.

— No seré tu pareja — apartó la mirada de ella, molesta.

— Freen— tomo sus manos tirando de ella — Vas a ser mi pareja aunque no quieras, ¿si? — Freen tragó saliva nerviosamente cuando al voltear Becky seguía sonriendo para ella. ¿Por qué tenía que ser tan escalofriante?

— Le diré a la profesora que me estás obligando a ser tu pareja — la amenazó, pero la niña se encogió ligeramente de hombros, restándole importancia — ¡Te acusare con tu mamá! — los ojos de la menor comenzaba a picar debido a la frustración, ¿de verdad ella jamás podría darle un poco de paz?

— No importa, no he hecho nada malo — continuaba sonriendo.

— ¿Por qué siempre me molestas a mi? — Freen hacía inconscientemente un puchero mientras le miraba con ojos tristones.

— No te estoy molestando — Becky sostuvo con más fuerza sus manos, su sonrisa volviéndose más dulce — Sólo me gustas mucho, Freen.

Rebeca Armstrong era una niña horrible.
Freen simplemente no podía creer que existiera alguien tan desvergonzada. ¿Cómo podía decir esas palabras abiertamente y tomar sus manos sin más?, ahora por su culpa tenía el rostro rojo y grandes deseos de llorar; ella no merecía eso.

Antes de poder hacer un comentario, ya se encontraba siendo arrastrada hacia su maestra y tuvo que escuchar con recelo como ésta le daba el consentimiento a Becky para tenerla de pareja, pues se lo había prometido y, de todas formas, no habían niños suficientes en el salón como para cubrir todas las parejas, por la elección de Becky resultaba siendo bastante inteligente.

— Te odio — murmuró Freen, sin apartar la mirada del frente, donde la profesora explicaba el inicio del baile.

Becky, en cambio, si apartó la mirada para centrarla en su compañera y sonrió con aquella ternura característica de ella mientras ponía su mano sobre la de la contraría.

— Está bien, me querrás algún día — habló con total seguridad antes de regresar su mirada hacia el frente.

Freen suspiró, bajando la mirada hacia sus manos unidas.
Ella de verdad esperaba no ser tan tonta como para llegar a querer a la fastidiosa Rebeca Armstrong algún día.

ALL THIS YEARS [FREENBECK] 🌷🦦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora