Capítulo 3: Señales confusas

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Hello people!!

¿Cómo pasaron las fiestas? ¡Espero que espectacular!

Llevaba días queriendo actualizar, pero por una u otra cosa no podía hacerlo. Tengo el capítulo escrito desde el martes, pero no tuve tiempo hasta hoy para revisar errores y editarlo. Me disculpo en serio, soy un poco dispersa a veces jeje.

Anyways!! Espero que disfruten del capítulo, porque a partir de aquí comienza lo bueno *guiño malvado*

¡Muchísimas gracias por todo el apoyo! Cada lectura, cada voto y cada comentario que dejan en esta historia, son shots directos de inspiración para mi musa ^^

¡Los amo! <3

Actualizado 07/01/2024

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Capítulo 3: Señales confusas

Las semanas transcurren bastante rápido, abstrayendo a Max en un bucle constante e interminable de tareas y exámenes, los cuales no dejan espacio a nada que no sea permanecer tres cuartas partes del día con la mirada en los libros. Sus horas de sueño se ven reducidas a menudo por causa de sus estudios, por lo general gracias a su estúpidamente agradable profesor de Derecho Penal, quien es un experto en exprimir al máximo el potencial de sus alumnos.

Las clases con él resultaron ser las más provechosas de todo el semestre, ya que como el neerlandés pudo deducir desde el primer día, Sergio Pérez es un hombre sumamente habilidoso e inteligente. Les pasa la materia con una pasión y creatividad tal, que incluso a quienes no les gusta aquella área del Derecho terminan involucrándose en ella con increíble interés. Y si bien su comportamiento suele ser pacífico y hasta infantil gran parte del tiempo, a la hora de aplicar trabajos prácticos o exámenes, su carácter se transforma de tal manera que nadie se atreve siquiera a cuestionarlo demás.

En aquel preciso instante, Max le da un último vistazo a lo escrito en el blancuzco papel entre sus dedos, corrigiendo un par de puntos a medida que lo revisa. Faltan quince minutos para que acabe el tiempo designado para resolver el examen, mismo que él ya terminó sin mayor dificultad. Más que satisfecho con sus respuestas, guarda el lapicero de vuelta en la mochila, colgándosela en el hombro y tomando la hoja para encaminarse con andar seguro hasta el escritorio de su profesor. Se la extiende y éste le dedica una mirada indescifrable al recibir de vuelta la prueba ya resuelta, regalándole una sonrisa sumamente cautivadora, gesto habitual en él desde algunas semanas atrás. Verstappen sólo frunce el ceño y sin decirle nada dirige sus pasos hacia la salida del aula, sintiendo nacer en su interior esa ya familiar sensación de nerviosismo que tanto ha estado fastidiándole la existencia desde que conoció al mexicano.

Checo vira los ojos a la hoja en sus manos, una vez que la puerta se cierra en cuanto el rubio se escabulle cual rayo detrás de ella. De manera rápida le da una ojeada a las respuestas, percibiendo una inmensa oleada de satisfacción al encontrarlas perfectas. Max le ha demostrado en más de una ocasión su prodigiosa inteligencia, confirmando y reafirmando día a día aquello que sus colegas le dijeron en su momento, situación que no hace más que enorgullecerlo a niveles impresionantes. Y es que el joven Verstappen es por lejos el mejor alumno de su clase, lo cual muy en el fondo de su subconsciente lo cautiva cada vez más, provocando en su pecho una inexplicable calidez siempre que lo tiene cerca.

—Diez minutos, chicos —da el aviso con total tranquilidad, guardando el examen de su estudiante prodigio dentro de una carpeta archivador.

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Still there for me (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora