DÍEZ

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Ayúdame.

Después de aquel encuentro pasional, acompañe a Britannie hasta la puerta de su casa, me despedí de la manera más cortante posible, aún que quisiese besarle apasionadamente para despedirme de ella no podía hacerlo, corría con el riesgo de que en algún momento Richard se percatara de todo aquello que sucedía entre nosotros.

Al llegar a mi casa, me acerqué al escritorio de mi cuarto, allí aún se encontraba el sostén color vino tinto de Bri, lo tome en mis mano y después me dediqué a deleitarme con su olor.

¿Qué era lo que pasaba conmigo? 

Sentí como mi sentido del olfato disfrutaba tanto aquel aroma. 

- ¿Qué has hecho conmigo? - Hablé con el sostén como si de alguna manera hipotética el me fuese a responder ejerciendo el papel de Britannie.

Lo dejé a un lado y me senté frente a mi Laptop, tenía unas cuantas notificaciones, algunos mensajes pero algo verdaderamente me llamo la atención. 

Diamante negro, a un paso de su captura.

Abrí la pagina de la noticia, parecía una noticia relativamente reciente, continué con la lectura, al parecer se trataba de un mafia y cada uno de sus integrantes poseía un nombre de alguna piedra preciosa, cambie de pagina y en ella se mostraba a uno de sus integrante, el famoso diamante negro, la foto no era de la mejor calidad pues era tomada por una cámara de seguridad, pero claramente se veía que de quien se trataba era de una mujer, pues su el traje que llevaba estaba desgarrado, algo que indicaba que las cosas en ese momento se habían puesto difíciles, su rostro estaba totalmente cubierto por una mascara de colores rojizos y negros al igual que una parte de su sostén.

Por un momento me quedé en un pensamiento completamente vació hasta que recordé el sumo parecido que tenia aquella mujer con Britannie.

¿Qué? Claro que no. Me reí de mi mismo en ese momento y lo único que hice fue cerrar la Laptop.

Me deje caer en la cama, estaba sumamente cansado.

Pocos minutos después caí en un profundo sueño.



Las autoridades buscan con arduo esfuerzo. Aproximadamente diez patrullas rodean la ciudad. Diamante negro, el más buscado. Banco de California sufre un saqueo histórico. Aquí Karly Ferd, noticias Californews.

Desperté con la respiración agitada y un dolor de cabeza sumamente fuerte, en mi cabeza aún resonaba el sonido de la sirenas de las patrullas que estaban en mi sueño.

Algo en mi sentía aquella espina que no te deja tranquilo hasta que escuches lo que quieres escuchar o tal vez lo que no, si así es el caso.

Tomé mi teléfono.

-¿Hola?- Contestaron al otro lado de la linea.

- ¿Podrías venir? - Fuí directo al grano.

-¿Qué sucede?- Dijo con algo de preocupación en su voz.

-Solo hazlo, por favor.- Dije.

-Dios, Luke, esta bien, iré.- Suspiró.

-Bien.- Colgué la llamada y respiré profundo.

Decidí tomar una ducha para despejar los pensamientos inconclusos que tenía en la mente, al salir, tome algunas prendas y me vestí intentando aparentar tranquilidad.

Habían pasado ya media hora, hasta que mi corazón se acelero con el sonido de suaves golpes en la puerta principal.

Abrí la puerta y la miré.

Era ella con un vestido azul marino, ajustado en la parte superior y suelto en lo demás.

Tenía una liga dorada sosteniendo su largo cabello negro. Me observo con seriedad.

-Se a lo que vas.- Dijo acercándose a mi, dejando atrás la puerta, mientras la cerraba.

Trague saliva.

-Diamante negro...- Abrió su pequeño bolso de cuero negro.

¿Tenía una criminal en frente? ¿Había dormido con una persona la cual busca toda la policía de California? Sentí como la cabeza comenzaba a darme vueltas.

-Britannie, tú...- Me sostuve de una de la paredes para no perder el equilibro.

-Sí, soy yo.- Termino de sacar su mano del bolso, me enseño un pedazo de periódico recortado con la fotografía en el.

-¿Por qué no lo dijiste?- Me aleje de ella conmocionado.

La policía. Ella. Yo. 

-Miedo, Miedo.- Susurró y por segunda vez alce la mirada para observarla pero ahora se encontraba con su mirada perdida mirando hacia la ventana.

-¿Miedo? ¿Miedo a qué? Por Dios, la policía en cualquier momento podría llegar y...- Exclamé exaltado y con los nervios alterados.

-¡Miedo a que te vayas!- Interrumpió mientras dejaba caer el bolso de sus manos, las lagrimas comenzaron a salir de sus ojos y a resbalarse por sus mejillas.

Sentí una punzada en el pecho.

No pude decirle nada, me tenía ahí, junto a ella, con ella y para ella. 

Estaba perdido, jodidamente perdido en ella.

La abracé con fuerta y encaje sus labio con los míos.

-Lo siento, Luke.- Exclamó con la voz rota y ahogada por mis besos.

-Por favor, salté de eso, dejá de hacerlo.- Dije con temor mientras limpiaba sus mejillas con suavidad.

-Lo lamento, pero no puedo.- Dijo separándose de mi.

-Britannie, por favor, ¿y si te atrapan y si te hacen daño?- Acune su rostro en mis manos, mientras la miraba con intenso temor. -Sin ti, yo... sin ti no puedo.- Por primera vez sentí como mi corazón se abría para decir todo aquello que yacía escondido en el.

-Ayúdame, Luke...- Susurro con lagrimas de nuevo navegando por sus mejillas, se abrazo a mi con fuerza.

-Bri...- Suspiré tomándola en mi brazos. -Haría cualquier cosa por ti.-

-Tengo que hacer lo que me pide...- Susurró.

- Iré contigo, por favor. - La observe con tristeza. - No dejaré que te hagan daño, no puedo permitirlo.-

Asintió y deprisa me entrego su mascara.

¿Qué? Mi mente se bloqueo por un segundo.

-Por favor, ven a las seis al muelle.- Dijo con rapidez

Me dio un corto beso en los labios y se marcho.

Mire la mascara mientras pensaba en todas aquellas posibilidades que podrían ocurrir a partir de la decisión que tomará en este instante. Sentí el corazón latir con rapidez.

-Bri...- Susurré mirando la mascara.

La decisión estaba tomada.

Y eso lo cambiaría todo.


Amor PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora