DOLOR

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Las noches se volvieron testigos silenciosos de la tristeza que envolvía a Charlotte. Cada rincón de su habitación parecía resonar con susurros de recuerdos compartidos y risas que ahora solo existían en su memoria. Enfrentarse al dolor de una relación terminada se convirtió en una tarea abrumadora.

Charlotte se refugiaba en la música, buscando en las letras de las canciones una forma de expresar las emociones que parecían abrumarla. Las notas melancólicas resonaban en su habitación, proporcionando una especie de consuelo temporal mientras las lágrimas se deslizaban silenciosamente por sus mejillas.

Cada día se volvía un desafío para Charlotte. Las rutinas que solía compartir con Michael ahora se sentían vacías. La ausencia de sus mensajes y llamadas dejaba un eco doloroso en su corazón. Intentaba mantenerse ocupada con los estudios, pero las sombras del pasado continuaban persiguiéndola.

Los días posteriores al final de su relación con Michael fueron una montaña rusa de emociones para Charlotte. Se despertaba cada mañana con una sensación de vacío en el pecho, recordando las palabras pronunciadas para terminar la relación.

Las lágrimas se volvieron su compañía nocturna, y la incertidumbre sobre cómo afrontar las interacciones cotidianas la atormentaba.

Caminaba por los pasillos de la universidad con una sonrisa forzada, tratando de ocultar el tormento que llevaba dentro. La idea de enfrentar a Michael en clase era un nudo adicional en su estómago. Temía el encuentro, temía las preguntas no formuladas y las miradas que buscarían respuestas que ella no estaba lista para dar.

En el aula, el primer día después del quiebre, Charlotte se aferró a su amigo al entrar, Max se había vuelto su refugio, después de 5 días de ausencia. Trataba de concentrarse en la materia, en los apuntes y en las tareas, pero la presencia de Michael en el salón y en los pasillos parecía una sombra constante.

Pasaron varias semanas desde que Charlotte y Michael habían terminado, la situación de ellos esta mal y Max no pasó desapercibida aquella actitud de parte de su maestro.

- No lo entiendo – dijo Max - ¿por qué esta siendo tan idiota contigo?, o sea, él siempre es un idiota, pero últimamente ha sido peor y más cuando se trata de ti

Charlotte suspiró Max tenía razón, Michael le había estado tratando mal toda la semana.

- Es que no entiendo, ¿Por qué está enojado contigo si se ha acabado? – dice Max – o sea, él lo termino, no debería tratarte así

- No lo sé, está loco - respondió Charlotte con un tono de resignación. Aunque intentaba restar importancia a la situación, la verdad era que se sentía herida por la actitud de Michael.

Durante una pausa en la clase, Michael se acercó a Charlotte con cautela – Te espero a final de la clase, necesitamos hablar – susurra

Charlotte, sintiendo que su corazón latía más rápido, asintió, después de todo él era su maestro y tenía que obedecer, aun así su amigo esperaría por ella. Al finalizar la clase, espero como le indicó Michael.

- Sé que las cosas están difíciles. No quiero que sientas que nuestra situación personal afecte la dinámica de la clase.

Charlotte asintió, pero las lágrimas amenazaron con escapar. Ella también deseaba que las cosas fueran diferentes.

- No se preocupe profesor, aquí solo soy su alumna, si no hay algo más que hablar, me retiro - la frase era una respuesta medida, una manera de establecer límites ante el trato poco justo que había experimentado.

Michael la observó con una mezcla de pesar y arrepentimiento. Sabía que algo estaba roto entre ellos, y por más que intentara mantener la compostura, no podía ignorar la evidente barrera que se había levantado.

- Charlotte, entiendo que las cosas son complicadas, pero no quiero que te sientas incómoda en mi clase – agrega Michael intentando remediar la situación

- No se preocupe, profesor – repitió ella esta vez con un toque de sarcasmo – puedo separar perfectamente lo personal de lo académico, parece que usted no - las palabras de Charlotte resonaron en el aire, cargadas de resentimiento. Michael se pasó una mano por el rostro, tratando de comprender la complejidad de la situación. Las palabras de Charlotte resonaban en su mente, recordándole el distanciamiento que había creado entre ellos.

Aquella interacción dejó a ambos con un amargo sabor de nostalgia y pérdida. Mientras tanto, Charlotte caminaba por los pasillos de la universidad, tratando de contener las lágrimas que habían amenazado con escapar. Se sentía vulnerable, herida por el trato que había recibido en los últimos días. A pesar de sus esfuerzos por separar lo personal de lo académico, la realidad era que la línea se había vuelto borrosa, y la dinámica entre ella y Michael se había visto afectada de manera irreversible. Se acercó a Max y esté la abrazo sin dudarlo, sabía el dolor que sentía su amiga y él estaría ahí para apoyarla en todo.

Los días siguientes en clase fueron incómodos. La interacción entre Charlotte y Michael se limitaba a lo estrictamente necesario, creando una atmósfera tensa que se filtraba en el resto de los estudiantes.

En una tarde después de clase, Michael se encontró en su oficina cuando la puerta se abrió y entro Charlotte cerrándola detrás de ella.

Charlotte cruzó los brazos, enfrentando a Michael con una mirada que combinaba determinación y decepción.

- Necesitamos hablar – habla con un tono cargado de resentimiento

Michael asintió, consciente de que las palabras que iban a intercambiar podrían abrir heridas más profundas.

-Bien – responde serio

- No entiendo porque has estado tratando así – comienza con su voz temblando ligeramente – pensé que podríamos manejar esto de manera adulta, pero parece que para ti es más fácil hacer comentarios y tratos hirientes

La mirada de Michael se endureció un poco ante la acusación, pero no interrumpió.

- Lo que sea que esté sucediendo entre nosotros no justifica tu actitud – continua Charlotte en el mismo tono – No sé que te pasa, pero no merezco que me trates así

Michael se mantuvo en silencio por un momento, evaluando sus propias emociones y las palabras de Charlotte.

- No debería haberte tratado así – admite – estoy lidiando con mis propios problemas y cometí el error de desahogarme en ti

- Eso no es excusa – replica ella, sus ojos reflejando una mezcla de dolor y frustración

Sale de su oficina sin esperar alguna otra respuesta, iba decidida hablar con él, pero su tonta respuesta hizo que huyera de ahí.

A medida que avanzaban las semanas, Charlotte se encontró lidiando con el dolor en privado, guardando sus lágrimas para los momentos más solitarios. Mantuvo su compromiso con sus responsabilidades académicas, pero cada encuentro con Michael le recordaba lo que alguna vez tuvieron y lo que ya no sería.

Con el tiempo, Charlotte encontró en su dedicación a su carrera una fuente de fuerza y una distracción necesaria. Aprendió a enfrentar la realidad de ver a Michael en la universidad, convirtiendo su dolor en una motivación para seguir adelante.

Con el tiempo, la intensidad del dolor comenzó a ceder. Cada lágrima derramada se convirtió en un pequeño paso hacia la curación. Charlotte aprendió a abrazar la vulnerabilidad y a aceptar que el proceso de recuperación no tenía un marco de tiempo definido. La vida continuó, y con cada amanecer, Charlotte se acercaba un poco más a la posibilidad de un nuevo comienzo.

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