CAPÍTULO 2

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N/A: Buenas, buenas!!!! Aquí tenéis el segundo capítulo de esta historia, hoy por fin veremos el primer encuentro entre Silvia y Ona, espero que os guste, como siempre os leo en comentarios. Besos!!!!


SILVIA

A la mañana siguiente entro en mi aula como siempre, preparo las cosas, y antes de que pueda darme cuenta ya estoy dando clase a mis alumnos. Cuando llega el recreo mis niñas, como yo las llamo, se acercan a mi mesa, ya que hoy no me toca cuidar patio, y antes de que abramos ningún sobre las comento lo que estuve hablando ayer con sus padres.

- Oye chicas, ¿qué os parecería que os entrenase a futbol un par de tardes a la semana después de clase?

- ¿Hablas en serio? – pregunta Martina. Es la más extrovertida de las tres.

- Pues claro, Silvia no bromearía con algo así- le contesta Lucía.

- Sí chicas, hablo en serio, ayer hablé con vuestras familias para ver si estaban de acuerdo y, después de una larga conversación, accedieron.

Las niñas en seguida empiezan a celebrar y a preguntarme un millón de cosas a la vez, así que el recreo se nos pasa mientras les respondo sus dudas, y por lo tanto no nos da tiempo a abrir ningún sobre de cromos. La verdad es que con el álbum estamos teniendo suerte, no nos han salido casi cromos repetidos.

Las clases se reanudan después del recreo y pasan con bastante tranquilidad, cosa que agradezco, porque no hay cosa más difícil que intentar dar clase cuando todos están alborotados.

Con Lola, Martina y Lucía quedamos en empezar los entrenamientos la semana que viene, así tendré tiempo de comprar los materiales que vamos a necesitar de momento, y también necesito pensar como voy a enfocar los entrenamientos. Lo cierto es que no sé en que momento se me ocurrió lo de entrenarlas, pero la verdad es que creo que me hace más ilusión a mí de lo que les hace a ellas, y eso que están como locas por poder jugar al futbol aunque sea solo entre ellas tres. Por mucho que lo hemos intentado los niños del colegio no las dejan jugar con ellos, dicen que no es un deporte de chicas, y aunque me he hartado de decirles que los deportes no tienen género, no hay quién les saque de la cabeza esa idea arcaica y troglodita.

Aprovecho el fin de semana para acercarme hasta el Decathlon y comprar todo lo que necesitamos para los entrenamientos: unos cuantos balones, unas picas, un par de miniporterías, un silbato para mí.... yo creo que por el momento con eso tenemos para empezar.

Al final hemos quedado en entrenar los lunes, los miércoles y los martes, y, aunque la primera semana es un poco desastrosa, poco a poco las niñas van cogiendo confianza entre ellas y consigo mismas y vamos pudiendo hacer más cosas, aunque mi idea principal es que disfruten del deporte y se lo pasen bien. Del campo en el que estamos entrenando mejor ni hablamos, está totalmente destrozado ya que nadie lo usa, pero por lo menos tenemos un espacio donde practicar, aunque por no tener no tenemos ni donde guardar los materiales, estos los tengo guardados en el maletero de mi coche dentro unas cajas de plástico, de estas transparentes de almacenaje.

Por desgracia, y como sospechaba, ninguno de sus padres se interesan en los más mínimo en lo que hacemos, es más, los padres de Lola ni siquiera vienen a recogerla, soy yo la que se encarga de que la niña llegue sana y salva a su casa, aunque tengo la intuición de que tampoco es que les importe mucho el bienestar de su hija. Y se me parte el alma cada vez que lo pienso, porque de verdad que Lola es especial, a mí me conquistó desde el primer día, por no hablar del talento que tiene para el futbol, parece que lo lleva en la sangre, es increíble verla con el balón, te quedas hipnotizada.

HACIA LA VICTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora