Primer año

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- Mamá, ¿Me das una moneda? - la señora Armstrong mira a su hija con curiosidad antes de finalmente abrir su monedero, sin poder negarse a su petición - ¡Gracias!

Ve a la pequeña correr lejos, en la misma dirección que ha tomado en los últimos minutos, y se pregunta seriamente que juego ha viciado a su pequeña como para que está ya haya repetido la acción seis veces consecutivas. Suspira, girandose hacia su hija menor que está entretenida en un avioncito mecánico que se necesita al ritmo de una melodía infantil, y se sobresalta cuando un minuto más tarde unas manitas tiran de su pantalón, exigiendo su atención una vez más; Becky estaba ahí de nuevo.

- Mamá, ¿Me das otra moneda? - pregunta, haciendo su mejor sonrisa angelical.

- Bec, dentro de poco iremos, ¿Lo sabes? - le recuerda, dándole otra moneda, una niña asiente eufórica antes de salir corriendo nuevamente.

La señora Armstrong gira hacia su otra hija, tomándola en brazos para ayudarla a bajarse cuando la máquina se detiene y sostiene su mano para dirigirla al encuentro de su hermana mayor.

- Mami, ¿por qué Bec te ha pedido tantas monedas? - pregunto la pequeña Charlotte.

- No lo sé, cariño. Probablemente tu hermana encontró un juego que le ha gustado muchísimo - sonrie dulcemente en su dirección, alzando su vista para buscar a Becky - Oh...

No es difícil encontrar a Becky, sin embargo, le sorprende encontrarlo junto a las máquinas de regalos sorpresas, pues por lo general la niña suele pasar de ellas. Camina hasta ella, deteniéndose a su lado, y la ternura la invade cuando su hija abre el huevo que ha obtenido recientemente y hace un puchero, inconforme con el contenido.

- Becky - llama, obteniendo su atención - ¿Qué buscas, hija? - pregunta al comprobar el resto de sorpresas abandonadas a su suerte en el piso.

- Un anillo - ella la mira sin comprender - Una niña ha echado una moneda aquí y de uno de los huevos ha salido un anillo, ¡Un anillo, mamá! - exclama, abriendo sus ojos mientras hace énfasis en sus palabras - ¡Pero yo no consigo ningún anillo! - refunfuña, viendo como su hermana pequeña suelta la mano de su madre para comprobar los regalos que ha obtenido, siendo la mayoría figuritas de plásticos.

- Bec, ¿Me los puedo quedar? - Becky asintió desgranada, extendiendole el último huevo comprado, y la señora Armstrong la mira con empatía ante su evidente pena.

- Si te doy una moneda más y no lo obtienes, ¿Prometes que no insitiras y nos iremos a casa?. Tengo que preparar la cena, hija.

- ¡Lo prometo! - su rostro se iluminó por completo cuando otra moneda más llega sus manos.

Becky gira hacia la máquina, su mirada tornándose sería. Junta sus manos y hace una pequeña oración esperando que al menos una divinidad o un superhéroe tengan piedad de ella y pongan el mundo a su favor. Inhala, colocando finalmente la moneda en la ranura, y sigue conteniendo el aliento mientras toma el huevo contenido.

- Si no es un anillo, ¿Me lo puedo quedar? - escucha la voz de su hermanita, pero la ignora por completo para verificar el contenido.

Exhala. Sus ojos se iluminan una vez más y un pequeño grito lleno de júbilo escapa de su boca. Un anillo, ¡Ella había ganado un anillo!

Su madre quiere preguntar el porque de su deseo por obtener ese anillo, pero la verdad feliz en su propio mundo, que se dice a si misma que luego ya tendría tiempo para averigualo.

ALL THIS YEARS [FREENBECK] 🌷🦦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora