NUEVE

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Miradas.

Llegué a la mansión Rosse, el jardín que la rodeaba era hermoso, sencillo pero lleno de vida, colores plateados, dorados, eran los colores que adornaban la entrada junto a unos cuantos pilares.

Me acerqué con cautela, acerqué mi mano empuñada al fino mármol de la puerta, me sorprendí al ver que la puerta se encontraba entrecerrada, sentí la suave brisa salir por la abertura.

- Cierra la puerta cuando entres, por favor. - La dulce voz de Britannie navego como un eco por toda la sala del lugar.

Hice lo que me pidió, me acerque con lentitud a las escaleras en forma de caracol que se encontraba a un lado de la sala.

Unos minutos después, el sonido de unos tacones se hizo presente, Britannie bajaba las escaleras con unos tacones negros que alargaban aún más sus piernas, me miraba con atención, tenía un traje del mismo color que su calzado, era ceñido a su cuerpo, veía la figura estilo reloj de arena que ella poseía perfectamente.

- Que buena elección, Señorita Peterson. - Ladee mi cabeza mientras me acercaba a ella con una sonrisa traviesa.

-Lo sé, soy perfecta para ese tipo de elecciones, y otras cosas más...- Me devolvió la misma sonrisa traviesa que algunos segundos atrás yo le había dedicado. 

- ¿Para qué otras cosas eres perfecta? Explíqueme, señorita. - Tome con delicadeza su mentón y acerque mis labios lo suficiente como para sentir lo agitada que estaba su respiración.

- Averiguelo, caballero. - Sonrió como con aquellas dos palabras ellas misma se hubiese coronado como la ganadora del juego momentáneo. 

No dije ni una sola palabra, me limite a besar sus labios con suma delicadeza traviesa, mordí sus labios y empece a besar cada parte de su rostro, de su cuello y de sus hombros.

No se que poseía ella, en su cuerpo, en sus ojos, en su piel... En su aroma.

Baje con suma lentitud sintiendo cada exhalación envuelta en suspiros cada vez que llegaba a sus puntos débiles. 

Recorrí su torso mientras acariciaba sus suaves y largas piernas.

La despoje de su calzado alto y la tome de los muslos para acercarla a mi.

Tome fuerzas y la alce, enredo sus piernas en mi y sus brazos en mi cuello, alzo la mirada y atrapo la mía en su recorrido.

Sentí la sensación de que quería decirme algo en aquel momento pero solo se dedico a observarme fijamente mientras subía con ella en mis brazos las inmensas escaleras.

Al llegar al cuarto deje que mi cuerpo junto a el de ella cayeran a la cama de tendidos blancos, sentí como escondió su rostro en mi cuello, acomodo su cuerpo y se abrazo a mi de nuevo. Tome su suave cabello y lo hice a un lado, acaricie sus pómulos y se aferro a mi.

Su entrepierna comenzó a ejercer presión, sentí sus manos tibios vagar los debajo de mi camisa. Baje con suavidad el cierre de su traje ajustado mientras aún seguía sobre mi, alzo su rostro y beso mi mejilla haciendo un camino de besos hasta llegar a mis labios, cuando llegó a su destino me beso con ternura.

Me deshice de su traje y acaricie sus pechos mientras me besaba y comenzaba a moverse sobre mi. Soltaba pequeños jadeos en los cortos lapsos de tiempo que nuestros labios se separaban.

En unos pocos minutos ninguno de los dos tenía alguna barrera textil que no impidiera disfrutar aún más del otro. La posicione debajo mío y me miro de nuevo con ese no se qué en la mirada.

Decidí mirarla también con detenimiento, como si de alguna manera u otra intentase preguntarle con miradas que era lo que sucedía.

Su mirada me arrojo inseguridad inmediatamente.

- Por favor, siéntete segura, nunca te haría daño. - Le dije suavemente cerca a su oído derecho mientras desplazaba una de mis manos por su abdomen. 

Regrese mi rostro para ponerlo sobre el suyo, no dejo que dijese ni una sola palabra y atrapo mi rostro en sus manos mientras besaba mis labios.

Acaricie su punto débil con lentitud y su cuerpo poco a poco comenzó a ser un mar de sudor, jadeos y placer.

Sentía aún esa sensación de saber que algo no andaba bien y que algo la tenía de alguna manera preocupada.

Suspiré entre sus besos y deje que el momento me atrapase también.

- Bri... - Gruñí entre su cuello, mientras me sumergía entre sus piernas.

- Luke...- Jadeo.


Amor PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora