El Laberinto Eterno: Aventuras en un mundo laberintico

Capítulo III: El arduo comienzo de la aventura

—"Runa de aumento, permite lanzar una runa a un aliado que aumentara la fuerza de su siguiente ataque" eso es lo que dice mi habilidad ¿En serio solo sirvo para esto, mejorar y correr? Yo quería golpear gente —Gael tenía una sonrisa algo complicada, no sabía qué hacer en este caso así que hizo lo que mejor se le daba.

—¿Y cómo piensas usar tu habilidad si no tienes runas? O toda poderosa monja pobre —El tic en el ojo de la chica y la mirada matadora le dio a entender que funciono sus provocaciones.

—¿Y si usas una piedra simple? Las runas vienen gravadas en una piedra normalmente —La otra chica extendió su mano dándole un piedra común y corriente.

—Para que sepas elegido idiota, si tengo runas en el inventario, pero probare la idea de Cloe porque ella es un amor —Su pecho se inflo al empezar a respirar, lentamente pero constante, abrió los ojos enfocando a su amigo y luego lanzo con todas sus fuerzas la piedra, choco bruscamente contra su cara.

—¡Ah! —Gael cubrió su cara donde fue golpeado

—O-oye niña cuidado, con eso no se juega —El hombre de la lanza se preocupó, después de todo fue un golpe fuerte.

—No, tranquilo estoy bien —Gael palpaba el lugar donde lo golpearon —No me ocurrió nada, supongo que es aquella habilidad pasiva de reducción de daño, pero igual me asuste —Una vez más sonrió levantando el pulgar.

—Ups, disculpa, falle, que tonta soy —En un intento poco disimulado la chica se golpeó la frente con su palma, obviamente nadie le creyó —Ok, ok, solo bromeo —Entre risas la chica agarro otra piedra más pequeña del suelo cercano —Ok ahora si lo hare bien —Una vez más la chica repitió el mismo proceso, pero esta vez, la piedra acumulo un pequeño brillo color rojo y una forma apareció en la superficie.

Con una moderada fuerza la lanzo, aquella piedra roja acumulo más brillo a medida que viajaba, cuando llego cerca de Gael se desvió y lo rodeo, el brillo fue pasado hacia su cuerpo.

—¿Que tal chico, te sientes bien? —El mayor puso una mano en el hombro al chico, estaba un poco más cálido de lo normal.

—Si, se siente como si hubiera tomado mucha cafeína o algo así.

—¿Tienes alguna habilidad que podamos usar para probarlo?

—No lo creo Cloe, parece que por ahora todas mis habilidades son pasivas, pero podemos probar con esto —Camino lentamente a una roca al lado del camino, con un simple golpe la atravesó, su brazo quedo dentro de la gran piedra —Wou, la verdad si funciono Laia —Volteo con una gran sonrisa, pero al ver a su amiga hizo una mueca de disgusto.

—Ehhhh, el Héroe elegido solo tiene habilidades básicas...que útil —Su amiga se burló.

—Cállate chica de iglesia pobre.

—Te voy a matar idiota.

Laia atrapo la armadura de la Gael y lo movió de un lado a otro, el chico intentaba quitársela de encima empujándola con las manos y los pies en una batalla algo tonta para la situación actual.

—Ejm ¿qué tal si la usas en mí y uso mi habilidad de la flecha? —Ambos chicos se detuvieron ante la sugerencia de su amiga.

—Como es que mi hija es la más normal de ustedes —La decepción y sorpresa abundaba en los ojos del mayor.

—Tranquilo papa, es que ambos solo tienen una neurona y la comparte, siempre ha sido así.

—Mejor vayamos al pueblo que nos dijo el gigante de la armadura a ver si podemos volver a nuestro mundo, si vemos a una de esas criaturas nuevamente pueden jugar con su... ¿magia? —Se notaba que aún no lograba acostumbrarse a este nuevo ambiente.