Capitulo 3

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- Mile le pregunta. --"¿Qué planes tienes para mañana?

-Querrás decir para hoy -Apo suspiró-. Son las dos de la mañana.

-¿Y qué planes tienes para hoy?

-Dormir, dormir y dormir. Estoy deseando tener una aventura amorosa con mi cama hasta el lunes.
¿Por qué había tenido que decir eso? Imaginarlo desnudo bajo unas sábanas de seda hacía que se volviera loco.

Desnudo, con las piernas enredadas en su cintura...

-Qué bien -murmuró, con voz ronca.

-¿Y tú? ¿Qué piensas hacer tú?

Si fuera listo, llamaría a alguna amiga oh algún amigo. Tal vez eso lo ayudaría a olvidar tan peligrosas fantasías...

-Al contrario que tú, me levantaré muy temprano. Además, le prometí a Ramsey que lo ayudaría a levantar una cerca.

-Tara me ha dicho que no vives en las tierras de tu familia.

-Aún no estoy preparado para construir una casa en el campo y, por el momento, me gusta la mía. Tengo una empleada que va un par de veces por semana a limpiar y hacerme la comida, con eso tengo suficiente.

Poco después lo acompañaba a la puerta de su casa, aunque el le había dicho que no era necesario. También lo había dicho la otra noche, pero no le había hecho caso.

-Gracias por la cena... y por acompañarme.

-Me gustaría entrar para comprobar que todo está bien.
Apo puso los ojos en blanco.

-¿Tú crees que es necesario?

-Después de lo que le pasó a Keisha el año pasado, me quedaría más tranquilo.

La mujer de su primo Canyon, Keisha, había llegado una noche a su Casa y la había encontrado destrozada.

-Como quieras -asintió Apo-, Todo sea por tu tranquilidad...

Ignorando el sarcasmo, Mile entró en la casa y miró en las
habitaciones, en la cocina y los baños. Luego volvió al salón y la encontró apoyado en la puerta, de brazos cruzados.

-¿Satisfecho? -le preguntó Apo irritado.

De repente, un ansia inesperada se apoderó de él, Se dijo a sí mismo que debería irse de allí sin mirar atrás, pero no podía ignorar aquel anhelo que le impedía respirar.

Se acercó a Apo, despacio, y lo tomó por la cintura, el contacto de su piel le provocó una descarga eléctrica.

Antes de que Apo pudiese decir nada, buscó sus labios para liberar esa ansiedad. No recordaba el momento en el que el empezó a devolverle el beso, lo único que sabía era que lo hacía y con un ardor igual al suyo.

Mile Se apretó contra el para que sintiera lo excitado que estaba mientras sus lenguas bailaban en un duelo tan sensual que no sabía si los gemidos que escuchaba eran de Apo o de él.

No sabía lo que habría durado el beso si no se hubiera apartado para buscar oxígeno, pero lo hizo, con desgana, mirando esos brillantes ojos pardos color miel.
Parecía asombrado, seguramente tanto como él.

-Sí, ya estoy satisfecho. Muy satisfecho -dijo en voz baja.

Luego abrió la puerta y salió de la casa.
Apo se quedó donde estaba. Atónito. ¿Por qué había vuelto a besarlo? Y, sobre todo, ¿por qué lo había permitido el?, No podía decir que no sabía lo que hacía porque recordaba cada roce de su lengua...

No se había contenido en absoluto, había sido tan agresivo como él.

¿Qué decía eso de el? ¿Qué pensaría Mile?

Un Hombre Auténtico Y UnicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora