Capítulo 12: Renacer

276 48 4
                                    

Hello people!!

Espero que se encuentren muy, muy bien. Aprovechando otra noche de insomnio, les traigo nueva actualización de "Still there for me", recién exprimido de mi cerebro xD. Estuve casi dos semanas atascada en una escena, sin saber cómo rayos plasmarla, pero hoy me llegó la inspiración de golpe y escribí de una más de 4k de palabras. El capítulo está bastante largo, más de 7k de palabras, así que léanlo con calma ^^

Muchas gracias, como siempre, por todo el apoyo que le dan a la historia. Aunque suene repetitiva, en verdad aprecio muchísimo cada voto y, en especial, cada comentario que dejan. Su interacción con el fic es mi mayor retribución, mi mayor fuente de inspiración para continuar ^^

Disfruten de este pequeño soplo de calma antes del caos...

Actualizado 09/08/2024

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Capítulo 12: Renacer

La luz del amanecer se filtra a través de las cortinas de la habitación privada, acariciando el rostro de Max, mientras despierta lentamente. Sus párpados se abren con pesadez, revelando unos ojos azules aún nublados por los sedantes y los recuerdos fragmentados de lo sucedido el día anterior. Un dolor sordo late en sus sienes, un eco persistente de la tormenta que ha azotado su cuerpo y su alma.

Intenta incorporarse, pero un mareo repentino lo obliga a recostarse de nuevo en la cama. La enfermera, que ha entrado para administrarle la medicación, se acerca con una sonrisa amable.

—Buenos días, joven Verstappen —lo saluda empleando un tono de voz bastante gentil, mientras deposita la bandeja con medicamentos sobre la mesita de noche—. ¿Cómo se siente?

—Como si un camión me hubiera pasado por encima —murmura el rubio, haciendo una mueca incómoda ante la punzada desagradable que le martillea el cráneo.

—Tranquilo —señala ella, acercándole un vaso de agua—. Su cuerpo ha pasado por mucho, es esperable que se sienta débil.

Éste lo sostiene con cuidado, mientras la chica deja en la palma de su mano dos pastillas, una muy pequeña y la otra un poco más grande, ambas de un color blanquecino que de forma inevitable le recuerdan a la maldita adicción que comenzó su descenso hacia el desastre. Suelta un suspiro e ingiere ambos medicamentos a la vez, bebiendo agua despacio para forzarlos a bajar por su adolorida garganta. La enfermera le sonríe comprensiva, recibiendo de vuelta el objeto de cristal.

—Necesito... necesito darme una ducha —murmura, con la voz aún temblorosa y algo débil, pero con un atisbo de determinación casi palpable destellando en sus ojos.

—Por supuesto —responde la mujer, ayudándolo a incorporarse despacio—. Puedo ayudarlo, si lo desea.

Max niega con la cabeza, enderezándose en su posición y posando los pies descalzos sobre el frío suelo de baldosas.

—No, puedo hacerlo solo —espeta, levantándose de la cama con esfuerzo, pero decidido a demostrar que aún es capaz de valerse por sí mismo.

Ella le sonríe, admirando su fuerza de voluntad.

—De acuerdo, pero no dude en llamarme si necesita ayuda.

Él asiente y se encamina hasta el baño, cerrando despacio la puerta tras de sí. Con movimientos lentos y deliberados, se acerca al lavabo y toma el cepillo de dientes que ha sido dejado allí para él. Toma también la pasta dental con sabor a menta y exprime una generosa cantidad sobre las cerdas, inspirando hondo el aroma mentolado. Aunque sabe que las enfermeras se han preocupado de mantenerlo lo más limpio posible durante los días que ha estado postrado en una cama de hospital, nada lo complace más que poder tomar él mismo las riendas de su aseo personal. Despacio, comienza a cepillar sus dientes, sintiendo cada movimiento como un pequeño ritual.

Still there for me (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora