CAPÍTULO 12

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Hazel

Desperté antes de que el sol se asomara, como de costumbre, la ansiedad ya se había instalado en mi pecho, y sabía que no había forma de sacudirla. Decidí canalizarla en algo productivo y me dirigí al gimnasio que tengo en casa. Encendí las luces, me puse los auriculares y me subí a la cinta de correr. El ritmo constante de mis pasos se mezclaba con la música, creando una burbuja donde, por un momento, todo estaba en orden

Después de una hora corriendo, me sentía agotada físicamente, pero mi mente seguía inquieta. Me duché rápidamente y elegí mi atuendo del día: un vestido negro ceñido, camisa azul con rayas y tacones del mismo color. Mientras me maquillaba frente al espejo, me obligué a mantener la mente enfocada en la agenda que me esperaba en el consultorio

 Mientras me maquillaba frente al espejo, me obligué a mantener la mente enfocada en la agenda que me esperaba en el consultorio

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Acompañé mi outfit con algunos accesorios, perfume y algo de maquillaje. Tomé mi bolsa y me fui en mi auto

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El trayecto al consultorio fue tranquilo, con la ciudad despertando lentamente. Al llegar, estacioné y entré al edificio

— hola señorita Hazel —saluda Olivia— vino más temprano que de costumbre

— Hola, Olivia. Sí, tenía algunas cosas que organizar antes de que lleguen los pacientes

No mentí del todo

Me dirigí a mi oficina, sintiendo el ambiente acogedor que había creado con tanto cuidado. El consultorio era mi refugio y mi campo de batalla. Aquí, ayudaba a otros a enfrentar sus demonios mientras luchaba con los míos. Me senté en mi escritorio, revisando la agenda del día. El primer paciente era un niño de siete años, víctima de abuso. Mi corazón se encogió al leer el resumen de su caso

Respiré hondo y seguí leyendo

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📞 Doctora Meyer, su primer paciente ya está aquí —dijo Olivia llamándome por teléfono

📞 Gracias, Olivia. Hazlo pasar

Cuando el pequeño entró, me sonrió tímidamente. Sus ojos reflejaban una mezcla de miedo y esperanza

—Hola, soy la doctora Hazel. ¿Cómo te sientes hoy?
—dije con una sonrisa suave, invitándolo a sentarse

La sesión transcurrió con delicadeza, cada palabra y cada gesto dirigidos a construir un puente de confianza. Al finalizar, el niño se veía un poco más relajado. Lo despedí con la promesa de que aquí encontraría el apoyo que necesitaba

Fijé mi vista a la computadora para mirar quién era el otro paciente, depronto escucho como alguien abre la puerta y entra

— Olivia porf...

Amor Entre SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora