11. αgαρє̄

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Amor; la forma mas pura de amor. Generoso, incondicional y reflexivo que perdura sin importar las circunstancias.

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Phoebe estaba perdidamente enamorada de Luke. No sabía el momento exacto en el que comenzó a enamorarse de él, tal vez fue algo que ocurrió desde el primer momento en el que se vieron, una conexión invisible que los mantendría unidos; había algo en la mirada de Luke que la hacía sentir comprendida.

Luke veía su propio reflejo en Phoebe, solo que sin ser consumida por la oscuridad, era una luz que lo mantenía cuerdo, una razón por la que no se volvía completamente loco. La necesitaba, más que a nada, porque no sabía vivir sin ella. La amaba tanto que sería capaz de morir por ella, porque no podía imaginarse una vida que no fuera a su lado.

Phoebe estaba cansada de los dioses y de su arrogancia. Dejando hijos en el mundo, sin siquiera preocuparse por ellos de verdad. La mezcla del rencor y la decepción le consumían el alma. Una parte de ella los culpaba por las decisiones que Luke había tomado. Los culpaba a ellos, solo para quitarle un poco de culpa a Luke.

El campamento mestizo era un lugar hermoso, sin duda un hogar para Phoebe. Los dioses no. Eran un lugar lejano, uno que jamás podría ver con ojos de admiración. El campamento había sido su hogar, pero a Phoebe ya no le importaba nada, nada más que Luke; lo seguiría hasta el fin del mundo.

Incluso cuando quería quedarse no podía hacerlo, una parte de ella creía que Luke tenía razón y aunque estuviera en desacuerdo con el método que quería escoger no podía dejarlo ir. Había una cuerda amarrada alrededor de ellos, una cuerda que los ataría hasta el final de los tiempos, una cuerda que Phoebe no podía romper.

—¿Sabes lo que eres para mí? —la pregunta de Luke hizo que Phoebe lo mirara. —Eres esa luz brillante al final del oscuro camino que es mi destino. Eres quien me mantiene cuerdo.

Los ojos café del muchacho la miraban con atención, apreciaban cada detalle en su rostro. Las suaves pecas que se esparcían por sus mejillas y su nariz. Su cabello con ligeras ondas que caían por sus hombros, con pequeños mechones cayendo en su rostro.

Tal vez era estúpido pensar que las cosas saldrían bien, Phoebe tenía la esperanza de que así fuera, se refugiaba en una burbuja de ilusión creada por una falsa fe.

—Te amo, Luke. —las palabras más sinceras que alguna vez habían salido de su boca. —Más de lo que yo misma pude llegar a imaginar.

Luke besó sus labios. Suavemente, disfrutando el contacto con tranquilidad, como si el tiempo se hubiera detenido para ellos dos, pero, por primera vez en mucho tiempo, Luke no tuvo miedo de que las horas pasaran y pasaran.

𝙆𝙖𝙞𝙧𝙤𝙨 |𝖫𝗎𝗄𝖾 𝖢𝖺𝗌𝗍𝖾𝗅𝗅𝖺𝗇|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora