Capítulo 4

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Tras unos días de descanso después de los exámenes finales, las clases habían comenzado, iniciando así el mes de febrero. Esto significa que en pocos días sería mi cumpleaños. Por una parte tenía ganas de que llegara el día pero por otra no quería seguir envejeciendo, ¿alguien sabe como detener el tiempo? Sofía estaba ilusionada porque, según ella, iba a preparar la mejor fiesta que yo haya podido tener, creo que estaba más ilusionada ella que yo.

Ahora mismo estaba en casa de Vini, y ¿qué estábamos haciendo? echándonos un FIFA, y después me quejo de ellos y yo soy la peor de todos.

- Eh, eh, alto ahí brasileño, como he ganado yo la anterior, me toca a mí elegir primero.

- ¿Pero no elegía primero el que había perdido? Así hiciste tú antes.

- Las normas cambian. - Me vuelvo a agarrar el pelo con una pinza y acomodo mis gafas mientras elijo equipo.

- Eres una tramposa, ¿lo sabías?

- He aprendido del mejor. - Me giro hacia él y le saco la lengua.

- Serás cabrona. - Deja el mando a un lado mientras coge un cojín y me da de lleno en toda la cara.

- Fue a hablar. - Ahora soy yo quién coge el cojín y se lo devuelvo, aunque él consigue esquivarlo. - Ala venga, a ver si cuando vuelvas a perder te atreves a tirarme el cojín a la cara, maldito.

- Yo también te quiero María. - Me lanza un beso y, tras ambos elegir equipo, comienza una nueva partida.

Jugamos no sé cuantas veces hasta que decidimos que ya había sido suficiente por hoy. Me había ganado él y en alguna ocasión creo que me había dejado ganar, pero no iba a ser yo quien lo reconociera.

- ¿Y al final lo de la cena con Carla qué tal? - Una pequeña sonrisa aparece en su rostro. - Hablé con ella y yo creo que no me contó todo lo que pasó en realidad.

- Bueno, pues la verdad es que mejor de lo que pensaba. - Se incorpora del sofá y sus ojos comienzan a iluminarse. - No sabes lo que la quiero María, es que joder, creo que me estoy empezando a enamorar. - Yo lo miraba con una sonrisa que no reflejaba ni la mitad de lo feliz que estaba tanto por él como por la madrileña, se lo merecían, se merecían el uno al otro.

- Creo no, es que lo estás Vini, se te nota en la mirada, cada vez que hablas de ella tus ojos comienzan a brillar y la sonrisa de tonto que aparece en tu rostro es otra prueba más. Estoy tan pero tan feliz de verdad, no os lo imagináis. - Le cojo la mano y le doy un leve apretón. - Pero cuéntame algo que yo no sepa. - Levanto las cejas repetidamente a lo que él resopla y se vuelve a tumbar en el sofá.

- Si quieres saber si nos besamos pues sí María, lo hicimos, ¿contenta? - Me levanto del sofá mientras comienzo a dar saltitos y a gritar para después acabar tirándome encima de él y estrujándolo contra el sofá.

- ¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía! Solo espero que sea la madrina en vuestra boda. - El brasileño se ríe y yo me levanto de encima suya para sentarme otra vez a su lado.

- En verdad te tengo que dar las gracias, porque si no fuera por ti no nos hubiéramos conocido.

- Estoy hecha una casamentera eh... - Le guiño un ojo y él niega la cabeza.

- Sí, para los demás sí, pero para ti misma no. 

- Vini... no empieces.

- ¿Pero no habéis arreglado las cosas tú y Jude? - Se gira en el sofá y apoya una mano en su cabeza, mirándome.

- Sí, pero si pretendes que volvamos juntos la llevas clara.

- Yo no he dicho tal cosa, solo digo que si habéis arreglado todo entre vosotros es un paso importante para vuestra relación, sea la que sea, aunque yo siempre seré el capitán del barco Marbel.

De Madrid al cielo (2ª Temporada) ‖ Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora