CAPÍTULO 5

1K 104 22
                                    

MARATÓN 3/3

ONA

Llevamos unos minutos hablando en el parking, apoyadas en mi coche cuando de pronto siento que Silvia cambia un poco de actitud, parece avergonzada.

- Ey, ¿pasa algo? – pregunto un poco preocupada cogiendo una de sus manos entre las mías.

- No, bueno es que... da igual, déjalo, es una tontería.

- Oh venga, estoy segura de que no es una tontería. Confía en mí- acaricio el dorso de su mano con mi pulgar intentando darle un poco de confianza.

- Es que acabo de caer en la cuenta de que debajo del abrigo solo llevo la camiseta con tu dorsal, y sé que me voy a morir de la vergüenza cuando me quite el abrigo frente a tres de las mejores jugadoras del mundo y parezca una fan loca que ...

- Ey, ey, Silvia, tranquila, respira- digo cuando veo que habla tan rápido que casi no le da tiempo a respirar- ¿Lo que te avergüenza es que te vean con mi camiseta?

- No, en realidad... Me avergüenza que la gente piense que estoy con vosotras porque me estáis haciendo una clase de favor o algo así. Seamos sinceras, yo soy solo una fan y...

- ¿En serio piensas que eres solo una fan? ¿Crees que con una simple fan me comportaría como lo hago contigo? A ver, no me malinterpretes, amo a mis fans, pero por ellos no siento lo que por ti.

- ¿Sientes algo por mí? – pregunta sorprendida e ilusionada a partes iguales.

- Bueno a ver, sí... quiero decir nos estamos conociendo aún pero sí, siento cosas por ti Silvia.

- Pellízcame porque no me lo creo- dice tratando de hacer una broma- Ona Batlle siente algo por mí- según termina de hablar empieza a dar saltitos.

- Mira que eres tontita ¿eh?

Ella se ríe y vuelve a apoyarse en el coche a mi lado, tal vez un poco más cerca de lo que estábamos antes.

- Por cierto- hablo mientras le quito el seguro al coche y abro el maletero- Por si aún quieres que no te vean con la camiseta- digo mientras le tiendo la sudadera que acabo de sacar del coche.

- Me la voy a poner, pero que conste que no me la pongo porque me avergüence que piensen que soy solo tu fan, me la voy a poner porque huele a ti- dice sonrojándose.

Observo como se coloca mi sudadera mientras sujeto sus gafas, que me dio hace unos segundos para que no la estorbasen. Según se coloca mi sudadera le devuelvo sus gafas, cuando se las coloca me mira sonriente y me abraza. Evidentemente le devuelvo el abrazo y nos tiramos un par de minutos abrazadas, probablemente hubieran sido más de no ser por que una voz más que conocida nos interrumpe.

- Vaya, vaya, ¿interrumpimos algo? – pregunta Mapi riéndose.

- Babe, don't be rude (Nena, no seas mala) – le dice Ingrid a su chica- Hola, encantada- dice acercándose a nosotras para darle dos besos a Silvia a modo de saludo.

- Hola, ¿qué tal?

- Bien, ¿y tú? – contesta Ingrid en un español casi perfecto.

- Increíble- confiesa Silvia mirándome de reojo y sonrojándose de nuevo.

- ¿Le queda mucho a Ale? – pregunto abrazando desde atrás a Silvia, que para mi sorpresa no se separa al sentir mis brazos en su cintura.

- Ya había salido del vestuario cuando hemos salido nosotras- me responde Mapi- Pero me parece que su representante quería hablar cinco minutos con ella, me ha dicho que vayamos yendo nosotras que luego nos alcanza.

- En marcha entonces- digo soltando el cuerpo de Silvia y dando dos palmadas causando las risas de los presentes.

Ingrid y Mapi se subieron al coche de esta última mientras que Silvia y yo nos montamos en el mío. Enciendo el motor y salimos del aparcamiento siguiendo al coche de la central.

- Puedes conectar tu móvil si quieres para poner música- ofrezco mientras empiezo a conducir por las calles de Barcelona.

Silvia conecta su móvil, y después de rebuscar entre sus playlist durante un par de minutos, por los altavoces de mi coche empiezan a sonar los primeros acordes de una canción. "Bombona" de Tiago PZK resuena por todo el coche acompañado de nuestras voces, ya que vamos cantando a pleno pulmón, disfrutando de la música.

- Bombona, todos quieren contigo, pero tu estas conmigo- cantamos las dos mirándonos a los ojos mientras estamos paradas en un semáforo.

Llegamos al restaurante en el que Ale había reservado mesa, y esperamos en el aparcamiento junto con Mapi e Ingrid hasta que nuestra capitana llega.

- Perdón por la tardanza chicas- dice Ale mientras cierra su coche.

La comida se pasa bastante rápido, todas charlamos bastante animadas, incluso Silvia, que gracias a su dominio perfecto del inglés se tira gran parte de la comida hablando con Ingrid, y traduciéndola aquello que no entiende. Parece que la maestra ha encajado a la perfección en nuestro pequeño grupo.

Después de comer cada una se va yendo por su lado, y cuando nos montamos en el coche se me ocurre una cosa.

- Oye Silvia, ¿tienes algo que hacer ahora?

- No, la verdad es que no.

- ¿Te apetece que nos acerquemos un rato a la playa?

- Claro, ¿por qué no?

Pongo rumbo a la playa, y cuando aparcamos abro el maletero y saco un par de mantas que siempre guardo para ocasiones como esta.

- Ven, conozco un sitio que te va a encantar- digo entrelazando su mano con la mía para guiarla hasta mi sitio especial.

Caminamos por la arena, sorteando a la poca gente que nos encontramos y por fin llegamos a una pequeña cala que prácticamente nadie conoce.

- Esto es increíble Ona- dice mientras observa el mar y yo coloco una de las mantas en la arena.

- Aún hay más- digo después de comprobar la hora en mí móvil- todavía estamos a tiempo de ver el atardecer.

- ¿Por qué me has traído aquí Ona? – me pregunta curiosa cuando nos sentamos.

- Cuando era pequeña, siempre que ganaba un partido con mi equipo venía aquí con mi familia, mi hermano y yo nos tirábamos horas jugando con la pelota mientras nuestros padres nos grababan. Este sitio está lleno de buenos, simplemente quería tener otro buen recuerdo que añadir a la lista.

- ¿A sí? ¿Y en qué estabas pensando exactamente?

- Pues... no sé, en estar aquí contigo, con eso me basta para que sea un buen recuerdo.

- ¿Sí? Yo estaba pensando en algo más concreto- dice acercándose un poco más a mí colocando un mechón detrás de mi oreja.

- ¿Y qué es? si se puede saber claro- pregunto curiosa acercándome todavía más si se puede a ella.

- Esto- dice antes de terminar con la distancia que nos separa para besar mis labios de una forma tan dulce y delicada que hace que me derrita ante su tacto.

Mientras nos besamos Silvia recorre mis brazos con caricias hasta llegar a mi cara, donde posa suavemente sus manos en mis mejillas. Termino enganchando mis brazos a su cintura para evitar que nuestros cuerpos se alejen aunque sea un par de milímetros. Cuando nos separamos por falta de aire decido hablar.

- Este, sin duda, acaba de entrar en el top dos de mis momentos favoritos, solo después de la victoria en la final del mundial.

- Guau, ¿para tanto ha sido?

- No sé, a ver, déjame probar otra vez- digo volviendo a unir nuestros labios- No me quiero quedar con ninguna duda- confieso entre besos mientras que, frente a nosotras, el sol se va poniendo, creando la estampa perfecta. 

HACIA LA VICTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora