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Despertó en la alfombra de su taller, cansado, con la boca seca y una sensación incómoda en el cuerpo, como si tuviera todas las extremidades entumecidas, y no es por menos,  literalmente durmió en el suelo.

El día anterior se la paso llorando hasta que literalmente se quedó sin nada más que sacar de su pecho, pero a pesar de todo, la sensación desagradable en su corazón no se iba. Solo se opaco hasta cierto punto.

Tallo sus ojos sin cuidado mientras trataba de ubicarse dentro de la habitación, estaba desorientado e incómodo. Buena forma de empezar el día eh?.

Sentía como una especie de estática de televisión en su mente, una niebla que no le permitía actuar en sus plenas capacidades y mucho menos recordar la razón por la que termino ahí, tal vez lo haga más adelante en la tarde.

Vio su pelaje desordenado en el reflejo de una de sus herramientas que estaban desperdigadas en la mesa, siempre se había considerado alguien ordenado, pero al ver su escritorio tan caótico lo desmoralizó. ¿En qué momento siquiera dejo todo así?

Intento disipar sus dudas al tratar de ordenar sus herramientas, incluso había dejado un soldador prendido y enchufado, tan mal estuvo?

Sus movimientos eran perezosos y hasta se le dificultaba una simple tarea como caminar hasta la ventana para abrirla, en un intento de refrescarse a sí mismo y tratar de animarse, dentro de lo posible claro.

Tan pronto sintió el viento fresco de la mañana en su rostro y el sol sobre sus párpados, algo dentro de su estómago se sintió reconfortante. Cómo si acabará de soltar un gran peso.

Pero esa sensación seguía ahí. Tal vez necesitaba salir un rato, ¿no?

Y así lo hizo de hecho, trato de asearse dentro de lo posible dentro del taller y alistó su mejor sonrisa para ir a dar un pequeño paseo con su adornado Tornado por la playa, estaba seguro de que encontraría al menos a alguno de sus amigos ahí haciendo lo mismo que el iba a hacer. Despejarse un rato.


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El camino fue breve a decir verdad, tras la última reparación que le dió Tornado, se enfoco en mejorar su rapidez, además de claro, dejarlo uniformemente pulido y brillante, como merecía.

Seguía planeando por la brillante costa mientras sentía la brisa del mar golpeando contra su nariz, se sentía bastante pleno en el aire, y a pesar de poder haber volado perfectamente hasta la playa con sus colas, simplemente prefirió darle algo de atención al biplano, sin contar claro, que estaba exhausto.

Exhausto de que? Pues, estaba agotado físicamente en realidad, aunque no tenía muchos motivos —según el— para estarlo hoy, es decir ¡hoy durmió 3h! ¿Porqué estaba tan cansado?

Bueno, aunque esa cifra suene muy pocas horas de descanso para cualquier otra persona, para el zorro, era un logro.

Puesto que últimamente el insomnio no le estaba permitiendo descansar durante toda la noche, cuando lo normal era conciliar el sueño alrededor de las 4am. Si, se supone que ese era su horario de sueño.

Y teniendo en cuenta que está noche habia caído rendido forzosamente al sueño, no creía tener motivos para sentirse así. ¿No es así?

Tras varios minutos dándo vueltas por toda la costa, creyó conveniente adentrarse un poco en el mar, la marea estaba tranquila, no tendría inconvenientes en bajar un poco la velocidad y planear más bajo.

El día era precioso, cielo despejado y clima ideal para apreciar la belleza que podía ofrecerle la isla en la que vivía, no?

Pulso unos cuantos botones en el tablero de la avioneta y dejo el piloto automático encendido en una constante vuelta, de esta forma solo circularía alrededor del islote sin perder su rumbo.

Estando en completa soledad, tallo sus ojos en un intento de quitar esa horrible sensación en su pecho, estaba aún intranquilo por ello, apresar de estar en su lugar favorito con su posesión —casi parte de su inexistente familia— más preciada y en lo que parecía el inicio de un día perfecto.

Se sentía miserable.

Miserable por no poder gritar ahora mismo sus sentimientos hacia su mejor amigo, quién prácticamente lo consideraba su hermano del alma.

Ya recordó porque termino en el suelo la noche anterior.
No tenía más lágrimas que soltar, pero tenía ese característico nudo en la garganta que le impedía respirar.

Sentía que tenía atorada en la garganta un « Te amo » dirigido hacia el cobalto. Uno que tal vez ni siquiera pueda llegar a decirle.

Estaba empezando a presionar sus manos entre sus mechones rubios sin cuidado alguno, como si esto fuera a mejorar en algo su situación, hasta que unos pitidos lo sacaron de su propia mente.

Olvidó llenar el tanque de gasolina, otra vez.

Maldijo por lo bajo y se dispuso a emprender vuelo hacia el lugar más cercano que pudiera encontrar en tierra firme. No estaba cayendo, pero si terminaría varado en el mar si no se daba prisa.

Y la suerte es una perra muchas veces, porque el único lugar que encontro cercano fue la algo alejada cabaña del erizo que le quitaba tanto el sueño por las noches.

Definitivamente hoy no sería un buen día.

𝙎𝙩𝙞𝙡𝙡 𝘿𝙞𝙚 𝙁𝙤𝙧 𝙔𝙤𝙪 ,, ˢᵒⁿᵗᵃⁱˡˢ ᴮᵒᵒᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora