Los típicos sonidos del campamento no llegaban a los oídos de Phoebe cómo de costumbre, estaba demasiado concentrada en el juego de ajedrez que tenía frente a ella. Estaba jugando sola; jugar con ella misma le ayudaba a mejorar sus habilidades estratégicas y a la toma de decisiones. La ayudaba a ver las diferentes perspectivas que se creaban.
La cabaña de Hermes había estado vacía las últimas horas, dándole un tiempo a solas a Phoebe, por lo general eso era algo difícil de encontrar en ese sitio; demasiados semidioses se alojaban ahí. Phoebe creía que eso era algo un poco triste. Significaba que habían demasiados semidioses no reclamados, o como ella, que no eran lo suficientemente importantes como para tener una cabaña propia.
Definitivamente decepcionante, aunque no era como que esperara que los dioses hicieran algo para cambiar eso algún día. Había muchos como ella que ni siquiera conocían a su madre o padre más allá de la divinidad que era.
Ese tipo de pensamiento causaba tormentos de tristeza en su cabeza a veces. Pero se convencía a si misma que no importaba, se mantendría alejada de cualquier cosa que tuviera que ver con los dioses y ya.
—Otra vez te saltaste el capturar la bandera. —fue un reclamo, la sacó de sus pensamientos devolviéndola a la realidad. Aun así el tono de voz fue suave, Luke no se podía enojar con ella. —Pensé que al menos te unirías a la cabaña de Ares.
Phoebe había hecho todo lo posible para evitar aquella actividad. Y con todo lo posible se refería a evitar a Luke y a Annabeth.
—Sí me hubiera unido a ellos.
—Annabeth tenía la esperanza de que esta vez te unieras a nosotros. —reclamó otra vez, ahora usando como excusa a la más pequeña de ellos. —Yo esperé al menos verte en el bando contrario.
Aunque claramente Luke prefería ver a Phoebe en su bando, a su lado. Deseaba con todas sus fuerzas que así fuera al final.
—No me gusta combatir. —se excusó. —
—Puede ayudarte.
Phoebe creía que Luke tenía una pequeña obsesión con el entrenamiento y la simulación de una guerra. Como si quisiese asegurarse de que podía ganar en una.
—No quiero ser parte de una guerra, Luke. —repitió una vez más al chico. —No quiero unirme a un bando.
