Episodio 8: Eric

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- Sabes, Kyle, tengo ganas de invitarte a salir otra vez así que... ¿Estás libre el fin de semana?


Pregunté tranquilamente, abrazando a Kyle por los hombros y procurando tenerlo cerca de mi. Normalmente no lo haría pero al estar tratando de ganar esta apuesta estaba dispuesto a lo que sea.

- Este fin... Supongo que sí...


Tomé esa respuesta como un sí. Me mantuve abrazándolo de camino a su casa y así estuve prácticamente hasta que se despidió y entró a la casa.



Estando en mi habitación traté de concentrarme en la tarea que tenía pendiente ese día, pero por más que trataba de concentrarme cupido yo comenzó a joderme muchísimo sobre la cita del fin de semana, como si no tuviera algo mejor que hacer (posiblemente no).



- ¿Nervioso por tu cita del sábado? Espero que haya diversión en la cama.

- Cállate, imbécil - respondí con un tono serio casi molesto y sin mirarlo, no estaba de humor para su mierda y menos sabiendo que tenía que acabar sí o sí ese ensayo - no haré nada con él, te recuerdo que todo esto es una apuesta nada más, nada de sentimientos reales.

- Bueno... Si tu lo dices...


Al escuchar eso lo miré dejando toda mi atención puesta sobre él. Pregunté a qué demonios se refería pero él sólo se reía así que no tuve más remedio que levantarme para nuevamente tratar de golpearlo con la libreta para exigirle que me explique de qué carajo está hablando, cosa que por cierto no logré.


- No estoy diciendo que haya hecho algo, Eric. Sólo que... Tal vez surjan bonitos sentimientos mientras tratas de ganar esa estúpida apuesta...

- ¡No me gusta el judío, mierda!

Trataba de callarlo pero él sólo seguía riendo y burlándose de mi. Decidí simplemente dejarlo decir lo que quiera e intentar concentrarme en el estúpido ensayo.




Los siguientes días no dejó de joder preguntando si de verdad no me gusta Kyle y la respuesta siempre era la misma: no, es judío e imbécil, ¿cómo podría gustarme alguien así? Además, a veces es insoportable. Pero al parecer el jodido tenía otros planes.


El dichoso fin de semana llegó. Había estado pensando en alguna buena idea para una cita pero al final decidí que sería mejor si sólo la pasamos en mi casa y comiendo palomitas mientras vemos alguna película o jugamos videojuegos, se lo pregunté por mensaje y él estuvo de acuerdo. Y ese sábado pasé a buscarlo a su casa para luego ir a la mía.



No pasó mucho durante el transcurso de las primeras dos horas, al ser mi cita dejé que Kyle escogiera la película y no me habría quejado si no hubiese elegido un puto documental sobre historia mundial. Fueron casi dos jodidas horas en las que juré moriría de aburrimiento como Kenny, tenía muchísimas ganas de ver algo más entretenido. Estaba por decírselo a Kyle (o más bien, quejarme al respecto) cuando sentí un peso extra en mi hombro, voltee a ver y me dí cuenta que ese judío se había quedado dormido y al parecer cree que mi hombro era una almohada o algo así.



- Carajo Kyle - suspiré, tratando de apartarlo pero él siempre volvía a acomodarse sobre mi hombro - si ibas a elegir algo para ver mínimo que no sea algo tan aburrido que haga que te quedes dormido.



Por un momento lo miré, jamás había apreciado su rostro así de cerca ni por tanto tiempo, me dí cuenta de que era bastante lindo: sus pestañas además de también ser coloradas eran algo largas, sus pecas estaban perfectamente repartidas (casi de manera simétrica diría yo) por sus mejillas y sus rosados labios podrían tentar a cualquiera, sumado a eso la tranquila expresión que ponía al dormir hacían que sienta mis latidos acelerarse y... ¡¿Qué carajo estoy pensando?! Seguramente esto es culpa de yo cupido... ¡Sí, es eso! ¡Para nada me estoy fijando en ese idiota!



Como sea, al final sólo le presté un cojín y una frazada para que duerma mientras que yo iría por algo de comer. Sigo pensando que esto es culpa de yo cupido, y no sería ni la primera ni la última vez que trate de confundirme así.











































































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