Tercer año de secundaria

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Freen sabía que tenía que esconderse. Desde el inicio del semestre, tras la llegada de un chico nuevo a su clase de música que estaba haciendo sus pasantías, Rebeca no había dudado en adherirse a él como una pegatina, todo para que ese chico le enseñará a tocar guitarra.

Siendo demasiada ingenua, Freen creyó que sería bueno que Rebeca pasará tanto tiempo en el aula de música. Tristemente para ella, no predijo que Rebeca Armstrong con una guitarra era equivalente a la mayor vergüenza de su vida secundarias, porque los rumores ya corrían en todas las direcciones luego de que aquella chica la siguiera por todo el edificio con la intención de hacerle una serenata.

Maldito el día en que Heng llegó para enseñarle guitarra a Rebeca Armstrong. ¿Es que Freen no había tenido muchas humillaciones en su vida?

— ¿Sabes? — Juliana comía su merienda, viendo a Freen encogida temerosa en su sitio — Rebeca no hace estás cosas con mala intención. A ella solo le gustas mucho, no la tomes contra ella — y sonrió, intentando alivianar las cargas de su amiga.

— Para ustedes es fácil, ¿cierto? — Freen se quejó — Ustedes no han tenido a una acosadora pisándole los talones por casi toda su vida. Además, solo saben ponerse en los zapatos de ella, pero no en los míos, ¿acaso no les resultaría terrorífico que una chica les siguiera por toda la secundaria con una guitarra sólo porque quiere dedicarles, posiblemente, la canción más asquerosamente cursi que han escuchado en sus vidas?. ¡Y sin contar que están todos ahí!, ¡todos los estudiantes viendo lo que ella hace!

— Bueno, eso es...— Juliana se aclaró la garganta, intentando encontrar algo bueno que decir, pero al sentirse avergonzada con solo imaginar algo asi, no tardó llenar su boca de pan.

— Eso es ridículo— la morena se sintió alivianada de que al menos  Valentina resultara sensata — Oh, Freen, ¡viene Rebeca! — y ese comentario bastó para que la chica se lanzará bajo el escritorio, provocando que su compañera estallara en una carcajada — Ups, error de ojo, lo siento.

— Eres una hija de...

— ¡Freen! — Freen, que aún yacía completamente tirada en el piso, se tensó al oír la voz de Irin. Si la rubia estaba ahí, Becky también lo estaba, ¿no? — ¿Dónde está Freen? — preguntó Irin, viendo hacia todas las partes del aula, y la menor maldijo a sus amigas cuando estas señalaron hacia abajo — Ah, ¡Freen!...— suspiro con alivio, agachándose para verle — ¿Qué haces ahí?

— El suelo es muy cómodo, ¿no te enteras? — Irin solo sonreía, demasiada inocente — ¿Dónde está la tonta de Rebeca?, ¿por qué no estás con ella?

— Está con Heng, he venido sola — se inclinó hacia ella — ¿Tienes un tiempo?

— ¿Para ti? — la chica de pecas asintió, con un aire muy angelical — No.

La sonrisa de la rubia se esfumó de inmediato. Freen se levantó del piso, sacudiendo su uniforme, y una mueca se formó en sus labios en cuanto la expresión de Irin paso a ser de adorable a maquiavelica.

—Irin, tú no...

— Lo siento, Freen.

Freen no tuvo tiempo de reaccionar, en menos de un pestañeo aquella chica la estaba sosteniendo de lo brazos y, cuando intento librarse, Juliana no tardó en tomar sus pies, apoyando el secuestro. ¿En qué momento sus amigas de siempre se volvían en su contra?

ALL THIS YEARS [FREENBECK] 🌷🦦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora