Cuatro

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The Lark se encuentra tranquilo como siempre. El olor a café inunda el ambiente y me relaja, aún con con el ligero bullicio a mi alrededor. Me concentro en el módulo que le pedí a la señorita Brow sobre el curso de Isaac. Me fijo en la hora, aún faltan unos veinte minutos para la hora de encuentro con Isaac pero llegue hace una hora. Me gusta este sitio, me brinda paz y tranquilidad en comparación a las heladas y vacías paredes de mi casa.

El clásico americano frío baja por mi garganta mientras yo me dejo seducir por el delicioso sabor. Hay muchas cosas que yo destaco como especiales en mi vida, probablemente por la necesidad de llenar vacíos emocionales constantemente, y sin embargo podría seguir añadiendo cosas nuevas todos los días. El café definitivamente es una de esas cosas especiales. Disfruto cada gota mientras noto la dosis de cafeína en cada sorbo que doy, eso solo me hace un poco más feliz. Son cosas tan mínimas que son tan necesarias.

Eres una enamorada de la vida.

Sonrió al reconocer que la voz en mi cabeza es la usual frase de Livia cuando me ve en estos momentos de dramatismo. Es gracioso, porque el dramatismo le agrega emoción a mi vida. Mientras miro mi vaso a medio llenar, no puedo evitar pensar en lo sola que estoy. Aquí en The Lark, en mi casa, en mi cuarto, en todas partes. Tengo a Livia, y una cantidad numerosa de compañeros a los que solo les parezco bonita y amable. Pero siempre siento que me falta algo. Amo a Livia con toda mi alma, estaría dispuesta a morir en su nombre, pero me siento incompleta gran parte del tiempo. Hay algo que no han logrado llenar los libros, la música, las flores, el café, Ryan o Livia. Ni siquiera yo misma. Y todo esto me lleva a romantizar cosas tan triviales como un café frío común y corriente.

Es la dicha de estar sola; Te enamoras de tu soledad pero, ¿Quien se enamora de ti?

Lo que pensé que fue un pequeño lapso de tiempo sumida en mis pensamientos se vio interrumpido por el crujido de la silla frente a mi. Isaac me mira con una tensa sonrisa mientras se acomoda en dicho lugar. Lo examinó sutilmente. Lleva un suéter oscuro y unos pantalones claros holgados. Deja caer su mochila y me mira directo a los ojos. — ¿Hace cuanto estás ahí? Creí que habíamos acordado a las cuatro de la tarde.

Su tono es curioso, suena con más seguridad a diferencia de nuestra platica el jueves.

— Lo hicimos, pero tenía unos deberes que hacer así que aproveche el tiempo.— Replico mientras el saca sus apuntes bastantes desordenados. Suelto una pequeña carcajada al ver la cantidad de pápales sueltos, a lo cual el se limita a sonreír muy ligeramente. — Aprecio tu organización, se ve que trabajas duro en ella.

Bromeó, porque se que estas secciones de estudios pueden alargarse por mucho tiempo y quiero, al menos, impartir un poco de comodidad y confianza. Por el bien de los dos.

Solo rueda los ojos ante mis burlas. Al instante nos ponemos en marcha con los planes de estudio y los repasos. A medida que pasa el tiempo me doy cuenta de que Isaac García es más que un chico guapo y divertido. Es relativamente muy buen compañero, durante lo que pensé que serían un par de horas de pura incomodidad, el se desenvolvía en los temas y su personalidad segura y coqueta hace que las conversaciones fluyan y que esto sea realmente agradable, incluso si en un principio el no parecía muy contento con la idea. También es muy inteligente y tiene un genio muy rápido, aunque la Historia definitivamente no es su fuerte. Estamos estancados en la Revolución Francesa, justo en medio del golpe de estado cuando literalmente me dijo que no recordaba porque era el golpe político y social.

— Isaac, te explique eso hace unos ciento minutos.— Mi ceño se frunce y el solo me mira con frustración. — Mientras los reyes y las personas de alta sociedad disfrutaban de lujos y dinero en exceso, el pueblo se sucumbía en miseria y tratos infrahumanos. ¿Puedes recordar los nombres de los reyes? — Solo hubo silencio ante mi pregunta.— ¿El de la reina siquiera?— La cara de Isaac tiene una mezcla de vergüenza y diversión mientras el silencio se prolonga unos segundos más. Bufo ante la derrota y me echo contra el respaldar ahogando una risa.

HOPELESS || Isaac García Donde viven las historias. Descúbrelo ahora