CAPÍTULO 7

983 104 54
                                    

N/A: Como os prometí aquí tenéis el siguiente capítulo de esta historia a la que le estáis dando tanto amor, como siempre os leo en comentarios, besos!!! 

P.D: Disfrutar de lo que queda de fin de semana antes de que empiece la semana, jiji...

SILVIA

El camino en coche hasta el centro es horroroso, Lola no deja de llorar y de suplicarme que me quede con ella, rompiéndome el corazón por completo, ningún niño debería sufrir de esta manera jamás. Cuando por fin llegamos al centro Lola ya no llora, pero no se despega de mí, la directora nos enseña las instalaciones y, en el momento de irme Lola vuelve a llorar desconsoladamente, aunque me encantaría quedarme y consolarla, la directora me echa de la habitación mientras la pequeña no deja de gritar mi nombre. Termino llorando mientras bajo las escaleras al lado de la directora.

- ¿Estás bien? – me pregunta cuando llegamos a la recepción.

- Lo cierto es que no, me duele verla sufrir de este modo después de todo lo que le ha pasado.

- ¿Eres su profesora verdad? – vuelve a preguntar mientras me tiende unos pañuelos.

- Sí, soy la profesora de Lola, ¿por?

- Acompáñame al despacho para hablar unas cosas- me pide con una sonrisa tranquilizadora.

Caminamos por el pasillo hasta que abre una puerta, que queda a nuestra derecha, y me hace un gesto con el brazo para que entre.

- Toma asiento- dice señalando una silla que queda enfrentada a su mesa mientras ella se sienta en la suya- Entiendo que esta situación va a ser muy dura para la pequeña, por eso me gustaría que desde el colegio nos mantuvierais informados de cómo va su rendimiento, así que aprovechando que te tengo aquí, te voy a dar nuestro teléfono y mi correo personal para cualquier cosa que haga falta- dice mientras termina de anotar los datos de contacto.

- Ya que estoy aquí, me gustaría saber cuáles son los horarios de visitas- pido con la esperanza de poder venir a ver a Lola a menudo.

- Los horarios de visita son un poco escasos- dice haciendo que el alma se me caiga a los pies- Los menores que viven en el centro solo pueden recibir visitas los sábados por la mañana y los domingos por las tardes.

- Comprendo, y ¿hay que rellenar algún papel o algo para venir a visitarlos?

- Sí, hay que rellenar una pequeña ficha con sus datos personales para poder llevar un control.

- ¿Podría darme una?

La directora me mira sorprendida, pero se gira para abrir un cajón y entregarme uno de los formularios junto con un bolígrafo sin hacer preguntas. Lo relleno con cuidado de no confundirme con ningún dato, y luego se lo entrego de vuelta con una sonrisa.

- Cuente con que voy a venir cada fin de semana – digo con seguridad.

- No tiene porqué hacerlo si no quiere.

- Lo sé, pero es que resulta que quiero hacerlo, esa niña se merece un poco de normalidad en su vida, y yo estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por ella, para intentar darle el cariño que sus padres nunca le dieron.

- Comprendo, es muy bonito de tu parte- confiesa sincera.

- También quería preguntarte otra cosa- digo recordando lo de los entrenos- Tres tardes a la semana Lola, junto con otras dos compañeras entrenan a futbol después de las clases, concretamente soy yo la que las entrena, y me preguntaba si Lola podría seguir asistiendo.

HACIA LA VICTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora