¿ENTONCES?

27 0 0
                                    




Se encontraban manejando hacia la casa de la chica, mirando de reojo y parando en un semáforo en rojo, la chica se giró a él.

Christian observa que aun el semáforo sigue en rojo por lo que en un arrebato se acerca a la chica y besa aquel puchero.

- Deja de hacer pucheros

Sonrojada por lo ocurrió corre su mirada hacia el lado contrario ocultando la sonrisa boba que apareció en sus labios. No podía creer que su maestro estuviera actuando así con ella, su maestro, se repite.

Al llegar a la casa de Max, se estaciona esta vez frente a la casa, ya que era de noche, aprovecharía ese momento ya que al pisar la casa de su amigo estaba segura que va a ser bombardeada de preguntas. Se quedaron unos segundos en ese silencio cómodo hasta que Charlotte decidió hablar.

- Gracias por este día, me la he pasado de maravilla

- Que bueno que la pasaste bien, yo igual pase una agradable tarde contigo

- Bueno, gracias, es hora de irme – le sonríe

- Espera, ten – dice tomando su mano y entregándole una tarjeta con su número - si gustas mandarme mensaje por cualquier cosa – expresa sintiéndose tonto por la razón tonta que dio

Charlotte lo observó sorprendida, pensaba que nunca iba a utilizar ese número. Sonrió inconscientemente y mordió su labio inferior. Michael gruño para si mismo al ver esa acción y se acercó tomando su mentón dándole un lento beso.

- Buenas noches pequeña

- Buenas noches, Michael

Y finalmente se despidieron, bajando de la camioneta aun nerviosa por las emociones que experimento en todo el día

- Está mirándote – susurra Max

- Vamos, no otra vez – suspira Charlotte dejando caer su cabeza en la mesa

- Es que es demasiado insistente con su mirada

- Entonces deja de mirarlo – sugiere

- Dices que te besó ¿Verdad?

- ¿Puedes bajar la voz? - Gruñe – Alguien puede escucharte

- Ya, ya, no lo diré en voz alta, pero ¿Si te besó por qué se ha comportado como un idiota contigo?

- No se ha...

- Claro que sí, él ha hecho preguntas y tu como siempre respondes y te ignora o te dice que estas mal cuando no es así

Bueno, tal vez se habrá arrepentido de lo que hizo– se encoge de hombros – Se dio cuenta que somos maestro y alumna – dice en voz baja sin delatar la decepción que eso le causaba

- Pero él te besó – vuelve a repetir

- Si, él lo hizo – confirma

- Apuesto que ha de besar muy bien, tanto para que te haga suspirar como una tonta

- No fue tanto eso, sino todo lo que conlleva – sonrojada admite con una sonrisa

- No... no me diga que él – abre su boca indignado – Lo voy a matar, eres menor de edad, lo juro, lo mato – Max confundió todo, imaginándose cosas que no

- ¡No! – grita haciendo que varios volteen a verla – Perdón – susurra sonrojada – Elimina todo pensamiento tonto, nada malo ocurrió, y deja de amenazar con que vas a matar a todos, no puedes – niega frunciendo su entrecejo

- Pero solo es a tu hermana y al maestro – confiesa

- Y no le harás nada a ninguno de los dos

Charlotte apreciaba todo el cariño que Max le brindaba, pero había veces donde era demasiado sobreprotector con ella.

- Ya mejor cállate, mejor sigue trabajando y termina esto

Charlotte perdió su concentración y se enfocó en Michael y tratar de buscar su mirada, podía apreciar que se encontraba tenso, Charlotte quería ir y preguntarle que ocurría con él.

Media hora pasó cuando la campana sonó anunciando que las clases han terminado, Charlotte por fin pudo respirar tranquila.

Todos fueron salieron del salón, a excepción de Charlotte que deseaba entablar una conversación con Michael. Se acercó con temor hacia su maestro que aun se hallaba en su escritorio, jugó con sus manos hasta que sacó un pequeño carraspeo y finalmente alzó su mirada hacia ella

- Hola – murmura bajito

- ¿Qué haces aquí? La clase ya terminó – responde contarte. Charlotte sintió un ardor en su pecho

- Quería saber como estabas – responde evitando su mirada, encogiéndose de hombros

- ¿Para qué?

- No lo sé – responde sincera

Cada vez se sentía más ofuscada con la actitud de su maestro, era raro para ella como pasó de un hombre que la mimo y le prestaba demasiada atención, a uno que parecía otro

- Estoy bien – dice finalmente - ¿Algo más? – responde con voz fría

Probablemente Charlotte estaba fantaseando, pero parecía que el maestro quería que ella se fuera, y así lo hizo, retrocedió unos pasos.

Se quedó observando con atención el rostro de su maestro, sus pestañas largas resaltaban, con sus lunares pequeños sobre su rostro. Sus ojos fríos en este momento, su nariz recta, se posó sobre los labios del hombre que estaban en línea recta, ¿Dónde estaba su sonrisa?

- Deja de mirarme de esa manera, Charlotte

Salió de sus pensamientos dando un brinco en el lugar donde se encontraba. Charlotte sabía que tipo de mirada le estaba dando, se aclaró su garganta y se alejó aún más.

- Bueno, yo me voy – dice nerviosa. Resopla irritada, solo quería volver a tener un beso de su maestro, no solo palabras frías – Hasta mañana

Al darse la vuelta sintió unas manos posarse en su cintura. Su cuerpo se sintió más ligero y le intimido la manera en la que las manos de Michael encajaban perfectamente en ella. Michael la hizo girar hacia él, para poder mirarla directamente.

- Charlotte – susurra – Charlotte lo que pasó ayer entre tu y yo fue un error. No debimos haber hecho aquello. Eres mi alumna Charlotte – Dijo eso como si trataba de convencerse a si mismo

Ella ya sabía que aquello había estado mal, pero al escucharlo de la boca de Michael fue doloroso. Tal vez fue un error, pero Charlotte quería volverlo a repetir.

- Lo entiendo – sonríe ocultando su dolor

Consigue moverse para por fin salir del salón. Prefería huir ahora antes de que se sujetara del cuello de su maestro y besarlo. Pero entre más pasaba el tiempo más se cuestionaba si había hecho algo el día de ayer.

Salió del salón buscando a su amigo para avisarle que ya se iba a ir a su casa, aunque aun no fuera su hora de salida, ya no tenía ánimo para seguir en la universidad. Pero tampoco podía llegar a su casa tan temprano sino su papá se enteraría de ello. Por lo que decidió ir al centro comercial para comprarse un nuevo libro. Tomó las cuerdas de su mochila y empezó a caminar.

Sintió que estaba siendo perseguida, por lo que apresuró su pasó, pero se espantó más cuando un carro iba a la par de ella. Su respiración se empezó a acelerar, no sabía que hacer, volteo a ver el vehículo que se le hizo familiar.

Derecho al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora