Mansión Rosse.
Mi falta de paciencia ya se hacía presente, ser un hombre impaciente nunca fue lo mío, siempre fui demasiado calmado en cuanto a situaciones parecidas a esta, pero moría por verla de nuevo.
Pensar en sus curvas lograba ponerme algo nervioso, al igual que la chispa pícara en sus ojos, todo en ella lograba hacerme sentir ese deseo, ese querer que yo creía, ya estaba muerto. No me importaba en lo más mínimo que estuviera con alguien más, era extraño porque siempre fui enemigo de aquellas personas que se entrometían en las relaciones sentimentales de alguien más, y ahora yo era una de esas personas.
Suspiré y pase mis manos sobre mi rostro algo frustrado y confundido.
Intenté alejar esos pensamientos contradictorios de mi mente.
Miré hacia arriba, respiré hondo, mis parpados pesaban cada vez más y caí dormido.
-
Con esfuerzo abrí los ojos y los guíe hacia el reloj, el cual marcaba las cuatro de la tarde.
- ¡Dios, son las cuatro de la tarde! - Exclamé mientras me levantaba con prisa. Me encamine hacia el baño, tomé rápidamente una ducha tibia y salí del baño, abrí el armario tome lo primero que encontré.
Después de vestirme y peinar un poco mi rebelde cabello, me dirigí al escritorio y tome mi Laptop.
Hace mucho no revisaba el correo y si era afortunado pronto llegaría una carta de invitación de una universidad muy prestigiosa a la cual hace mucho he querido irme de intercambio.
Al parecer tenia mucho mensajes, lastimosamente ninguno de ellos era de la universidad tal y como lo esperaba; todos y cada uno de esos mensajes eran de Megan, pues hace mucho tiempo la había bloqueado de las llamadas y los mensajes de texto.
No los leí, ya no me importaba en los absoluto resolver las cosas con Megan, las cosas, incluso los sentimientos que tenia hacia ella habían cambiado.
Ya no quería ser ese inútil enamorado que va tras de ella cada vez que algo malo ocurrida así fuese su culpa, estaba cansado de que me manipulara y resultara haciendo conmigo lo que siempre hacia, jugar, divertirse y engañarme.
Tal vez el hecho de haber sido humillado todos los años en la escuela me llevo a creer que necesito a alguien de ese vació mundo, donde todo es dinero, belleza y fama, para sentirme bien conmigo, que iluso era creer que la chica más hermosa de la facultad se fijaría en mi por lo que soy y no por lo que tengo.
Lastimosamente tuve que ver como me engañaba y mentía en el rostro para despertar de esa ilusión
El sol comenzaba a ocultarse, no había salido de casa, solo permanecí frente a la LapTop, hipnotizado por la fuerte música que salia de mis audífonos.
Hora después mis ojos ardían, decidí apagar la LapTop y dormir Un Poco, era las diez y media de la noche, no me había apartado de la LapTop ni un segundo durante toda la tarde, programe la alarma del Iphone para despertar a las dos de la mañana y dirigirme al muelle.
-
Un molesto ruido comenzó a hacerse presente en la oscuridad, mi almohada comenzó a vibrar por momentos, aquello provoco que me despertara.
Me encamine a la sala, me posicione frente al espejo grande que se encontraba allí.
Me organice un poco la ropa y el cabello, tome las llaves y salí.
Llegue al muelle, me recosté y aprecie el hermoso cielo lleno de estrellas.
Gire un poco la cabeza y me golpee con algo que sostenía una pequeña hoja.
Te espero en esta dirección, mansión Rosse. -B.
Sonreí con emoción.
Me levante del muelle y me enfoque en buscar aquella mansión.
- Bri...- Sonreí de nuevo.
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Amor Peligroso
RomancePor ella haría lo que fuera, incluso dar mi vida o deshacerme de una.