Capítulo 5

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¿Sabéis cuando os abren la puerta de repente mientras estás durmiendo y comienzan a levantar la persiana y te da toda la luz del sol en la cara? Porque así había sido mi despertar hoy. 

Me restriego los ojos y antes de que pudiera incluso coger mi móvil para mirar que hora era, noto como alguien se tira encima mía; corrección, eran dos personas no una.

Parabéns para ti, nesta data querida, moitas felicidades, moitos anos de vida. Hoxe é día de festa, cantan as nosas almas, para ti miña vida, unha salva de palmas! - Si no estaba despierta, ahora sí que lo estaba al 100%. Sofía y Alejandro se habían dejado los pulmones mientras cantaban la versión gallega del Cumpleaños Feliz y, debo decir, que con una muy buena pronunciación.

Me incorporo en la cama y los abrazo a los dos.

- Mil gracias chicos, no sabéis lo que os quiero, sois los mejores en serio. 

- Y espérate porque aún falta algo. - Se levanta Alejandro de la cama y se dirige, intuyo, a la cocina. A los pocos segundos llega con un Weiki con una vela encendida. Es que ¿cómo no los voy a querer? 

- Ahora sí, ya está todo, por ahora. - Me incorporo de la cama y soplo la vela mientras los otros dos aplauden como unos locos.

Después de todo esto, ya puedo coger, por fin, mi móvil y veo que son las diez de la mañana y que tengo ya varios mensajes de mi familia y algunos amigos felicitándome.

Alejandro y Sofía me dejan sola para que me asee y me vista para después ir a desayunar fuera. Dicen que tienen todo el día organizado y yo solo pienso que menos mal que es sábado porque sino igual les daba algo.

Remoloneo algo en la cama mientras voy contestando a todos los mensajes y aprovecho para llamar a mis padres. Era el primer cumpleaños que pasaba fuera de casa y se me hacía bastante raro la verdad, pero estaba feliz, muy feliz porque iba a poder compartirlo con mi segunda familia, la que yo, muy orgullosamente, había elegido.

Cuando decido que ya es hora de levantarse, me dirijo al baño, donde me lavo la cara y me espabilo para ya después meterme en la ducha. Quince minutos después salgo del baño con una toalla envuelta alrededor del pelo y con el albornoz puesto. Hago la cama, preparo la ropa que me voy a poner y después vuelvo a entrar al baño, donde me seco el pelo y hago mi rutina diaria para mantener los rizos impecables. Cuando vuelvo a la habitación me visto, me pongo las lentillas porque sí, hoy tocaba día de lentillas, me maquillo un poco y a las diez y media pasadas ya estaba saliendo de mi cuarto lista y con hambre. Los encuentro en el salón jugando a la Switch y cuando me ven, se incorporan, cogen sus abrigos y salimos cinco minutos después por la puerta rumbo a no sé donde porque ni el nombre del sitio me habían dicho.

Cogemos el metro y a los pocos minutos ya estábamos en nuestro destino; era una de las churrerías más famosas de Madrid y mi favorita sin duda; seguro que ya os habéis dado cuenta que me encanta el chocolate con churros pero es que, ¿a quién no?

Tras desayunar y disfrutar un rato de su compañía, volvemos a casa andando porque hay que bajar el desayuno.

Ya en casa, me explican un poco por encima el planning para el día de hoy cuando suena el timbre. Efectivamente, al otro lado se encontraban Carla y Hugo acompañados por cierto brasileño que yo conocía muy bien. A los pocos minutos ya los tenía a los tres abrazándome y llenándome de besos.

- ¡Que nuestra gallega se nos hace mayor!

- Sí, y ahora soy la mayor de la chupipandi así que tenéis que hacerme caso.

- Eh, eh, que el mayor soy yo, un respeto. - Me giro hacia Vini y ruedo los ojos.

- Ya lo sé querido, pero la chupipandi es nuestro grupo de amigos sin vosotros los futbolistas. - El brasileño se lleva la mano al pecho, lo que le gusta el drama no está escrito.

De Madrid al cielo (2ª Temporada) ‖ Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora