CAPÍTULO 5

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Hazel

Como el muy hijo de puta se atreve a llamarme hija después de todo lo que me hizo

— te hice una pregunta —grita William al sujeto que está temblando

— perdón señor —responde el bastardo— no sabía que usted tenía más hijos, pensé que se trababa de alguna intrusa

¿Más hijos?

— Retirate —dice William soltándolo con brusquedad— tú y yo hablaremos más tarde

— está bien señor —el bastardo se da la vuelta para irse pero se voltea y fija su mirada en mí— señorita... discúlpeme porfavor —agacha la cabeza y se va

— oh hij... —el imbécil de William intenta abrazarme pero lo aparto como si su sólo tacto me pudiese quemar

— ni se te ocurra volver a llamarme hija —le digo con desprecio— mucho menos a intentar tocarme— no dice nada, sólo se queda estático y veo como las lágrimas se acumulan en sus ojos, lágrimas que no causan ni el más mínimo atisbo de compasión en mí, sin decir más me dirijo a la casa y para mi sorpresa la puerta está abierta así que sin pensarlo mucho, entro

Una vez adentro, miro a todas partes a ver si veo a la que se supone que es mi madre, y si, efectivamente la veo, pero no viene sola, viene acompañada de dos niños que al parecer son gemelos, los niños vienen con una gran sonrisa hacia mí. En sus ojos puedo ver un brillo especial, no sé si estoy alucinando, pero se parecen a mí, mucho

— ¿es ella? —dice uno de los niños con una clara ilusión en sus ojitos verdes

— si cariño —responde Grecia sonriente y una lágrima escurre por su mejilla

No me da tiempo de reaccionar porque de un momento a otro los niños corren y se abalanzan hacia mí, me empiezan a dar besos por toda la cara

— por fin regresaste, queríamos conocerte
—dice uno de ellos con una gran sonrisa

No puedo ni moverme, no sé qué está sucediendo, estoy muy nerviosa

— niños, déjenla ya, la están asfixiando
—musita Grecia

Es entonces cuando uno de ellos se baja. El otro sigue encima de mí

— mamá dió una orden Jayden, obedece
—replica el que se bajó

El niño que tengo en brazos lo mira mal, sin embargo me da un último beso y se baja

— ellos son...

— tus hermanos amor —me confiesa— Jayden y Jordan

No puedo creerlo, nunca imaginé tener hermanos pequeños, nunca imaginé ser hermana mayor, los niños me miran fijamente mirándome de arriba a abajo, como si no pudieran creer que yo estuviese allí con ellos

— ¿no dirás nada? —pregunta Grecia al ver qué me he quedado inmóvil

— no sé qué decir —confesé

— te dije que ella no nos querría —dice uno de ellos mirando a el otro y podría jurar que se trataba del que se bajó primero, Jordan

El otro agacha la cabeza y yo me siento la persona más cruel y malvada del mundo, ellos no tienen la culpa de lo que sucedió entre sus padres y yo, eso era algo aparte. No pensaba herirlos ni condenarlos, así que me agacho quedando a su altura. Siento la mirada de conmoción de Grecia en mí

— claro que los quiero —digo mirándolos a ambos— sólo que su hermana es una tonta que no sabe cómo reaccionar ante la felicidad —confieso y uno de ellos, el que supongo es Jayden sonríe y me abraza fuerte, muy fuerte como si temiera que me fuese a desaparecer en cualquier momento, el otro por su parte, se queda mirándonos sin decir nada

Amor Entre SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora