En los pasillos encantados del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, T/N Crimson, una bruja de 16 años con un espíritu indomable, se embarcó en su quinto año, un capítulo fundamental en su viaje mágico. Los ecos de los susurros resonaron a través...
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Los cuatro amigos se instalaron en la hierba suave, con los ojos fijos en las llamas de baile de la chimenea. Cada uno de ellos sostenía un palo con una brocheta de malvavisco al final, listo para la delicia atemporal de asar malvaviscos.
Y/N apoyó su barbilla en la palma de su mano, su mirada con la intención en el malvavisco que sostenía sobre el fuego. Hermione acusó su cabeza en el hombro de Y/N, encontrando consuelo y calidez en su presencia.
"Tu malvavisco se va a quemar, Harry", susurró Y/N suavemente, rompiendo el estado contemplativo de Harry. Se salió de su aturdido, dándose cuenta de que su malvavisco estaba peligrosamente cerca de ser carbonizado. Rápidamente retiró el palo del fuego, salvando su dulce de un destino crujiente.
Ron miró a Harry, preocupación evidente en sus ojos. "¿Estás bien, amigo?" Preguntó, con su voz llena de cuidado genuino. Harry asintió, ofreciendo una pequeña sonrisa para tranquilizar a su amigo.
"Estoy bien", aseguró Harry, con una voz con un toque de gratitud por la preocupación de Ron. "Solo pensando".
"¿Qué tienes en mente?" Y/N preguntó, Harry encogiéndose de hombros mientras se encorraba en una roca cercana, soplando sobre el malvavisco mientras pensaba por un momento.
"Cualquier cosa y todo, en serio. Voldemort, el ejército de Dumbledore, tu muerte" La voz de Harry se desató, sus palabras llevando el peso de sus batallas y dificultades pasadas.
El asentimiento de Y/N transmitió su reconocimiento, una afirmación silenciosa de su viaje compartido. Ella conocía muy bien los sacrificios que habían hecho y los desafíos a los que se habían enfrentado.
"Sé que digo esto todos los años..." Harry continuó, su voz teñida con un toque de cansancio.
"Pero parece que la posibilidad de ser adolescentes normales está disminuyendo lentamente cada vez más". Un fuerte suspiro escapó de sus labios, llevando el peso de sus frustraciones y la carga de la responsabilidad. El corazón de Y/N fue hacia él, sabiendo la inmensa presión que llevaba sobre sus jóvenes hombros.
Su zumbido melódico llenó el aire, un sonido suave que mantuvo tanto consuelo como comprensión. Era una melodía de empatía y experiencias compartidas, un recordatorio de que no estaban solos en sus luchas. Y/N se acercó a Harry, su presencia ofreciendo consuelo y apoyo.
"Lo entiendo, Harry", hablaba Y/N en voz baja, con la voz llena de compasión.
"Hemos pasado por muchas cosas, y es natural sentirse así. Pero recuerde, a pesar de que nuestras circunstancias pueden no permitir una experiencia adolescente típica, todavía estamos creciendo, aprendiendo y encontrando nuestros propios caminos. El hecho de que nuestras vidas sean un poco diferentes a las de otros niños de nuestra edad no significa necesariamente que sea malo".
