CAPITULO 18 | parte 2

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- holaa - saludó Martina entrando al gimnasio




Ya habían pasado los dos días, la noche en la que Santino se tenía que ir al hospital llegó y la chica apenas se quedó sola salió por la ventana para encontrarse con Mateo; esas dos tardes fueron totalmente relleno para la vida de ambos, en lo único que pensaban era en el reencuentro.





- hola - le devolvió el saludo el chico con una leve sonrisa - pensé que no ibas a venir

- por? - preguntó acercándose para darle un beso en el cachete

- por la tormenta - el también se acercaba





La verdad que mientras caminaba hacia el gimnasio rogaba que no se largue a llover, porque había unas nubes y un viento que marcaban lluvia si o si, pero por suerte llegó sana y salva.





- te dije que venía, no te iba a dejar plantado





Ambos plantaron la mirada a los ojos del otro, con una leve sonrisa que se les asomaba inconscientemente a los dos.





- empeza a correr - Mateo rompió el silencio señalando con la cabeza





Martu estaba llena de paja, le todavía le dolía todo el cuerpo desde la última vez, pero le obedeció y empezó a correr, con tal de estar ahí con él corría una maratón.

Hicieron el entrenamiento como el otro día, el chico le decía lo que tenía que hacer y ella lo hacía, la corregía y la exigía solo para molestarla, disfrutaba de verla esforzándose solamente por verlo.





- se largó che - dijo con los brazos cruzados mientras ella elongaba

- si la puta madre - mirando hacia la vidriera del gimnasio, donde se veía la lluvia - me voy a pegar una empapada

- *suelta una carcajada* yo te llevo

- seguro? - no se iba a hacer rogar mucho

- si, no me jode - estirándole la mano para ayudarla a pararse





Martu le regaló una sonrisa de lado, le agarró la mano y se paró, la fuerza de Mateo para impulsarla había provocado que sus cuerpos queden bastante cerca, y por alguna razón ninguno de los dos hizo nada para alejarse.

Volvieron a mantenerse las miradas, ambos estaban peleando con ellos mismos adentro de su cabeza, no tenía ni un poco de lógica lo que hacían, que tanto les costaba dejar de dar vueltas?





- vamos? - habló la chica interrumpiendo el momento





Se soltó del agarre del chico y se alejó, el largó un suspiro agachando la mirada y después asintió con la cabeza, le lastimaba demasiado esa situación.

Mateo apagó y cerró todo, para después ambos caminar hacia el auto, lo único que se escuchó en todo el camino fue la música de la radio, nada más, ninguno soltó ni una palabra, Martina estaba haciendo fuerzas para no llorar, él hacía fuerzas para contenerse.





- chau, gracias - lo saludó con un beso en el cachete antes de bajarse

- chau





La chica se bajó enseguida, y caminó hacia el techito que hay en la puerta de la casa de Santino para no mojarse.

La invadieron los nervios, claramente no podía pasar por ahí y no sabía como disimular ante Mateo, optó por manifestar con todas sus fuerzas que se vaya, que ni se le ocurra esperarla, pero el destino quizo totalmente lo contrario.






- Martina - escuchó a sus espaldas, acompañado de el ruido de la puerta del auto cerrándose






Se giró enseguida para verlo acercándose, el corazón le empezó a latir a mil por hora, no lo tuvo no que pensar, supo inmediatamente la razón por la cual se había bajado, y su cuerpo casi por inercia también caminó hacia el.

Al tenerse frente a frente ni se centraron en el enfrentamiento, unieron enseguida sus labios, y se besaron demostrándose lo que se extrañaban, lo que se amaban, lo que se necesitaban.

Una mano de Mateo reposaba en la mejilla de la chica, la otra en la cintura, ambas manos de Martina estaban apoyadas en el pecho de el; las gotas de lluvia ya los había empapado, pero ni se habían percatado de eso.





- perdóname mi amor, perdoname - casi rogó Mateo entre los labios de la chica





Se alejó un poco para mirarlo confundida, según ella, si había alguien que tenía que pedir perdón, ese alguien justamente no era el.




- te prometí que podíamos con todo - ahora sus dos manos rodeaban ambas mejillas de la chica - te prometí que no te iba a dejar que me sueltes, y te fallé

- que decís? - preguntó ya soltando un par de lagrimas, las cuales se camuflaban por la lluvia

- tu vieja me dijo que no te diga nada para que no te quieras negar y alejar, pero ya se que no estás acá por que queres

- Mateo - soltó en un suspiro queriendo alejarse

- mentime todo lo que quieras Martina, a mi tu mirada me demuestra que me seguís amando como el primer día, tu mirada me pide que te salve y yo te juro por dios que voy a mover cielo y tierra para salvarte





Negó con la cabeza ya inundada en lágrimas, no quería decirle la verdad, le tenía miedo a la verdad, pero ya era obvio que no tenía más chances de seguir mintiendo.

Se resignó y lo abrazó, rompiendo en llanto como nunca, el claramente le devolvió el abrazo y lloró también, no tan notoriamente como ella, pero si lo hizo.





- perdón - dijo como pudo - perdóname, no sabes lo horrible que es verlos a todos mal por mi culpa - hablaba casi gritando - siento que no puedo más Mateo, te necesito mucho, mucho




La forma en la que hablaba, tan desgarradora, tan triste, hacía que Mateo llore aún mas y la abrace cada vez mas fuerte, si es que eso se podía.




- no me pidas perdón nunca más, te estás bancando todo esto sola para protegernos a nosotros, y yo te di la espalda desde un principio, vos me tenes que perdonar a mi

- no - separándose para agarrarlo de las mejillas - nunca sentí que me hayas dado la espalda, vos siempre estuviste conmigo, siempre

- *niega con la cabeza* le negué ayuda hasta a tu vieja Martina, soy un idiota

SOLO POR VOS | PARTE 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora