Capítulo 2

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Por fin puedo decir adiós a los exámenes.

Carla, Hugo y yo estábamos saliendo de la facultad tras haber realizado nuestro último examen y no podíamos estar más pletóricos. Ellos también iban a venir al partido de esta noche frente al Leipzig, así que antes de despedirnos quedamos de vernos en mi casa para ir juntos al estadio.

Me acerco a la parada de bus y espero unos minutos hasta que aparece el que quiero coger. Me siento en un sitio que veo libre y conecto mis auriculares para hacer más ameno el viaje. Respondo a algún mensaje, encontrándose entre ellos Mateo. Desde que nos volvimos a ver en la estación justo antes de las Navidades, hemos vuelto a retomar la relación y hablamos prácticamente todos los días. Le cuento como me fue el examen y tengo que decir que, gracias a consejos suyos, yo creo que me fue mejor en los exámenes. Lo bueno que es conocer a un veterano que te diga como son las cosas.

Cuando llego a la parada en la que me bajo, me coloco la bufanda en el cuello ya que en Madrid hacía un frío de los mil demonios, y camino algún minutillo más hasta llegar a mi casa. Como no podía ser de otra manera, paso por delante del Santiago Bernabéu y me detengo un par de segundos a mirar dicho estadio, sin evitar que nervios comiencen a aflorar en mi estómago.

Suspiro y decido que no es momento de comerse la cabeza, así que continúo mi camino a casa, aunque cada vez que mire el Bernabéu me será imposible no acordarme de cierto inglés.

. . . . . . . . . .

El partido tenía lugar, como ya es costumbre, a las nueve de la noche, aunque Hugo y Carla ya llevaban en nuestra casa desde las cinco de la tarde. No hicimos prácticamente nada pero bueno, es necesario que haya días de estos.

Ahora mismo nos estábamos acabando de preparar. Sofía estaba ilusionada porque sería la primera vez que llevaría la camiseta de su novio a un partido. Y la entiendo, porque yo me sentí igual. A Carla le había regalado una suya Vini, al igual que a mí, así que las dos compartiríamos dorsal en el día de hoy. Cojo mi camiseta del armario y no puedo evitar echarle una mirada a la que tiene el número 5 a la espalda. Cierro los ojos, trago saliva y cojo sin dudar la camiseta con el dorsal 7. Igual debería colocar en otro sitio menos visible la otra prenda, porque tirar no la iba a tirar, eso estaba clarísimo, por mucho que mi mente me dijera que debería hacerlo.

Hugo y Alejandro, por su parte y pese a que querían un montón a los chicos, se negaban en rotundo a llevar una camiseta del Madrid ya que, según ellos: "es algo inaceptable para cualquier culé de bien". Os lo simplifico: son gilipollas y con mal gusto encima.

Cuando ya estamos todos listos, cogemos nuestras credenciales y nos dirigimos al estadio.

- Tranquila María, - me dice Sofía mientras me acaricia la espalda. - va a ir todo bien, ya verás. Céntrate en disfrutar el partido. - Yo asiento no muy convencida y cierro la puerta de casa. 

De camino al Bernabéu he podido hablar un poco con Vini y me dijo que Jude ya se había enterado de que nosotros íbamos a ir y que se había puesto más serio de lo normal. No sé que significa eso ni si es bueno o malo, pero era algo inevitable, no podíamos evitarnos seguido, además que quería y necesitaba de una maldita vez superarlo y en este punto, ya me daba igual si tenía que ser a la fuerza.

Ya en el estadio, nos sentamos en la tribuna y vemos como poco a poco este se va llenando. Lo he dicho tropecientas veces, pero nunca podré acabar acostumbrándome a la majestuosidad del Santiago Bernabéu.

Antes de que empezara el partido nos hacemos varias fotos, en algunas haciendo el tonto y en otras tomándonoslo más enserio. Al poco rato de volver a nuestros sitios vemos como los jugadores comienzan a salir y, de forma inconsciente, mi mirada se dirige a él. 

De Madrid al cielo (2ª Temporada) ‖ Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora