CITA

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− Te ves hermosa – Max la mira desde la puerta, de su habitación, su mejor amiga era un hermoso ángel

- Te ves muy hermosa hija – sonríe su padre a lado de Max - ¿Con quién saldrás?

- Saldré con un amigo – miente, y su papá voltea a ver a Max – Otro amigo papá, no es el único amigo que tengo – se burla – Es para un proyecto de la escuela – se ríe internamente de si misma como si eso fuese lo que iba a suceder

- Bueno, en mis tiempo, cuando íbamos a hacer proyectos no iban arreglados formalmente, con litros de perfume que huele a miles de pesos

- Bueno... es que... ¿Estoy muy formal? – pregunta mordiéndose su labio observando su atuendo otra vez en el espejo – Digamos que es difícil de explicar, pero esto es como para fines académicos

- Te ves bien – dicen ambos hombres

- Aunque si estas usando tu perfume favorito que me costó un riñón, ha de ser algo importante – trata de decir su papá serio – también porque hizo que te levantaras un sábado temprano

- Ya – se queja – No sigan, tengo nervios

Una hora después, con Max sugiriéndole lo mucho que debía cuidarse, con su papá riéndose bajo desde su despacho por los gritos histéricos y nerviosos de su hija. Y Ebba pasando por la sala de estar con la mirada de odio, sin dirigirles la palabra, subía hacia su habitación. Finalmente, el reloj había marcado las once de la mañana, era momento de irse.

El nerviosismo de Charlotte se podía apreciar a kilómetros de distancia, Max lo único que hacia era reírse internamente de su amiga mientras iban caminado hacia el punto de reunión.

Al llegar al lugar indicado, su maestro ya estaba ahí, ella nunca imagino que estaría llena de nervios como en ese momento. Si la atracción hacia su maestro no era más que otra fantasía de ella, que pronto iba a desaparecer.

- Se ve jodidamente guapo – susurra Max

- Más que eso – responde Charlotte

- Anda ya vete y límpiate la baba que se te esta cayendo – ríe su amigo

- Tonto – le da un golpe en el brazo – Te quiero, deséame mucha suerte

- No la necesitas, tengan un bonito día, me llamas por cualquier cosa, si vengo por ti o él te irá a dejar a mi casa, me avisas

- Sip, adiós – se despide dándole un beso en la mejilla a su amigo

Se dirigió hacia donde estaba su maestro y sus nervios aumentaron cuando llegó a donde estaba él, al verlo recargado en su camioneta, detuvo su paso, estaba vestido con unos jeans negros que abrazaban sus piernas, y una camisa polo color azul cielo. ¿Cómo se suponía que iba a poder actuar normal cuando su maestro se veía de esa manera?, hizo un puchero por lo injusto que era, según ella.

Fue hasta que su maestro giro su rostro, sonriendo al notar a la chica haciendo pucheros, con su cabello lacio hacia atrás cayendo por su espalda, con una falda azul cielo y una blusa blanca que hacía juego, que al tocarla se sentiría la suavidad de la tela, lograba ceñirse al cuerpo de la chica, demostrando sus curvas. Un lindo ángel robándose toda su atención.

Charlotte no se daba cuenta de tanta belleza que tenía, no era necesario usar accesorios ostentosos, o maquillajes elaborados; no, solo necesitaba quedarse parada siendo ella misma.

Entre más la veía, el deseo por examinarla incrementaba.

Charlotte no tuvo que esperar mucho para que aquellos lindos ojos azules la miraran, se mordió el labio embobada con la vista que Michael le regalaba.

Derecho al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora