TRES

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Casualidad.

Me encontraba fuera de casa, pensando en la situación por la que ahora pasaba.

Como podía ser que, en tan solo dos días me había vuelto loco por una mujer que desconocía, no sabia su nombre, ni su verdadera edad, nada completamente nada, algo que verdaderamente me llenaba de enojo y frustración.
Decidí entrar a la casa, era un poco tarde para estar fuera de ella, pase la puerta y camine hasta mi habitación.

No tenía ganas de hacer algo, ni mucho menos de comer o de dormir, la situación por la que pasaba me tenía sumamente pensativo.
Me deshice de mis jeans y mi camisa a cuadros, quedando en bóxer, listo para ir a la cama.
No me había percatado de que las cortinas de mi habitación seguían abiertas, fui directo a cerrarlas y sorprendido observé a la chica que se encontraba mirándome desde la ventana de su habitación, me miraba fijamente, no sabia aún, que yo ya la había descubierto, al ver que también la miraba, sus mejillas tomaron un color rosa.

Sonreí de lado, mientras me fijaba que se encontraba en pijama.

Estaba perdido en sus ojos marrón claro y su hermoso cabello negro, que ahora se encontraba sujeto con una liga color rosa pálido.

De una u otra forma quería quedarme así, mirándola, hasta que un golpe en la parte principal me devolvió a la realidad.
Me despedí de la hermosa chica con una sonrisa, y me encamine a ver quien era el que tocaba la puerta.

-¿Megan?, ¿Pero qué haces aquí?-

-Luke, Luke, mi Amor escúchame, lo siento, fue un gran error.- Dijo Megan mientras tomaba mi rostro y lo acercaba al suyo.

-No, Megan, aléjate de mi, lo que me hiciste me dolió, y lo sabes.- Le dije duramente mientras me alejaba de su cuerpo.

-Luke, Luke, lo siento.- Dijo mientras que las lágrimas inundaban su rostro, luego dejo caer su cuerpo en el suelo.

-Megan, es mejor que vayas a casa.- Le dije conforme le ayudaba a levantarse, olía a una mezcla de su perfume con todo el alcohol que había ingerido.

-No, quiero estar contigo, no quiero irme.- Proclamo mientras plantaba sus labios sobre los míos, seguí su beso alzando su cuerpo mientras que ella me pegaba más a su cuerpo enredando sus piernas en mi cintura.

Por más que me contuve, no pude dejar de besarle a pesar de lo que había hecho aún la quería.

Momentos después al estar en contacto con los labios de Megan, aquella chica del frente vino a mi mente, dejando ver sus hermosos ojos en los que navegaba cada vez que nuestras miradas se encontraban, lo que provoco que me detuviera.

-Lo siento Megan, tienes que irte...- Dije separándome de ella.

-Tienes otra verdad, ¡dímelo ahora, Luke!- Me miro con furia.

-No, no la tengo, pero... Sabes que el amor que te tenia ha desaparecido.- Le había mentido, pero no quería que lo que me había hecho antes, se volviera a repetir y me doliera más que antes.

-¡Bien!- Exclamo con coraje, me separo bruscamente de su cuerpo, y su rostro se lleno de lágrimas.

No me dijo ni una sola palabra, salio por la puerta y desapareció.

Ese dolor en mi pecho regreso y sin darme cuenta las lágrimas bajaron por mis mejillas.

-¡Ahg, maldita sea!- Solté lleno de impotencia y lance las cosas que se encontraban sobre la mesa.

Me vestí, con lo primero que encontré, me lo puse y salí de mi casa, dando un portazo.

Me dirigí a un muelle donde el paisaje era hermoso, me senté con precaución en el borde de este y me dedique a observar el suave oleaje.

Me alarme al escuchar un ruido detrás de mi, gire la cabeza un poco y me percate que era una chica la que había provocado ese sonido, parecía estar en la misma situación que yo.

-La vida a veces no es como deseas, ¿no crees?- Susurro con suavidad pero con el suficiente volumen para que la escuchase, era la chica del cabello oscuro y los ojos color avellana, los cuales ahora estaban puestos en mi.

-Así es, a veces quisieras como tener el beneficio de tener un solo deseo para cambiarlo todo.- Dije mientras me sentaba a su lado, recibiendo esa exótica fragancia, olía a frutas frescas y flores de primavera.

-Como tu, también quisiera cambiarlo todo... Pero si eres el chico del frente ¿verdad?- Dijo Mientras posaba su mirada en mi.

-Si, lo soy.- asentí y la mire.

-¿Cómo es tu nombre?- Me cuestiono mientras hundía sus pies en el mar.

-Luke.- Dije mirándola fijamente, parecía que estuviese hipnotizado por su perfume.

-Mi nombre es Britannie, pero puedes llamarme Britt.- Al parecer se había dado cuenta que mi cerebro estaba en otro mundo y como si supiese respondió a la pregunta que no le hice.

No conocía nada de ella, pero con su presencia bastaba para acelerarme el corazón y jugar con mis neuronas.

Amor PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora