En los pasillos encantados del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, T/N Crimson, una bruja de 16 años con un espíritu indomable, se embarcó en su quinto año, un capítulo fundamental en su viaje mágico. Los ecos de los susurros resonaron a través...
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Y/N se inclinó sobre los rieles de las ventanas del patio, con el corazón pesado por el peso de los acontecimientos recientes. El aire estaba lleno de tensión, y ella no pudo evitar sentir una mezcla de agotamiento y tristeza lavándola. Respirando profundamente, trató de estabilizarse, buscando consuelo en la brisa fresca de la noche que rozó su piel.
Su tranquilidad se vio destrozada por el sonido de resfriados y gemidos que venían de detrás de ella. Y/N giró la cabeza, con la frente frunciendo en confusión. Para su sorpresa, vio a Fred y George Weasley acurrucados con un niño, con la cara grabada de preocupación.
"¿Cómo te llamas?" La voz de Fred era gentil, sus palabras llevaban un tono relajante.
"Michael", respondió el niño, temblando su voz.
Y/N no pudo evitar preguntarse qué había ocurrido, qué había causado la angustia del niño. Se acercó, su curiosidad despertó, y echó un vistazo a las manos temblorosas de Michael. Fue entonces cuando se dio cuenta de que las marcas estaban grabadas en el dorso de la mano de Fred, coincidiendo con las cicatrices de la de Michael.
La comprensión se lavó sobre Y/N, una oleada de empatía inundando sus sentidos. Michael había experimentado el mismo castigo que ella y muchos otros habían soportado a manos de Umbridge. Fue un recordatorio doloroso de la opresión a la que se enfrentaron, las cicatrices tanto físicas como emocionales que estropearon sus espíritus.
Con un suave suspiro, Y/N se acercó al trío, ofreciendo una sonrisa comprensiva. "Tus manos van a estar bien, Michael", le aseguró, con su voz llena de calidez y compasión.
George asintió de acuerdo, sus ojos llenos de empatía. "No te preocupes, amigo. Nosotros también lo hemos pasado, y todavía estamos de pie", dijo, extendiendo el brazo para mostrar las palabras grabadas en su propia mano.
"Sí. No es tan malo como parece. ¿Ves?" Fred murmuró, su voz llena de tranquilidad. Y/N y Harry se acercaron a los dos, su curiosidad despertó la conversación. A medida que se acercaban, sus ojos se centraron en las débiles cicatrices de las manos de Fred y George.
"Ya se está desvaneciendo", continuó Fred, con su voz calmante. "Ya casi no puedes ver el nuestro, y el dolor se detiene después de un tiempo".
El corazón de Y/N se fue hacia el joven Gryffindor sentado en el banco, su cara retorcida de angustia mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Era evidente que estaba en los primeros años de Hogwarts, pero incluso había sido víctima de los crueles castigos de Umbridge con el Black Quill.
Antes de que pudieran ofrecer cualquier palabra de consuelo, su atención se llamó abruptamente hacia Umbridge, que le había despejado la garganta para afirmar su presencia. Se paró frente a la puerta, con las manos apretadas en un gesto de falsa autoridad. El color rosa enfermizo de su atuendo parecía reflejar su comportamiento opresivo.
