CINCO

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Ella y la noche.

Llegamos al centro de la ciudad, a esta hora lo único abierto eran bares, hoteles y varios casinos.

-¿Qué haremos aquí?- Le cuestione mientras le ofrecía mi chaqueta, aquel buso delgado no la protegía nada del frío, aun que le quebada un poco grande se veia bien con mi chaqueta.

-Gracias, Luke, ven sígueme.-
Con una sonrisa a manera de agradecimiento nuevamente tomo mi mano y salio a correr, me sentía en el cielo cuando sentía su mano entrelazarse con la mía.

-Llegamos.- Dijo emocionada y separo su cuerpo del mío, señalado una mansión verdaderamente lujosa, en la entrada habian dos pequeñas fuentes y unas amplias escaleras blancas.

-¿Qué hacemos aquí?- Le pregunte un poco confundido.

-¿Quieres divertirte?- Dijo acercándome a su cuerpo, nuevamente recibí esa fragancia seductora, admire sus carnosos labios, no soportaba las ganas de devorarlos, pero se alejo de mi.

-Luke...- Dijo cruzándose de brazos frente a mi.

-Si, si, vamos.- Pronuncie con dificultad y algo desorientado le señale la entrada.

-Bien, tenemos que entrar con mucha cautela, no podemos hacer ninguna especie de ruido.- Dijo corriendo hacia la parte trasera de la mansión.

-¿Qué?, ¿Qué haremos?, oye, Britannie, Britannie.- Dije susurrándole algo desesperado pues no entendía nada de lo que me decía.

No me dió tiempo para preguntarle que hariamos alli adentro, ni porqué teniamos que entrar sin hacer ruido.

Intente seguir sus pasos, pues no la veía por ninguna parte y la busque con la mirada, en poco tiempo la encontre, estaba arrodillada mirando una de las ventanas.

Con la mano hizo la señal para que la siguiera.

Me hice a su lado y con suavidad ella abrio la ventana, en un abrir y cerrar de ojos ella estaba en el interior de la mansión subiendo con mucha cautela las escaleras, la seguí, deslizó una puerta de madera oscura donde se encontraba una pareja veterana durmiendo, de la mesita de noche, Britannie saco un maletín lleno de dinero.

-Tu vigila, yo me encargo.- Susurró.

-¡¿Qué haces?!- Era obvio que estaba robando, o bueno yo no tenía idea alguna de lo que hacía, estaba demasiado confundido.

-Listo, vámonos.- Dijo halandome del brazo, salimos de la mansión y nos encaminamos a un casino.

Al parecer por más que le preguntase no me respondería así que decidí dejar a un lado el tema.

Llegamos al casino y empezamos a apostar, desde un pequeño porcentaje de dinero hasta millones.

Ganabamos, ganabamos y seguíamos ganando.

La codicia no nos dejaba detenernos, varios apostadores nos invitaban bebidas, alcohol y demás.

Primer shot, segundo shot, tercer shot, así hasta que perdí la cuenta, y tanto Britannie como yo estábamos ebrios, acogidos por el alcohol.

Recuerdo que nos invitaron a un lugar secreto, Britannie y yo no podíamos decir nuestros nombres reales, eso me lo había advertido Britt en el camino, si nos metiamos en problemas, seria mucho más fácil hallarnos.

-Señorita Peterson, ¿desea probar?- Dijo uno de los apostadores, ofreciendole a Peterson, quien era Britannie, Cocaína.

-¿Y usted, señor Peterson?- Me ofrecían cualquier tipo de droga.

Britannie y yo, no teníamos nada de cordura, el alcohol manejaba cualquier acción que ejercieramos.

Risas, drogas, alcohol, apuestas, risas, droga, alcohol.

-¡Jefe, jefe, la policía!- Oí a uno de los camareros dirigirse a uno de los aportadores con más dinero del lugar.

-¡Salgan de aquí, todos, ahora!- Escuche a Patrick, dejando su copa en la bandeja del mesero con rapidez.

Britannie tomo mi mano y salimos corriendo del lugar.

Fue lo único que recuerdo de esa noche, ahora estoy en cama con un dolor de cabeza insoportable y unas cuantas manchas de labial en mi cuello y camisa.

Amor PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora