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Quizás había dormido demasiado hoy.

Si bien estaba agotado por correr como ya casi era costumbre a casa, no había necesidad real de huir de esa forma.

No entendía bien porque estaba tan físicamente empeorando con el mínimo esfuerzo, era confuso.

Sin importar lo que haya pasado esa noche en el bosque, no fue ni tan grave como para dejar secuelas, entonces.
¿Porqué tenía tanto sueño?

Se tendió en su sillón ni bien cerro la puerta y se vio envuelto en la oscuridad de su residencia, únicamente iluminada por el espectáculo de luces que daban los astros está noche.

Y ahi es cuando de nuevo, su casi rutina se hizo presente.

—. ¿El... Quería verme? .– murmuró para su mismo —. ¿Por qué? .–

¿Acaso sobrepensar era una condición adquirida con el enamoramiento? Porqué al menos en su caso era así.

No solo el cobalto no salía de su cabeza, si no todos esos pensamientos que brotaban sin control alguno cuando el erizo rondaba su mente.

—. ¿Porqué la urgencia? .– susurro aún más bajo, su mirada nerviosa recorría cada detalle de su techo.

Mil escenarios ninguno alentador cruzaron por su mente.

¿Algo le habrá pasado?

¿Algún intercomunicador fallo?

¿Me estaba buscando solo para decirme algo?

¿Cómo supo que estaría en la playa hoy?

¿Que es lo que sabe realmente?

—. ¿Sabrá que estoy enamorado de el? .– el hilo de su voz se entrecortaba mientras se hacía presente el asual dolor en el tórax.

Imposible.
Había sido cuidadoso y discreto. Está a seguro de que ni siquiera la propia Amy sabía el nombre de quien le quitaba el aire cuando pasaba.
Entonces
¿Cómo?

Q
Su cabeza dolía, quizás era el agotamiento emocional de tanto tragarse sus palabras al ver a su mejor amigo y no poder expresar libremente lo que sentía con tanta intensidad.

Aunque suene tonto, era conciente de que sus emociones influenciaban su estado físico. Pero seguía sin entender la mayoría de pensamientos desordenados en el habil intelecto suyo.

Quizás los días eran muy largos.

Quizás no había tenido nada interesante estos días y estaba muy aburrido.

Quizás debería dejar de encerrarse en su taller tanto tiempo.

Quizás se estaba cansando de este juego del gato y el ratón.

Quizás.

Tan solo quizás.

Estaba abrumado de esta cefalea que no lo dejaba en paz.
Abrumado de verse afectado por lo que era lidiar con un amor que más que seguro no era correspondido.
Tan abrumado de guardar silencio y admirar desde lejos.

Que estrés.
Pensar en ello le daba dolor de cabeza y una sensación cosquilleante y ardiente en el pecho.
N

o lo aguantaba más, era como una cárcel dentro de si mismo.

Sin previo aviso, se levantó de golpe del mueble y fue hacia la puerta principal.

Hoy la noche era hermosa, brillantes estrellas decoraban el cielo nocturno digno de una pintura de un museo.

La viro unos instantes maravillado por lo que se estaba perdiendo hace un momento.

Cómo nunca, finalmente se digno a dejar de dormir en su sillón para pasar el tiempo y salió al exterior de su choza, dónde se echó en césped fresco a ver el cielo en todo su esplendor.

Ciertamente es que en la isla donde residían, no se apreciaban bien los fenómenos astronómicos a detalle, pero las noches eran claras y rellenas de estrellas que parecían miles de pequeñas florecillas naciendo.

Eso le encantaba.

Había olvidado lo bueno que era una noche a solas consigo mismo para apagar esa voz interna que lo aterroriraba a pesar de ser su propia consciencia.

Así que sin más dilación, tomo sus suaves  olas como almohada y se despidió a descansar.

Admirar la belleza de algo que no sea una persona.

Siempre fue un entusiasta de la astronomía, tanto que era hasta relajante contra y nombrar estrellas  azar.

Claro, que sería mejor estando acompañado
Pero nada de eso ahora.

Solo quería ver el hermoso cielo y despejarse unos momentos.

𝙎𝙩𝙞𝙡𝙡 𝘿𝙞𝙚 𝙁𝙤𝙧 𝙔𝙤𝙪 ,, ˢᵒⁿᵗᵃⁱˡˢ ᴮᵒᵒᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora