Llegaba el momento más difícil del año o, bien, uno de los más difíciles: la designación de puestos.
En su corta vida escolar, Freen jamás había tenido suerte cuando de compañeras de escritorio se trataba. Debido a que tenía buena visión, los profesores solían ponerla al fondo del salón, pues los primeros lugares estaban designados para los niños con problemas a la vista.
Así que ahí estaba, la eterna marginada al fondo del aula.
Como si fuera poco, ya que era demasiada callada en comparación a sus compañeras, las profesoras no dudaban al momento de dejar a una niña parlanchina a su lado. Los adultos estaban seguros de que sentar a una chica habladora con una chica tranquila haría que la primero se conservara con un perfil más bajo, aunque fuera algo mínimo, y así Freen había acumulado una pequeña lista llena de de niñas molestas y ruidosos junto a ella.
No esperaba que este este año fuera diferente, sin embargo, tuvo que contener el aliento unos cuántos minutos más tarde cuando comenzó la distribución de puestos y se encontró, como cada año, al final de la columna en compañía de alguien demasiado familiar para ella, Rebeca.
La castaña estaba ahí, con su codo apoyado en el mesón, su rostro contra su palma y una sonrisa ladeada que acompañada de una mirada juguetona dejaba a más de uno noqueado. Freen no era la excepción.— Buenos días, compañera de puesto, espero que esté sea un buen año para nosotros — y pestañear encantadoramente en su dirección.
— ¿Es broma? — no, a ella no la habían sentado con Rebeca, ¿cierto?. ¡Ella había escuchado claramente que Irin había sido enviada en su lugar! — ¿Dónde está Irin? — alzó la vista, buscando a su compañera que estás en el primer lugar puesto de la columna — ¿Qué hace ahí?
— Es su nuevo lugar.
— ¡Este es su nuevo lugar! — señaló el asiento que Rebeca ocupaba. Irin le caía bien, ella habría podido aguantar a Irin, ella por primera vez creyó no tener tanta mala suerte. Así que, ¿por qué Rebeca estaba ahí?
— Hmm...— Rebeca no dejaba de mirarla — Irin ha comenzado a ver mal desde este último tiempo, ¿sabes?. Sus padres ya pidieron una consulta para ella, probablemente comience a usar lentes pronto — se encogió ligeramente de hombros — Así que le pedimos a la profesora un intercambio, ¡es por un bien mayor!
No, eso no podía ser, ¿ellas realmente estaban usando ese problema a su favor y por eso las cosas habían terminado de esa forma?. Freen se encogió en su asiento, abatido, odiando el revoltijo de nervios que se acumulaba en su estómago. Rebeca jamás le daría paz, ¿cierto?
Quiso pensar que podría ignorarlos y seguir con su vida estudiantil como normalmente hacía, pero Rebeca no estaba haciendo las cosas fáciles para ella. Desde que aquella niña tomo el lugar junto suyo, no había dejado de intentar acercarse. Rebeca hablaba hasta por los codos y Freen comenzaba a hartarse más y más de ella. Sí, ella había lidiado antes con compañeros ruidosos, pero no creyó que Rebeca era también por mucho un exceso. La chica parecía usar una batería infinita y Freen comenzaba a padecer de jaqueca por su culpa.
Como si no fuera suficiente, tampoco dejaba de moverse, ¿es que ella no podía poner un poco más de su parte?— Hoy tu cabello se ve realmente bonito, ¿sabes, Freen? — ahí iba de nuevo, ella ni siquiera tenía inhibición al momento de tocar su cabello. ¿Cómo podía ir y tocarla sin más?, ¡ella merecía respeto por su espacio personal! — Está más brillante y suave.
— Está igual que ayer — Rebeca se acercó a ella, ofateando.
— No lo está, ¡has cambiado de shampoo!
— ¡¿Por qué haces eso?!
Si, Freen estaba perdido los nervios y Rebeca amaba verla sonrojarse mientras intentaba esconderse detrás de sus libros.
— Me gusta el lunar que tienes en tu mejilla — comentó con ligereza, la respiración de Freen se cortó cuando el dedo de la contraria viaje desde cerca de sus labios hasta su cuello — Tienes un lunar aquí también, ese también es bonito.
— ¡No me toques! — Rebeca alejó sus manos, mirándole con inocencia.
— Vamos a casarnos algún día, ¿Por qué no puedo tocarte?
— ¡No voy a casarme contigo! — la menor entorno los ojos. ¿Qué tan difícil era para Freen entender que ellas estaban predestinadas?
No obstante, con el tiempo, los desacuerdos fueron disminuyendo aún más cuando un día Freen llegó a su escritorio y se encontró con su compañera sosteniendo una GBA.
— ¿Qué estás jugando? — pregunto con ojos curiosos y brillantes, Rebeca río en sus adentros porque por fin había encontrado como llamar la atención de aquella pequeña.
— Pokémon — fue su simple respuesta y Freen no dejó de verla con ojos de borrego — ¿Quieres ver? — le ofreció su consola.
La morena asintió energéticamente, deseando revisar la equipo de su compañera. No demoró en hacer comentarios respecto al juego, enfrascandose demasiado en su mundo, y Rebeca miro con ternura lo apasionada que era al hablar de ello. Especialmente, ella lucía tan feliz hablando del juego, que ni siquiera parecía molestarle que Rebeca estuviera ahora enredando sus pequeños dedos en sus cabellos, acariciando tiernamente su cabeza.
— Deberías traer tu consola también — interrumpió Rebeca, provocando que la morena le mirara escéptica — Pasaríamos el rato juntas, ¡estoy segura de que debes ser muy buena entrenadora! — Freen sonrió, animada.
— Deberíamos intentarlo, ¿cierto? — y ahora se mostraba bastante ilusionada, pues además de su hermano mayor, por fin podría tener a alguien con quien jugar.
Quizás, después de todo, no era tan malo que Rebeca se sentará junto a ella.
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ALL THIS YEARS [FREENBECK] 🌷🦦
FanfictionPara Becky Armstrong fue inevitable quedar enamorada de Freen Sarocha desde el primer encuentro. Essa história não me pertence, não consegui a autora original já que existem muitas adaptações, então se me pedirem pra apagar, eu vou... Espero que c...