CAPÍTULO 20

1K 104 45
                                    

N/A: Holis!!! Aquí os traigo un nuevo capítulo que viene cargadito de cosas, ¿qué pasará en la comida familiar? ¿qué hará Lola cuando se entere de la oportunidad que puede llegar a tener? Os leo en comentarios, besos!!!

SILVIA

Hoy es el día, hoy Lola y yo vamos a conocer a la familia de Ona, por lo visto han organizado una comida en su casa aprovechando que ya empieza el buen tiempo. Así que el plan es el siguiente, iremos a ver a Ona jugar su partido de liga en el Johan, donde nos encontraremos con su hermano, y luego nos iremos los cuatro a casa de sus padres.

- Buenos días, cariño- digo entrando en la habitación de Lola, acercándome a la ventana para subir la persiana y dejar entrar la luz del día.

- Buenos días- contesta adormilada- ¿qué vamos a hacer hoy?

Los últimos fines de semana hemos estado haciendo pequeñas excursiones a distintas zonas de la ciudad para que Lola las conociera. En cierta manera quería que Lola viviera un poco la infancia que nunca ha tenido.

- Vamos a ir a ver a Ona y a las chicas jugar, ¿qué te parece? – le pregunto sentándome en el borde de su cama.

- ¿En serio? Es el mejor plan de todos, nunca he ido a un estadio de futbol.

- Pues hoy será la primera vez de muchas- le aseguro mientras empiezo a hacerle cosquillas disfrutando al escuchar sus carcajadas.

Nos vestimos ambas con camisetas del club, yo me pongo una con el dorsal de Ona, y Lola se pone una con el dorsal de Lucy que la inglesa le regaló hace unos días, cuando estuvimos todas en casa de Mapi.

Desayunamos tranquilamente mientras escuchamos A Taylor Swift, nuestra nueva obsesión, y luego ponemos rumbo al Johan. Cuando llegamos ya hay bastante gente, pero no la suficiente como para que nos cueste movernos por el recinto, todavía queda como media hora para que pase eso.

Buscamos entre las gradas hasta dar con nuestro sitio, y no mucho después se nos une Joan, el hermano de Ona, que para nuestra sorpresa viene con unas banderitas para que animemos al equipo. Nada más comenzar el partido empieza la goleada, y es que no hemos llegado ni al minuto cinco cuando Salma abre el marcador, seguida de dos golazos de Caro, uno de Aitana, y uno de Ona que celebramos por todo lo alto.

- ¡Ha marcado Ona! ¡Ha marcado Ona! – grita entusiasmada Lola dando saltitos.

Llegamos al medio tiempo y enseguida Joan se pone a hablar con Lola, han congeniado super bien, no sé la de veces que la niña le ha dado las gracias por ayudarme con su custodia.

- ¿Entonces quieres ser futbolista? – le pregunta Joan después de que Lola le haya estado contando como han sus últimos entrenos.

- Aún no lo sé, Ona dice que todavía soy pequeña y tengo tiempo para pensarlo, pero creo que me gustaría estar algún día ahí abajo jugando- comenta Lola, y estoy segura de que en su cabeza se está imaginando a si misma en el verde.

La segunda parte comienza y con ella vuelven los goles, otros cinco, pero esta vez de Alexia, Pina y Patri. Todo el estadio celebramos la victoria con las chicas cantando con ellas y vitoreándolas, y después de un rato, Ona nos hace señas para que bajemos con ellas al césped.

- Hombre, pero mira a quien tenemos por aquí- dice Mapi acercándose a nosotros.

- Habéis estado increíbles chicas- digo felicitándolas mientras tengo Ona me abraza de costado.

Lola no tarda en estar corriendo por el campo con Lucy y con Mateo, el hijo de Irene, mientras que nosotros nos quedamos hablando un poco más con las chicas hasta que estas se tienen que ir a las duchas. Entonces nos quedamos Joan y yo solos mientras que Lola está jugando con un balón que la han dejado, tirando tiros a puerta.

- ¿Lista para conocer a los suegros? – me pregunta de broma Joan.

- Si te digo la verdad estoy que me muero de los nervios- le contesto mordiendo las uñas de una mano.

- Relájate cuñada, que les vas a caer genial, no tengo ninguna duda. Además... bueno, igual mejor me callo- dice entre risas.

- Oye no, ahora me lo dices, no me puedes dejar así- digo poniéndole carita de pena para ver si así suelta prenda.

- Ag, eres igual que mi hermana, no soy capaz de decir que no a esa carita.

- Pues entonces desembucha cuñado- le digo encogiéndome de hombros con mi mejor sonrisa.

- Lo que iba a decir es que, además, Ona ya les ha hablado de ti y de Lola a nuestros padres, y tendrías que ver como hablaba de vosotras, poco más y se la caía la baba- confiesa entre risas.

Las chicas empiezan a salir, así que le digo a Lola que vaya viniendo, no quiero hacer esperar a Ona. Mientras la pequeña va a dejar el balón en la otra punta del campo, donde está la bolsa, alguien me toca el hombro desde atrás, haciendo que tanto Joan como yo nos giremos.

- Perdona, ¿eres la responsable de esa niña? – me pregunta muy sonriente.

- Sí, ¿por? ¿ha pasado algo? – pregunto confundida.

- En absoluto, verás, soy Jaume Puig, soy ojeador del Barça y no he podido evitar fijarme en la niña desde que ha empezado a jugar con el balón, hoy no estaba trabajando, he venido solo a ver el partido con mi familia- dice señalando detrás de él a un grupo de personas- pero no te miento cuando te digo que esa niña tiene talento. Ten, aquí tienes mi tarjeta, llámame y acordamos un día para que venga a hacer las pruebas, estoy seguro de que las pasará sin problema.

No soy capaz de procesar lo que acaba de pasar, y parece que Joan tampoco, aunque él reacciona primero que yo.

- ¿Eres consciente de que la tarjeta que tienes entre tus manos puede ser la oportunidad de su vida verdad?

- Sí, pero yo no soy quien de obligarla a hacer nada, ella decidirá si quiere hacer las pruebas o no.

Joan asiente, y antes de que alguno de los dos podamos decir algo más, aparece Ona con Lola en brazos.

- ¿Quién era ese hombre? Me suena de algo pero no termino de saber dónde lo he visto antes.

- Luego te cuento- digo con una sonrisa guardándome la tarjeta con el número del ojeador en el bolsillo.

Salimos del Johan, y nos montamos en el coche de Ona, ya que había insistido en que quería llevarnos ella a todos, por lo que esta mañana Lola y yo llegamos aquí en autobús para no tener que volver luego a por mi coche.

Después de poco más de media hora de trayecto llegamos a la casa de los padres de Ona, según nos bajamos del coche Lola viene corriendo hacia mí, cuando está nerviosa o está en un lugar desconocido siempre se pega a mí.

- ¿Tú has crecido en esta casa Ona? – pregunta la niña mientras caminamos por el sendero de piedra hasta la puerta principal.

- Sí, viví aquí hasta que me tuve que mudar de ciudad para jugar en otros equipos, cuando éramos pequeños Joan y yo nos pasábamos las horas jugando al balón en el jardín de atrás.

- Oye Lola, después de comer, si te apetece, jugamos tu y yo un rato al balón, ¿qué me dices?

- ¡Sí!

HACIA LA VICTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora