El Laberinto Eterno: Aventuras en un mundo laberintico

Capitulo VII: La imaginación del combate

El miedo comenzó a invadir a las personas cuando lentamente el sonido de las ruedas se iba desvaneciendo, el tren iba perdiendo inercia a cada segundo y los rugidos eran audibles desde el exterior.

Un pequeño grupo iba caminando en dirección a la cabina, el traje negro y la reluciente armadura de los que lideran el grupo tranquiliza un poco a los pasajeros que miraban hacia afuera.

—Con permiso— Canturreo el ladrón azotando la puerta de la cabina violentamente— ¿Cuál es la situación?

—¿Podrías no abrir la puerta así? —Un tic en el ojo del maquinista era bastante visible— Unos Nikapis no quieren quitarse de las vías

—¿Ni qué? —Virtuosa giro ante la pregunta de Cloe

—Como explicarte esto —La chica floral llevo su mano a su barbilla— Es como un animal cuadrúpedo, con mucho pelo, un pico y sus patas son retractiles las doblan dentro de su pelo y cuando se sienten amenazados las extienden para verse más agresivos.

—Que bicho más raro.

—Normalmente no son agresivos, pero si algo los altera y son muchos pueden usar su pelo para atacar, es realmente duro.

Rubén y Laia casi caen al suelo mareados al intentar seguir con la visita al maquinista, sonido de las palancas y los botones se reproducían rápidamente, el maquinista se movía se un lado a otro, cada vez que tocaba algo se escuchaba un sonido metálico en algún lugar del vagón.

—¿Oye, no crees que es excesivo la cantidad de defensa que estás activando para unos Nikapis?

—Últimamente muchas criaturas andan muy agresivas, mejor prevenir que curar. —El maquinista mato con la mirada a Lad, parecía no agradarle

—¿Es solo una manada?

—¿Acaso quieres más? Una sola manda ya tiene alrededor de cuarenta de esas cosas.

—Perfecto, servirán para entrenar. —El maquinista le iba a refutar, pero al darse la vuelta Lad ya no estaba, el hombre salió corriendo a pesar de las advertencias del conductor.

Virtuosa abandono la cabina tan pronto como lo hizo su compañero, en cambio, los tres viajeros miraban confundidos a todas las direcciones sin saber que hacer, basto con una mirada del maquinista psicópata para ahuyentarlos y perseguir al ladrón y su armadura compañera.

—Escuchen chicos, presten atención en todo momento a lo que el idiota este y yo les digamos, no vayan a hacer tonterías.

El equipo conformado de forma espontánea bajo del tren, ligeros gruñidos que le ponían la piel de gallina a los extranjeros se escuchaban a la distancia.

—Bueno antes de acercarnos déjenme enseñarles algunas cosas, lección uno, les explicare en que se especializa sus clases —La chica de la armadura señalo al mayor del grupo— Rubén tu eres un paladín, tus atributos de defensa son los mayores entre ustedes tres, a cierto nivel podrás detener el aliento de un dragón sin problemas, aunque tu lanza es una opción extraña no es mala, pero céntrate en conocer a tu enemigo y proteger a tus aliados y serás la muralla más fuerte de un castillo.

—En cuanto a Cloe tú tienes la clase de Arquera especializada en magia, tus flechas están reforzadas con poder mágico, incluso puedes hacer flechas de tu propio mana, pero ten cuidado de no acabar tu propio mana o el del ambiente, ten siempre una forma de recuperar tu tanque mágico.

—¿Tanque mágico? —Cloe arqueo una ceja con duda.

—Oh, claro me falta explicar eso, los seres que podemos usar magia tenemos una cantidad limitada, algunos más que otro, para ejemplificarlo en las escuelas lo grafican como un tanque con algún líquido, mientras mayor sea tu tanque, más mana tendrás, con suficiente entrenamiento podrás tener un tanque de mana superior.