SOLOS

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Charlotte estaba caminando a su última clase cuando vio a Anderson caminar hacia el lado contrario.

Sus pasos vacilaron por un momento antes de que él desviara la mirada y continuara caminando, determinada a ignorarlo. Excepto que Anderson no se lo permitió. Él agarró el brazo de Charlotte para detenerla.

- Necesitamos hablar, señorita Beltrán

Charlotte se humedeció los labios y lo miro directamente – No creo que tengamos nada de que hablar, profesor

El agarre de su mano se apretó – Por favor

- Déjame ir, estas llamando la atención – mira a su alrededor

- Sígueme – la suelta y ordena

- Tengo una clase en pocos minutos

- Te daré justificante – voltea a verla y comienza a caminar

- Eso no es justo, estas abusando de tu poder – se queja, pero va caminando detrás de él

La guío al último salón del pasillo, lo cual estaba vacío, al instante que entraron, Charlotte cerró la puerta esperando algo.

- Esto está mal, ¿Qué quieres?

Una vez dentro, se quedaron parados frente a frente, y Michael rompió el silencio.

− Sé que las cosas han estado difíciles entre nosotros - admitió, buscando sus ojos en busca de alguna señal.

Charlotte se mordió el labio inferior, asintiendo levemente sin decir una palabra.

Michael dio un paso más cerca, su mirada buscando la de Charlotte en un intento de leer sus emociones. Sus manos temblaban ligeramente mientras las apoyaba suavemente en los hombros de Charlotte.

− Quiero resolver esto - dijo en un susurro, como si el simple acto de expresar sus intenciones pudiera aliviar la tensión.

Charlotte inhaló profundamente, sintiendo el corazón latir con fuerza en su pecho. No sabía a qué esperar, pero algo en la mirada de Michael le decía que lo que vendría sería importante.

Con cuidado, Michael acarició el rostro de Charlotte con el pulgar, trazando suavemente el contorno de sus labios. Una corriente eléctrica recorrió la piel de Charlotte, despertando sensaciones que luchaba por entender.

Entonces, sin más palabras, Michael inclinó su cabeza y cerró la distancia entre ellos, capturando los labios de Charlotte en un beso lento y apasionado. Los labios de Michael eran cálidos y suaves, y Charlotte se dejó llevar por la sensación, cerrando los ojos para sumergirse completamente en el momento.

El beso fue una mezcla de emociones intensas. Para Michael, era un intento de expresar sus sentimientos y disculparse por las tensiones recientes. Para Charlotte, era un torbellino de confusión y deseo, una conexión que había estado enterrada bajo capas de resentimiento.

El beso entre Michael y Charlotte continuaba, la intensidad crecía mientras se dejaban llevar por la conexión que había estado oculta entre ellos. Sin embargo, la magia del momento se vio abruptamente interrumpida cuando la puerta del salón se abrió de golpe.

- Charlotte ¿estás aquí? – llamó Max abriendo la puerta sin darse cuenta de la escena que estaba a punto de presenciar. Sus ojos se agrandaron al ver la escena frente a él, y de manera instintiva, cerró la puerta rápidamente.

Charlotte y Michael se separaron en un abrir y cerrar de ojos. La tensión en la habitación se palpaba mientras intentaban procesar lo que acababa de suceder.

- Esto... no debería haber sucedido – comenzó Michael, intentando disculparse

- No tienes que decir nada – responde Charlotte apartándose de él con rapidez – debería haber sabido que esto empeoraría las cosas – su expresión en su rostro cambio a furia en un instante

Michael buscó las palabras para explicarse, pero Charlotte no le dio la oportunidad. Sus ojos destilaban enojo y decepción.

- ¿Realmente pensaste que un beso arreglaría todo? – dijo con sarcasmo – eres patético

La hiriente crítica resonó en el salón vacío, dejando a Michael sintiéndose vulnerable y avergonzado. Charlotte, sin esperar más, se dio la vuelta y abrió la puerta para salir del salón.

− No vuelvas a acercarte a mí - dijo antes de salir, cerrando la puerta tras de sí.

Michael se quedó solo en el salón, enfrentando la realidad de sus acciones. La puerta cerrada simbolizaba no solo la separación física, sino también la brecha emocional que había abierto con un simple beso.

Mientras tanto, Charlotte caminaba por los pasillos con paso firme, su expresión reflejando una mezcla de enojo y decepción. Las lágrimas amenazaban con escapar, pero ella se negaba a permitirse mostrar vulnerabilidad en ese momento.

Michael finalmente abrió la puerta y salió del salón, sintiéndose expuesto y arrepentido. Max le dirigió una mirada intensa, pero ninguna palabra fue pronunciada. Ambos compartían un entendimiento tácito de que el daño estaba hecho.

Michael se pasó una mano por el rostro, sintiendo la gravedad de sus errores. Sabía que enfrentar las consecuencias no sería fácil.

− No sé qué esperaba lograr con eso - continuó Max - Si pensaba que un beso iba a resolver todo, estás más perdido de lo que pensaba

Michael asintió con resignación, sin tener excusas para sus acciones impulsivas.

− No quería lastimarla - murmuró, más para sí mismo que para Max.

− Pero lo hiciste - respondió Max - Ahora, déjala en paz

Max se dio la vuelta y se alejó, dejando a Michael solo en el pasillo. El maestro se quedó allí, enfrentando las consecuencias de su elección, consciente de que había perdido más de lo que esperaba ganar.

- Lo siento, profesora —dijo Charlotte a la profesora Travis nunca le había agradado particularmente, pero en su clase era en realidad uno de las mejores, por lo que por lo general no tenía razón para decirle algo. Hasta ahora.

- ¿Tiene alguna explicación, señorita?

Charlotte mordió su labio inferior – De hecho, sí, el profesor Anderson tenía una tarea urgente para mí, me dijo que le pidiera disculpas de su parte – y en ese momento llega Max corriendo

- ¿Usted igual estaba con el profesor Anderson?

- Eh... sí, perdón es que teníamos que hablar sobre un trabajo para créditos extra – murmura

Vaya – suspira alzando las cejas - ¿El profesor Anderson? Raro en él

- Si – responde Charlotte, tratando de imaginar como él pediría disculpas por ellos dos – siento mucho la tardanza

- No hay problema, tomen asiento

- ¿Así que una tarea urgente? – murmura Max al tomar asiento - ¿cómo besarlo?

- Oh por favor – murmura ella

- Tranquila – murmura para evitar que la maestra los escuche – no soy nadie para juzgarte, pero no es justo que él te trate así y después te ande besando

- Lo sé

- Pensé que estaba todo terminado

- Realmente pensé lo mismo, lo juro, y lo esta...

- ¿Pero?

- Soy mala pensando cuando sus labios están encima de los míos – murmura apenada

- Es raro Lotts, él es raro, o sea, no estamos hablando de alguien cualquiera, estamos hablando de Anderson, nuestro maestro

- Lo sé, se que es raro y estúpido – agrega – él es todo lo que yo no busco, pero al mismo tiempo es lo que... joder, esta matando mi mente

- Es obvio que lo quieres

- Si – confiesa

- ¿Qué harás al respecto?

- Hablaré con él, necesitamos cerrar esto de una vez o regresar, lo que sea mejor

- Recuérdale que tu papá es abogado y tu mejor amigo, futuro abogado – ríe

Derecho al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora