CAPÍTULO 19

963 106 38
                                    

N/A: Holisss!!! Ya estoy de vuelta publicando, acabo de subir un One Shot, y ahora os traigo un nuevo capítulo de esta historia que tanto os gusta. Espero que lo disfrutéis tanto como he disfrutado yo escribiéndolo. Nos vemos en comentarios, besos!!!!

ONA

Lola lleva ya un par de semanas en casa con Silvia, y la verdad es que parece que todo va sobre ruedas, ambas se han adaptado bastante bien a la otra y, quitando un par de pesadillas que han acechado a la pequeña durante las noches, no ha habido ningún imprevisto.

- Buenos días- saludo a las chicas cuando entro en el vestuario.

En seguida nos ponemos a hablar entre todas para luego salir al campo, listas para el entrenamiento de hoy. Barcelona tiene sobre sí una tormenta como pocas veces he visto aquí, me recuerda un poco al tiempo de Mánchester, pero aunque esté diluviando los entrenos no se pueden parar así que nos tiramos toda la mañana corriendo bajo la lluvia, y entrenando técnica para nuestros próximos encuentros.

- Oye, ¿qué os parece si esta tarde nos juntamos todas un rato? – propone Mapi mientras salimos de las duchas- Nosotras ponemos la casa- dice pasándole un brazo por encima de los hombros a su chica.

Todas comienzan a unirse al plan, Irene va a llevar a su mujer y a su hijo, así que se me ocurre que es una buena idea que se vengan también Silvia y Lola. Nunca han estado en una de nuestras reuniones, bueno, Silvia sí, pero la peque todavía no.

Cuando salimos de la ciudad deportiva lo primero que hago es escribirle a Silvia para proponerle en plan de esta tarde, y para decirle también si le apetece que comamos las tres juntas, últimamente lo hemos estado haciendo mucho, incluso me he quedado a dormir alguna vez en su casa.

Silvia me contesta que sí a las dos cosas, y al final acordamos que comeremos las tres en mi casa ya que está más cerca de la casa de Mapi e Ingrid que la suya.

Tocan al timbre justo cuando estoy terminando de sacar de la sartén la comida, así que lo dejo todo en la bandeja que ya había preparado, y, mientras me limpio las manos con el paño de cocina, voy a la entrada para abrir.

- Hola- saluda contenta Lola.

- Holo terremoto- la saludo por el apodo que le puse hace unos días mientras jugábamos en el parque.

- Hola, huele genial aquí- saluda mi chica acercándose para darme un beso.

- Mejor sabrá, anda pasad, la comida ya está lista.

Silvia y Lola van a lavarse las manos, y de mientras yo pongo los platos y los vasos sobre la mesa. Comemos mientras nos contamos como nos ha ido la mañana y también le contamos a Lola que por la tarde iremos con las chicas, ya que todavía no sabía nada.

Mientras Silvia y yo fregamos lo que hemos manchado, Lola se pone a hacer los deberes que al parecer hoy tiene bastantes. Y como cuando terminamos de recoger la cocina, la peque todavía sigue con la tarea, nosotras dos nos ponemos en el sofá mientras vemos una peli.

Como la tarde sigue bastante lluviosa, y hace un frío considerable, decidimos ir en coche a la casa de las chicas.

- Oye Ona, ¿puedo hacerte una pregunta?

- Claro que sí peque, puedes preguntar lo que quieras.

Miro a Silvia preguntándola con la mirada si sabe qué va a decir Lola, pero parece tan perdida como yo.

- ¿Tú cuando supiste que querías ser futbolista profesional? – pregunta genuinamente.

- Cuando era pequeña no sabía que las chicas podíamos ser jugadoras de futbol, en la tele solo salían chicos, y, por lo general, a las chicas no nos dejaban jugar ni en los recreos- empiezo a decir mientras voy conduciendo- por lo que no se solían ver chicas en ningún equipo infantil, de hecho, cuando mis padres me apuntaron a un equipo después de que les diera mucho la lata, yo era la única niña.

- ¿Solo eras tú? – pregunta sorprendida.

- Sí, pero es nunca me importó, yo quería jugar al futbol, me divertía haciendo trucos o quitándole el balón a mi rival, cuando tengo el balón en los pies me siento la dueña del mundo, es como si nada más importara. Así que aunque no sabía que podía llegar a ser profesional, lo que si que sabía es que quería jugar al futbol todo lo que pudiese y lo mejor que pudiese, porque ese era mi sueño, y mi hermano siempre me decía que debía luchar por mis sueños, porque cuando algo te hace feliz no debes dejarlo marchar a pesar de lo que digan los demás.

- ¿Tienes un hermano? – vuelve a preguntar la niña, pero esta vez es Silvia quien le contesta.

- Lola, ¿te acuerdas de Joan? El chico que te presenté el otro día.

- Sí, él fue quien te ayudó a que me adoptaras- contesta la niña.

- Pues Joan es el hermano de Ona.

- ¿En serio? Eso es increíble- dice Lola feliz.

- ¿Por qué preguntabas antes que cuándo supe que quería ser futbolista terremoto?

- Porque creo que quiero ser futbolista de mayor, quiero ser como tú, y como tus compañeras, vosotras jugáis al futbol todos los días, y cuando entreno con Silvia me siento muy bien, es como has dicho tú, como si no existiera nada más, solo el balón y yo, pero no sé si eso es solo que me gusta mucho el futbol, o que quiero ser futbolista.

- Todavía eres muy pequeña para saberlo- le dice Silvia girándose en el asiento del copiloto- pero está muy bien que preguntes, y nosotras te vamos a apoyar en todo lo que decidas.

- Abrirse camino en el mundo del futbol no es fácil- empiezo a decir mientras entro en la calle donde vive Mapi- pero para eso estamos las chicas y yo, para ayudarte a ti y a todas las niñas que quieran jugar.

Llegamos a casa de Mapi e Ingrid de las primeras, solo se nos ha adelantado Alexia, que siempre es la primera en llegar a todo. Saludamos a las chicas y Mapi no tarda ni medio segundo en estar jugando con Lola, mientras que nosotras cuatro estamos sentadas en el sofá viendo quien de las dos es más niña.

Pronto llegan todas las demás y la tarde se nos pasa volando, Lola hace muy buenas migas con Mateo, el peque de Irene, y ambos se tiran todo el rato jugando con Bagheera, el gato de Mapi.

De vuelta en el coche Lola se duerme en el asiento de atrás, así que aprovecho la oportunidad para contarle a Silvia una cosa que he estado pensando durante los últimos días.

- Oye preciosa- digo llamando su atención- llevo días pensando un cosa.

- ¿Qué pasa? – me pregunta algo preocupada, puedo notarlo en sus ojos.

- Ey, tranquila, no es nada malo, o eso creo, es que siento que ya es hora de que demos un pasito más... Quiero presentarte a mi familia, bueno, a mis padres, porque a Joan ya lo conoces.

- ¿Estás... estás segura de esto? – pregunta dubitativa.

- Muy segura, tu me has hecho la mujer más feliz del mundo en el tiempo que llevamos juntas, y esa pequeña que duerme en el asiento de atrás me está dando la vida, nunca me imagine esto, pero no lo cambiaría por nada del mundo. Bendito el día en el que subiste aquel tik tok cuando te tocó mi cromo.

Ambas nos reímos por lo que digo, y luego Silvia extiende su mano colocándola sobre mi rodilla.

- Si es lo que quieres, yo encantada, pero... ¿no te dirán algo por presentarles a una chica que acaba de adoptar a una niña?

- No van a decir nada preciosa, y si lo hicieran no me importa, yo os quiero a las dos, y sé que Joan también, pero ya te digo que no va a pasar nada.

- Eres lo mejor que me ha podido pasar Ona- confiesa Silvia casi en un susurro.

- Te quiero Silvia. 

HACIA LA VICTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora