— Necesito que lo repitas, nuevamente.— Ruedo los ojos, ya cansada. Es la tercera vez que se lo repito.
— ¿Tienes alguna discapacidad auditiva o mental que yo desconozca?— Replicó, cerrando mi casillero y encontrando demasiado cerca los profundos ojos y nariz respingona de Livia.
— Eso fue sumamente insensible, incluso para mi.— Nos mezclamos en el agitado ambiente de un Jueves en la mañana. Matemáticas es la única clase que compartimos y desafortunadamente es nuestro primer periodo. — Contesta mi pregunta, Taerin Copper. — Intenta un tono serio, pero solo me hace reír.
— Voy a asistir de tutora, para Isaac García. — Repito en un tono lento y pausado. Con la esperanza que no lo tenga que volver a repetir.
— ¿Porque?— Pregunta mientras nos adentramos en el aula a medio llenar, ubicándonos en nuestros puestos de siempre.
— La profesora Brow le hizo un comunicado a la directiva escolar. Al parecer estaba bajando sus notas en su clase, así que solicitan estas ayudas para que estudiantes de buen rendimiento no se vean afectados. — Sacó mi lectura actual mientras tanto, aún falta un poco para que la maestra llegue.
— ¿Cuanto bajo su nota?— Saca sus audífonos y los conecta mientras la pregunta brota de sus labios. Es claro que eso no le importa mucho, pues la pregunta se despide en automático de su boca, casi sin pensar.
— Un quince por ciento de su nota.— Livia me mira con una expresión de notorio desentendimiento. —Probablemente si tenia una A haya bajado a una B. Y si tenia entre 80 y 85, la C que tiene está rozando la D. —
— Calificaciones Mediocres, es obvio que Brow le llamaría la atención. — Rueda los ojos en clara molestia. Estoy de acuerdo con ella, la profesora de Historia es muy conocida por ser sobre exigente con todos.
Nos sumimos en un cómodo silencio y dejamos que la mañana pase con naturalidad.
[...]
Estoy estoy de espaldas al la fila de la cafetería. No estoy necesariamente hambrienta ni tampoco tengo ganas de pararme y esperar a recibir una comida que no voy a tocar. Estoy envuelta en las páginas de mi libro cuando siento una presencia sentarse frente a mi, instintivamente mis ojos se mueven en dirección a la persona esperando encontrarme a Livia.
Sin embargo, son unos ojos cafés con los que conecto. Isaac está sentando frente a mi con una expresión sería, sus codos apoyados en sus rodillas mientras me mira directamente a la cara.
Me siento innecesariamente inquieta bajo su intensa mirada.
Posó el libro en mi regazo y le presto mi total atención. — ¿Pasa algo? No te ves contentó hoy. — Me abstengo de recordarle que tampoco contesto mi mensaje ayer para ponernos de acuerdo con las dichosas tutorías.
— Si, bueno, no del todo. En fin, no importa.— Se atropella con sus propias palabras mientras sus manos se mueven y sus mejillas se inflan. Recién me doy cuenta que es bastante cachetón. Es tierno. — Quería ofrecerte una disculpa, tuve una situación y no pude responder tu mensaje. Vine en persona para acordar todo. Creo que es mejor así.
Asiento y saco mi agenda junto un bolígrafo para anotar todo. Cuando vuelvo mi atención a él lo encuentro jugando con sus dedos. ¿Estará nervioso? Es muy conocido por ser confiado y burlón. Lo que sea que le haya pasado ayer debió haber sido malo.
— Comencemos por separar los días.— Anotó en mi libreta bajo su atenta mirada. El asiente.— Tenemos varias opciones, podemos separar ciertos días a la semana, hacerlo todas las tardes después de clases o incluso los fines de semana. Cualquiera que elijas está bien.
— No tengo muchas cosas que hacer en las tardes, pero no puedo durante días de escuela. — Sigue jugando con sus dedos mientras me mira. Entiendo porque, los Walters tienen un raro sistema en cuento a la hora de salida; todos salen a una hora en específico, si no los alcanzaste te quedas. Lo descubrí luego de que abandonaran a la chica nueva el mismo día que llegó. Hacemos un pequeño contacto visual, pero un ruido nos roba la atención.
Livia se sienta en la silla que está a mi costado con un ligero suspiro. Cuando se da cuenta que la estamos observando atentamente sonríe y me dedica una mueca. Quiere que la presente porque está demasiado apurada por comer, como siempre.
— Isaac ella es Livia, y Livia ya sabes quien es Isaac.— Ambos asienten en modo de saludo, aunque estoy segura de que Isaac también sabe quien es Livia. La rubia procede a concentrarse en su comida mientras Isaac me dedica una pequeña mirada de confusión. — Ignórala, se va a olvidar de nosotros mientras este comiendo. Prosigue, por favor.
— Lo que quiero decir es, que sería mejor los fines de semana. Si no te molesta.— Es curioso como todos los describen como una persona muy carismática y segura, y ahora mismo se ven tan tímido y tierno como se le permite. No soy ajena a su reputación, es muy guapo y popular, lo que conlleva algunos rumores de varias citas con chicas. Nunca le preste demasiada atención, pero en este instante me resulta muy interesante.
— Me parece bien, nos podemos reunir en The Lark, ¿O tienes en mente algún otro lugar?— Niega con su cabeza, ya un poco más concentrado en mantener la mirada fija a mis espaldas.— Bien, ¿A qué hora te parece mejor?
Se remueve incómodo en su silla y se endereza sobre esta. Al hacerlo se ve más evidente su altura, e incluso, se ve más imponente. — ¿En la tarde está bien? Tengo algunas cosas que hacer por las mañanas.
— Me parece bien. Después voy a necesitar que me pases tus apuntes de la clase. — Dejó de apuntar en la agenda para mirarlo directamente. Pero su cara es puro ceño fruncido y los ojos están bien clavados a mi espalda. Volteo a ver a Livia pero ella también tiene una mirada de mil muertos a mis espaldas. Terminó por fijarme en qué hay detrás de mi.
Ryan está con su estupido grupito de jugadores mirando fijamente a nuestra mesa. Su mirada conecta con la mía y el estómago se me revuelca y un azote de escalofríos me recorre la columna de mi espalda. Su mirada me desnuda y me hace sentir al borde de un acantilado oscuro y profundo. Una nube de tensión se crea en el ambiente, pero el mínimo movimiento de Ryan me pone alerta. Antes de siquiera pensarlo, recojo mis cosas junto con las de Livia. Esta misma se para de su silla mientras yo obligo a Isaac a salir con nosotras de la cafetería mientras lo halo de la muñeca.
— ¿Que fue eso?— Isaac suelta bruscamente mi mano y me mira con molestia.
— ¿Conoces a Ryan?— Fue Livia quien le respondió con el mismo tono molesto. Le extiendo su mochila medio abierta, espero haber recogido todo lo suyo, no me apetece volver a la cafetería. Ella la toma pero su mirada sigue puesta en el pelinegro. Son casi de la misma altura, aunque puede que se deba a las botas gruesas que está usando la rubia.
— Todos saben quien es Ryan, un bastardo con la suerte de saber jugar en el campo. — Me mira y la ausencia de palabras completan su oración. Mi ex novio.
Le rehuyó a su mirada y me limito a pedir disculpas por la escena dramática por culpa de Ryan.
Es lo que acostumbro a hacer desde que lo conozco. Disculpa tras disculpa, incluso si yo nunca fui responsable. Ryan nunca fue bueno aceptando sus errores y mucho menos disculpándose por sus acciones. Siempre me arrastraba a mi en sus injustas locuras y yo solo seguía órdenes, como cual dueño que pasea a su perro. Estoy consciente de que abusa de mi sentido exagerado de remordimiento y cargo de conciencia, usándolo a su favor. Pero me e acostumbrado a la sensación de dominio que el impone sobre mi, así que lo único de lo que soy capaz es de correr y alejarme de él. Aunque nunca funciona. Le pertenezco a Ryan, no importa cuanto lo odie o cuánto luche, el siempre gana.
Es como un tatuaje. Ryan nunca se va, nunca lo hará.
![](https://img.wattpad.com/cover/360555705-288-k433432.jpg)
ESTÁS LEYENDO
HOPELESS || Isaac García
FanfictionHOPELESS || ❝ Regálame tu corazón, déjame entrar a es lugar; donde nacen las flores, donde nace el amor...❞ Isaac y Tami, completos desconocidos, se ven obligados a pasar tiempo juntos forzosamente. La idea no parece ser muy entretenida, pero el pel...